Capitulo 1

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Y ahí estaba, yo, una mujer tan simple con una vida un poco fuera de lo normal, sentada en el borde de mi cama, despeinada y con los pelos de punta, como si recién salida de una película de terror estuviera. El sol pegaba en mi cara, simplemente me sentía aturdida, no sabía muy bien que era lo que me pasaba, sinceramente no quería despertar, no quería pararme, no quería vivir la asquerosa rutina que conformaba mi desastrosa vida; lo único que deseaba era... morir, no, no, la verdad no quería morir, solo quería quedarme en mi cama, que era más o menos como mi lugar seguro donde sentía que nada malo me iba a pasar como durante tantos años me había pasado cada vez que cruzaba la puerta de mi casa para adentrarme en el salvaje mundo.

Decidida, puse los pies en el frio suelo y me levante, medio somnolienta di un paso hacia delante y lo que menos esperaba ocurrió, mi pie se enredo en la sabana que estaba tirada en el piso la cual no me había percatado que se había caído y tampoco divise que mi pie izquierdo la oprimía y pues tan mala es mi vida que mi pie derecho se enredo con la misma y ¡Pumm! La chica más afortunada en la vida cayó en el piso de rodilla dándose el maravilloso golpe en la rotula. Me dispuse solo a maldecir al viento y con todo el dolor que se adentraba en mi cuerpo y ascendía hacia mi cerebro, respire lo más profundo que mis pulmones podían resistir y me decidí que me levantaría y simplemente haría como si nada, ciertamente esto me pasaba a diario; un golpe más un golpe menos ¿Qué más da? -¡Ja! ¿Pero es que ni en mi propia casa yo iba a poder estar a salvo de esta preciada suerte? - solo me detuve a pensar.

Apresurada y con el poco animo que quedaba en mi ser me fui directo a la sala de baño a hacer rápidamente mi rutina matutina ya que no me podía dar el lujo nuevamente de llegar tarde y ser despedida de lo único que amaba y que hacia bien en esta vida, legalmente ser una de las editora del periódico mas vendido de mi ciudad y ser una de las mejores del "Global Post " me daba algo de inmunidad en mi trabajo ya que ellos dependían mucho de los artículos que yo editaba para ellos y los cuales tenían un gran y fiel público, pero igualmente no me daría pompa de seguir llegando tarde porque por muy buena que fuese en mi trabajo y todo igual para ellos no era indispensable. Me paré en frente al gran espejo que estaba contra la pared y me dispuse a abrir el grifo para echarme agua en la cara y acabar de una vez con esta sensación de cansancio que tenia de la noche anterior –Nota Mental: No te acuestes tan tarde viendo series si al día siguiente quieres llegar temprano a tu trabajo- al ver mi reflejo en el espejo comencé a visualizarme y veía una mujer blanca de facciones muy pulcras, de veinte y tantos años, ojos de un marrón claro que sabia realmente eran el mayor regalo que pudo haberme dado mi madre, una nariz tan perfilada casi que una copia fiel y exacta de la de mi padre y esos labios rosados y siempre humectados que también herede de mi madre, mis cabellos ondulados con un color castaño claro tirando a rojizo y con las puntas un poco más claras y mentalmente agradecí por tan buenos genes -¡GRACIAS Cromosomas!- y ahí me detuve a pensar - ¿Por qué Anabel Ritchford, esa chica con tan buena presencia y hermosos sentimientos tenia la peor vida amorosa que podía existir?- este pensamiento me entristeció un poco pero trate de no darle mayor importancia, luego que desperté de mis profundo pensamientos y salí del mundo de Analandia, me percate que el agua que durante 30 segundos de pensamientos debió de haber estado ya rebozando de mis manos nunca salió.

-¡¡MIERDA, MIERDA y MAS MIERDA!! – Salieron estas palabras de boca.

Esto me daba a entender que el día de hoy estaría sin agua no sé yo por qué tonta razón y que me iría de mi casa a mi trabajo en condiciones no muy favorable. Me vi en el espejo nuevamente y me dije: -¿Cómo es que tú aun sigues siendo tan dulce, amable y positiva?- ciertamente cualquier otra persona con un juicio mental distinto al mío y con esta suerte del carajo se la pasaría todo el día y cada día maldiciendo a diestra y siniestra, pero simplemente yo no iba a permitir que mi suerte, mi falta de novio y mi deprimente vida me quitaran mi hermosa personalidad ¡no, definitivamente no!

MI CURA ERES TUWhere stories live. Discover now