22. sentimientos

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¿Cuánto tiempo llevaba sentado en el mismo lugar?, solo Merlín lo sabía

Cualquiera diría que eran segundos, quizá algunos minutos por la expresión imperturbable de su rostro y la elegante postura en la que se encontraba, pero eran sus ojos los que lo delataban. Hinchados de sangre cual si fuesen a explotar de un momento a otro y la vena de la sien que seguía palpitando aunque en menor intensidad.

Los remordimientos y culpas lo estaban destrozando al ver el cuerpo inerte de la mujer que tanto amaba y que, de acuerdo a su propia conciencia, él mismo la había orillado a ese estado de profunda depresión que la había hecho no tener las fuerzas suficientes para albergar en su vientre a su pequeño de 3 meses de gestación.

En su mente resonaban las palabras del medimago que claramente se lo había dicho “ha tenido un aborto debido a la tensión nerviosa en la que se encuentra, pero se encuentra en este estado desde hace ya bastante tiempo porque las pócimas no están surtiendo efecto”

¿Cuánto tiempo?, desde que había caído en sus manos

“Lo que más me extraña”, le había dicho el medimago, “es que es como si no tuviera deseos de despertar, como hubiera perdido todo deseo por seguir adelante, como si….”, ¿Cómo si prefiriese morir?, quizo preguntarle pero el temor a la respuesta fue lo que lo freno.

Ella había perdido el ánimo por vivir y era totalmente comprensible, después de todo hasta el espíritu más inquebrantable se puede romper cuando es sometido como él lo había hecho con ella

Merlín, ¿era mucho lo que él había pedido?, o ¿acaso era tan cruento su crimen que jamás lo terminaría de pagar?

Él solo deseaba una familia de verdad, una familia sin caretas ni protocolos, una familia con la mujer que amaba y que le ofreciera un hogar al cual anclarse, un hijo a quien adorar y un refugio para su atormentado ser.

El quería sentir amado pero más que eso amar, tenía tanto que dar dentro de sí que bien alcanzaba para los dos. Lo único que quería era que Hermione se dejara amar, dejara que él la llenara de atenciones y mimos, que le permitiera concebir con ella su legado de eternidad y verle crecer y educarlo con el amor que sabía que podía darle.

Su padre le había dicho mil veces que los Malfoy no lloraban, menos aún los hombres Malfoy pero por Merlín que ya lo había desobedecido tantas veces y había roto tantas reglas del linaje que el sentir las lágrimas resbalar por sus mejillas ya no suponía ninguna sorpresa ni mucho menos motivo de vergüenza para él.

Incluso, el día que ese infeliz decidió acabar con su padre, se mantuvo toda la noche tragándose el llanto mientras atendía el maltrecho cuerpo de su madre después de los crucios recibidos. Esa noche, a unas cuantas horas de haber enterrado él solo los restos de su padre en el cementerio familiar, se juró a sí mismos luchar por lo que de verdad lo hiciera feliz, luchar por lo que amaba sin prejuicios ni segundas opiniones, sin importarle lo que los demás desearan o creyeran conveniente para él.

Él era el único dueño de su destino y si quería casarse con la mujer que de verdad amaba, debía hacer hasta lo imposible para que ese maldito engendro cayera y Potter se declarara vencedor, de esa forma garantizaría un mundo mejor para ella y una vida en paz para él.

¿Era malo desear la felicidad?, ¿era monstruoso desear fervientemente un lugar mejor donde su hijo corriera y jugara libremente en compañía de sus amigos, quienes fuera que él desease convertir en su amigo?, ¿era un error desear despertar todas las mañanas al lado de la mujer más hermosa sobre la faz de la tierra, venerarla día con día, vivir para verla feliz, para cumplir sus deseos, para aspirar a compartir sus últimos días a su lado?

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⏰ Última actualización: May 08, 2019 ⏰

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