Quédate conmigo

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Era humana por fin, completamente humana. Lena, Kara y Alex lo habían conseguido. Me habían librado de Reign y les estaba sumamente agradecida. 

Alex... Me sentía rara con ella. Había una atracción entre nosotras difícil de explicar. Era tan buena y tan amable con Ruby, que verlas juntas me derretía el corazón. 

Mi niña la quería muchísimo. Siempre me pedía invitarla aquí o allá, y por supuesto lo hacía. Me encantaba tenerla con nosotros.

A veces la veía mirarme, con una sonrisa en la boca e, inmediatamente, desviaba la mirada sin dejar de sonreír. Yo me sonrojaba a menudo, pues me hacía sentir cosas que yo no quería sentir.

Me daba miedo. Me aterraba lo desconocido, y sentirme atraída por una mujer lo era. Quizás me sintiera rara estando con ella en la intimidad, quizás sólo quería besarla, y eso no era una relación, quizás sólo fuera curiosidad. No podían gustarme las mujeres. Me negaba a admitir eso.

-Ha sido genial, mamá- me dijo Ruby cuando entró en casa acompañada de la pelirroja- Le he ganado. ¡Por fin he conseguido ganar a Alex en el billar!

-Me alegro, cariño- reí, mirando a mi amiga- Ella es muy buena en eso.

-¡Lo sé! ¡Ahora yo lo soy más!

Se fue a su cuarto a hacer sus deberes para el día siguiente y Alex se ofreció a ayudarme a continuar preparando la cena.

-¿Te quedas con nosotras? Podemos preparar una ración más.

-Me encantaría- me sonrió-.

Nos movíamos de un lado para otro, cortando, pelando, machacando la comida, y nos rozábamos al pasar de manera inevitable. 

Mi cuerpo quería ir a ella y besarla, pero me contuve, como siempre hacía.

-¿Y qué tal con Ruby? ¿La dejaste ganar?- pregunté intentando pensar en otra cosa-.

-Dijo que os iríais- soltó de repente, ignorando mi pregunta- Que regresaríais a Metrópolis.

-Ese era el plan.

-¿Era?

-No sé si regresar, Alex... Ahora ya no sé.

-¿Y qué ha cambiado?- me preguntó intrigada-.

-Bueno, he de reconocer que me gusta estar cerca de mis amigos. Está Lena, también Kara y... bueno... tú también. No puedo alejarme de ti- le dije mientras la miraba, con el cuchillo de picar las verduras en la mano-.

Alex se acercó a mí y me lo quitó con delicadeza de la mano, para posarlo en la encimera. Yo estaba inmóvil, dejándola actuar. Entrelazó sus dedos con el pelo de detrás de mi nuca, viéndome a los ojos. 

Se fue acercando poco a poco, cambiando su mirada hacia mis labios, hasta que los juntó con los suyos. Me sentí dichosa, nerviosa y embriagada por el tacto suave de su lengua cuando la introdujo en mi boca.

Un segundo después, la sensación de terror, de inseguridad y de negación me envolvió de nuevo y me alejé de ella.

-Lo siento, Alex, yo...

-Está bien- contestó- No te preocupes... Pensé que sentías lo mismo que yo, no importa.

Estaba triste y era culpa mía. Yo sí sentía cosas por ella, pero me daban pánico. Aún así, podía habérselo dicho en voz alta, pero no lo hice.

Continuamos con la cena prácticamente en silencio. Yo no sabía qué hacer para romper aquello, y a ella no le apetecía hablar. Llamamos a Ruby al terminar y se sentó a la mesa entusiasmada al ver a Alex allí.

Perdona  AGENTREIGN (One Shot) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora