It's Delicate (Kaylor)

•CAPÍTULO 2•

El estridente sonido de la alarma  retumbaba en la habitación acabando  con el tranquilo silenció de las mañana, eran las 7am y Taylor seguia durmiendo, la joven estaba acurrucada entre las mantas intentando apaciguar el frio. No fue hasta que sintió un peso sobre sus piernas que abrió los ojos y en medio de un bostezo tanteo su mesita de noche y agarro sus gafas para luego sentarse y estirar sus brazos así estirando sus músculos que dolían producto  de un mal dormir y todo la ansiedad y nervios que envolvían a la chica

-¿Que haces Meredith? ¿Por qué me miras así?- cuestiono una vez que fue completamente consiente de la presencia de su gata

Meredith solo inclino su cabeza, se levanto de sus piernas y se movió  hasta que estuvo a la altura de su rostro para luego maullar con lo que parecía ser desagrado y llevo una de sus patas a la mejilla de Taylor mirándola con cara de muy pocos amigos

-Sabes a veces me das miedo- dijo levantándose y yendo al baño

Una vez se visitó y se arreglo comenzó a bajar las escaleras encontrando a olivia rodando patéticcamente en el piso de la cocina. La compositora no pudo evitar reír sonoramente, sus gatas eran tan raras, a veces creia que parecían más humanas que animales pero las amaba igual

-Taylor- dijo Scott entrando a la cocina, dejando un casto beso en la frente de su hija y agarrando el periódico que estaba sobre la encimera para luego salir e ir a la sala sin decir otra palabra

La rubia solo suspiro y se asomó a la sala -Buenos días papá ¿No quieres desyunar-

-No te molestes y usa bien tu tiempo libre, tal vez puedas intentar estudiar  y aclarar tus prioridades- comento secamente sin levantar su mirada del periódico

Apretando los puños y cerrando los ojos la joven se dio media vuelta -Esta bien, de todas formas ya me voy- murmuro cabizbaja y fue por sus cosas.

Taylor siempre había tenido una muy buena relación con sus padres, desde que era una niña desarrollo un gran vínculo con ambos pero en los últimos meses su relación con Scott fue cayendo en picada. Este era el último año de colegio de Taylor, el próximo ya iría a la Universidad y su carrera siempre fue un tema de debate en su familia, a Taylor le apasionaba la música, ella quería dedicarse a ella, quería poder expresar su talento al mundo y vivir de eso, sin embargo Scott siempre decía que al amor de su hija por la música era solo un hobbie, que pronto se aburriría de tocar la guitarra y escribir canciones tontas.

Pero cuando la ojiazul les dijo a sus padres que se postulo a Juliard para estudiar música y que la habían aceptado Scott se puso furioso repitiendo una y otra vez que no ganaría ni un centavo y que vendría llorando en busca de dinero y un techo donde vivir. El hombre siempre quiso que Taylor estudiara Economía o en su defecto abogacia pero su hija se negaba rotundamente a eso y poco a poco la tensión en la casa Swift se volvía insoportable. En cada cena Scott hablaría de que Austin si seguiría sus pasos y se convertiría en un hombre exitoso mientras que Taylor lucharía por llegar a fin de mes. Y Andrea... Andrea no decía mucho, apoyaba la decisión de Taylor pero en el fondo pensaba igual que su marido y se lo había dejado muy claro a la ojiazul en varias oportunidades

Luego de que recogió sus cosas, Taylor
tomo su auto y se dirigió al Instituto. Media hora más tarde se encontró con
Ed en los pasillos, ambos tuvieron una pequeña charla y luego  fueron juntos a la clase de arte ya que era una de las pocas que ambos compartían

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La clase de arte era aburrida, no porque a Ed y a Taylor nos les interesara sino que el sr.Lukas era la persona menos indicada para enseñarla. El arte se trata de expresarse, de conectarse e inspirarse, el arte es como la música, se necesita pasión para que funcione pero el sr. Lukas solo explicaba en la monotonía, él se veía aburrido y exasperado cada vez que hablaba de dibujar o pintar y eso mataba todos los animos por asistir a clase. A veces buscaba salir de lo cotidiano pero su poco entusiasmo opacaba el interés y condenaba a todos a tener las dos horas más tediosas de su vida