Ya era muy tarde y por primera vez en mucho tiempo, había asistido a una fiesta sin tomar una gota de alcohol y no fue únicamente porque tenía la atención de mi papá.
Si no porque quería recordar cada momento de la noche.
El proyecto finalmente había terminado, por primera vez en 11 meses era libre para hacer lo que quisiera, sin que me detuviera el maldito profesionalismo que tanto me inculcaron mis padres, una vez libre no puedo esperar más , mi instinto me dice que vaya hacia Joaquín y le cierre la boca de un beso, ya que en toda la fiesta no ha parado de hablar.
Poco a poco observo como la gente se va retirando hacia sus habitaciones, quedamos muy pocos cuando veo que Joaquín se levanta y comienza a despedirse de todos.
—Buenas noches Emilio, nos vemos mañana— Me dice y yo solo me limito a asentir y a corresponder su abrazo.
Mañana regresamos a la cuidad de México, este viaje a Huatulco solo reafirmó lo que siento por Joaco, y no puedo esperar más para decírselo.
Espero 20 minutos más en la fiesta y comienzo a ponerme ansioso, me levanto y me despido de todos agitando la mano. Salgo de la fiesta de clausura de las grabaciones, comienzo a caminar por los pasillos del hotel buscando su habitación.
Cuando por fin encuentro su puerta mi corazón está a mil por hora y antes de acobardarme toco vigorosamente, espero lo que parece una eternidad y justo cuando estoy a punto de tocar de nuevo, la puerta se abre de golpe.
—¿Qué pasa Emilio?— Pregunta con una voz extremadamente tierna, sigue vestido igual que como salió de la fiesta lo cual me tranquiliza, por un momento pensé que lo había despertado.
—¿Puedo pasar? Necesito decirte algo— digo mirandolo directo a sus ojos
—Claro pasa— Dice apartándose de la puerta y cerrando detrás de mi —¿Qué sucede?— pregunta girándose hacia mí.
Suspiro tal vez muy dramáticamente y me quedo en blanco por un momento. No puedo creer que estoy a punto de hacer esto, mi corazón esta muy agitado y siento como la sangre sube a mis mejillas, tengo que hablar tengo que decirlo YA.
—ME GUSTAS— Escupo las palabras que más bien fueron un grito, por la desesperación de el momento. Él abre ligeramente su boca dando a entender que tiene algo para decir, pero simplemente se queda mudo, puedo notar la confusión en su cara.
—Hemos estado juntos 11 meses, y al principio pensé que era algo de Aristóteles, pensé que confundía mis sentimientos, pero era yo, Emilio—digo tocando mi pecho. —Quien quería llegar al set para verte, el que se emocionaba cada vez que leía en el guión que tenía que abrazarte, el que celebró cuando se enteró que tenía que besarte , era yo y soy yo el que en realidad te quiere a ti Joaquín, no Aristóteles.
Joaquín solo me observa con atención, empiezo a creer que no fue la mejor forma de soltarlo así que retrocedo un poco.
— Y sé que tal vez tú no sientas lo mismo que yo, pero se acabó, no me detiene más el "profesionalismo" de terminar con el proyecto y tenía que decírtelo si no iba a explotar—
