Capítulo 1. ¡Hola Mullingar!

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Todavía no me creía que fuese a viajar a Mullingar, quedaban sólo 3 días para ir. Fui a mi habitación para hacerme la maleta, y mientras metía la ropa pensé que iban a ser 3 meses los que estuviera allí, con lo cual tenía que llevarme toda la ropa de verano. Salí de mi habitación y me dirigí a la cocina.

-Tía, me tengo que llevar toda la ropa de verano al viaje, ¿no? -pregunté mientras cogía un vaso de agua.

-Bueno, yo había pensado en que podíamos ir tú y yo al centro comercial a hacer unas compritas para renovar el armario -me sonrió.

-¡Sí! Me parece genial, esto de que nos toque la lotería es algo único -dije entusiasmada, con la mala suerte de que en unos de mis saltitos de alegría se me escapó el vaso de la mano.

CLASH

-Ups, ehm... ha sido... sin querer... -susurré, dando pasos hacia atrás para huir en 5 segundos.

-¡Eh! ¿Dónde te crees que vas? Coge la escoba y el recogedor y limpia este desastre -dijo mi tía señalando un armario, en el cual se encontraban los objetos que me tocaba utilizar para recoger aquella catástrofe.

-Jo, te he dicho que ha sido sin querer... Menos mal que no tenía agua.

Me dirigí al armario y sólo al abrir la puerta cayó de inmediato la escoba, dándome justo en la frente.

-¡Ah! ¡Joder! -dije frotándome la frente.

-¡Niña! Vigila ese vocabulario -gritó mi tía.

-Lo siento... -dije sin ánimos- hoy no es mi día -susurré.

Limpié los trocitos de cristal que habían esparcidos por el suelo y volví a guardar la escoba y el recogedor. Pero antes de abrir la puerta del armario, me situé a un lado de éste para que, cuando abriera la puerta, si algo tenía que caer, que fuese en el suelo y no en mi frente. Por suerte no cayó nada y puede guardar los utensilios con seguridad.

-Tía -la llamé situándome a su lado-, ¿cuánto le queda al pollo? Tengo hambre... -dije acariciando mi barriga.

-Le falta poco ya, ve poniendo la mesa -dijo sin apartar la vista del horno.

-Bueno, es que yo... me tengo que ir a coger una cosa a mi habitación -dije intentando librarme de la tortura que es poner la mesa.

-De eso nada, tienes 15 años, los suficientes como para saber poner la mesa, SIN QUE SE TE CAIGAN LOS VASOS.

-¡Por eso! Vamos a evitar ese tipo de accidentes y pones tú la mesa -me di la vuelta-. ¡Estaré viendo la tele!

-¡Eh!

-Ya voy...

Puse la mesa, comimos, echamos la siesta y... ¡COMPRAS! Eran las 19:00 pm. Me fui a vestirme y emprendimos la marcha al centro comercial, el paraíso de la ropa.

Al fin pude comprarme toda la ropa que yo quería, sin comentarios del tipo "Eso es demasiado caro" o "No tenemos tanto dinero".

Disfruté como una niña, y al volver a casa no dudé en probarme toda la ropa, inclusive los accesorios.

-¡Tía, tía, tía! ¡Mira como me quedan los tacones! -grité mientras corría con cuidado al salón.

-¡Sonia! No corras con tacones a ver si vamos a tener una desgracia -me advirtió mi tía.

-¿A que me quedan bien?

-¿Qué vas a hacer con tacones en Mullingar? -preguntó.

-Pasear por los parques y las calles, con las gafas de sol tan guays que me he comprado y preguntando la hora en inglés a todo el que pase, sólo para hacerme la interesante -respondí con una sonrisa de oreja a oreja mientras lo imaginaba todo.

Mi tía se limitó a reír y volví sonriente a mi habitación para seguir probándome ropa.

3 días después

 

-No me gusta nada la comida del aeropuerto -dije disgustada.

-Pero Sonia, tienes que comer algo, no puedes tener el estómago vacío durante todo el viaje -reprochó mi tía.

-Seguro que en el avión nos dan algo.

-Come y calla -se limitó a decir.

Después de dejar las maletas y demás, subimos al avión. El corazón me iba a mil por hora de la emoción que me hacía viajar a Mullingar. Tomé asiento junto a mi tía, al lado de la ventana, para poder observar el paisaje cuando lo deseara. Aunque no lo observé mucho, ya que a la media hora me quedé dormida sobre el hombro de mi tía.

Mi tía me despertó para avisarme de que estábamos a punto de aterrizar. Miré a mi izquierda para mirar por la ventana, pero estaba cerrada. ¿Quién la había cerrado?

-Abróchate el cinturón -dijo mi tía.

-Ay, está atascado -dije tirando de él.

Mi tía resopló y me lo abrochó enseguida. Me quedé con los ojos como platos mirándola, ¿por qué ella sí y yo no?

Después del aterrizaje (que para unos era un infierno, pero para mí era como una atracción), bajamos y miré a mi alrededor.

-Hola Mullingar -sonreí.

Hola caracolas xd. Ya veis, que me ha dado la picá de subir antes el primer capitulo, y aquí lo teneis :D. El fin de semana intentaré subir otro (obsly). Votad y comentad, y difundir la novela, por favor <3.

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⏰ Última actualización: Sep 24, 2014 ⏰

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