Nadie debe saber •//• KaiSoo. [TERMINADA]

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Las clases aún no comienzan, los estudiantes se mueven en los pasillos del edificio buscando sus casilleros o a sus amigos, la mayoría poniéndose al tanto de lo ocurrido el fin de semana, risas, murmullos, sonrisas y voces por todos lados haciendo casi imposible entender algo de lo que se dice.

Es lunes, 7:52 a.m la campana está por sonar pero a nadie parece importarle, nadie se encamina hacia las aulas, por ahora aún hay tiempo.

Kyungsoo odia lo ruidosos que son todos ese día, tiene un punzante dolor de cabeza que va en aumento y no pudo dormir en toda la noche, no lo han dejado. Se mantiene frente a su casillero tratando de recordar que clase tiene y que libro debe tomar, pero su mente viaja hasta otro lugar cada 5 segundos, tal vez no debió ir a la universidad ese día.

Mira su reloj, 7 minutos antes de que inicie el día escolar, suspira y finalmente toma un cuaderno, tiene clase de inglés avanzado.

Cierra su casillero planeando ir al aula y disfrutar de un par de minutos en silencio antes de que todos lleguen, pero apenas cierra la puerta un rostro se asoma detrás de este.

El chico de cabellera castaña tiene una bonita sonrisa, pómulos altos y nariz afilada, es atractivo y lo sabe por la seguridad que irradia su mirada.

Kyungsoo alza una ceja hacia el chico y la fachada muy bien puesta de este se cae, su postura se encorva un poco, comienza a bailar en una pierna y otra, su boca se abre y cierra sin llegar a decir nada, poco a poco el color rojo llena sus mejillas.

No de nuevo.

—Yo... Eh... —tartamudea y Kyungsoo se debate entre alejarse o dejar que termine, finalmente hace lo segundo— ¿Quieres ir a una cita conmigo?

El silencio cae repentinamente en el pasillo, el chico ha casi gritado lo último en un arranque de valentía, sus temblorosas manos sostienen un ramo de rosas frente al rostro del pelinegro a quien le acaba de hacer tan fuerte propuesta. Todos miran impacientes la escena.

Pasa casi un minuto sin que nadie se mueva hasta que el pelinegro endereza su postura mirando fijamente al castaño,  esa expresión aburrida con la que llegó ha cambiado por una más seria, más dura. Los murmullos comienzan a salir pero estos no lo inmutan.

El chico sabía a lo que se enfrentaba, pero es el más guapo de su clase y juega en el equipo de fútbol, creía tener cierta ventaja sobre otros.

—No, estoy ocupado ese día —responde simple y el chico parece algo sorprendido

—Ni si quiera te dije cuando...

—El día que sea, no puedo —alguien ríe disimuladamente, los más cercanos miran con lástima al rechazado chico.

Con su mano kyungsoo termina de empujar la puerta de su casillero hasta que está hace clic y gira su cuerpo para salir de allí, una mano detiene su andar y dos o tres exclamaciones de sorpresa salen de los espectadores, el chico se a atrevido a tocarlo.

—Al menos toma las flores, son para ti —kyungsoo sabe que eso sería darle algo de esperanza y no quiere hacer eso, de un jalón suelta su mano y sin dirigirle la mirada al chico responde

—Soy alérgico a tus flores

Un pasillo de gente se abre frente a KyungSoo y este camina con rapidez hasta las escaleras al fondo, entre los estudiantes ve un rostro familiar y le dedica una mirada, pudo haber sonreído, pero sería demasiado, así que solo sigue su camino a su aula.

La semana pasada fue una chica rubia con una carta, la antepasada una morena que le invito por helado, un mes atrás un chico alto lo invito a comer, y la lista continúa. Ha perdido la cuenta de a cuántos ha rechazado pero son al menos uno por mes, ¿por qué siguen tan interesados en él?, no lo sabe, pero la verdad es que a él no le interesa ninguno, por más atractivos que sean, ninguno logra llamar su atención, si bien a veces es menos cruel se trata solo de los días en que está de buen humor pero siempre es un "no" rotundo para todas aquellas propuestas.

La noticia del día corre rápido por los pasillos, Do Kyungsoo ha rechazado a WooJin, un chico de último año en Derecho y el más veloz del equipo de fútbol. Para cundo llega el almuerzo y Kyungsoo se sienta en su mesa de siempre puede notar la mirada de algunos curiosos sobre él, ignora a todos y cada uno de ellos.

—¿Lo hiciste de nuevo? —Baekhyun, mejor amigo del pelinegro desde que entraron en la universidad se hace presente con una bandeja de comida en sus manos y se sienta frente al otro, quien solo se encoje de hombros y saca su desayuno de su mochila sin interés— admito que fue gracioso lo de tu alergia a sus flores pero el pobre comenzó a hipar en cuanto te fuiste, dicen que aún tiene el hipo.

Kyungsoo sonríe levemente, sabe que el rubio miente y está exagerando, pero sus comentarios tontos suelen ponerlo de buen humor.

—Ya deberías estar acostumbrado a esto, no entiendo por qué cada vez que pasa tu sigues sorprendido— murmura el pelinegro con medio emparedado en la boca, Baek hace una mueca de asco.

—Hey, ¿Qué hacen?

—Averiguando de la alergia de Kyung

El chico alto recién llegado ríe del comentario bobo del rubio y se sienta en la mesa al lado de este

—Escuche de eso, por desgracia me lo perdí, al igual que la primera clase

—¿Otra vez? Sehun, prometiste no faltar más a clases —el rubio pone una mueca de molestia en su rostro mientras el bajito mira a la pareja aburrido, siempre es igual

—Esta vez no fue mi culpa, Mey tardó 40 minutos en el baño y para cuándo salí de casa solo tenía 5 minutos para llegar, desde que le enseñaste a usar delineador tarda una eternidad arreglándose

—Seguramente a la mocosa aún no le sale derecha la línea, tendré que darle otra clase —y así de fácil Baek olvidó el por qué estaba regañando a su novio esta vez, Sehun sabía cómo librarse de cada situación.

—Alguien sabe dónde se metió Xiumin, mi mamá me pidió que le entregara algo —pregunto Sehun mirando a los dos bajitos

—No va a venir, me envió mensaje, su abuela se puso mal y tuvo que cuidar de ella —Sehun asintió a KyungSoo, volviendo al silencio para comer antes de que tuvieran que volver a clases.

El círculo de amistades de Kyungsoo era extremadamente limitado: Baekhyun y su novio Sehun quienes se habían conocido a inicios del segundo año del rubio y primero del alto y desde que se habían hecho inseparables, Kyungsoo aprendió que tratar con él no era tan malo, al punto de agradarle; y también estaba su amigo Minseok o como todos solían conocerlo: Xiumin capitán del equipo de fútbol y estudiante de último año de Gestión empresarial, a quien había conocido durante el evento de caridad dos años atrás donde ambos fueron voluntarios y terminaron acercándose bastante.

Fuera de ellos tres, no había nadie con quién Kyungsoo fuera cercano, solía hablar con sus compañeros de especialidad y también con los de su grupo de canto pero nada fuera de actividades escolares. Su vida privada era eso: privada.

...

Kyungsoo despide con la mano a Baek y Sehun quienes salen del estacionamiento en el auto del alto, seguramente Baek irá a ver a la hermana menor de su novio y su suegra.

El pelinegro juega con las llaves en sus dedos mientras camina un poco más lejos hasta su auto, un modelo algo viejo pero que nunca lo ha dejado varado.

Aún es temprano, pero sabe que debe llegar a cocinar y eso no es una de sus virtudes precisamente, tal vez podría pedir pizza pero puede que comer tanta no sea muy sano y mantenerse en forma le ha costado una barbaridad.

Todo el camino hasta su edificio de departamentos piensa en que hacer, hasta que finalmente decide recalentar los fideos que han sobrado de la comida pasada, seguramente con algo de pollo sabrán bien.

Deja el auto en el pequeño estacionamiento privado del edificio y toma su mochila del asiento del copiloto, entra al edificio y mira el elevador que acaba de cerrar. Está bien, necesita hacer ejercicio, dobla a su derecha y encuentra las escaleras, sube con entusiasmo hasta el tercer piso y luego con algunos jadeos hasta el quinto.

Toma una gran bocanada de aire y camina por el pasillo hasta el final de este donde hay dos puertas una a cada lado, llama en la 503 y espera. Un minuto después la puerta se abre y Kyungsoo sonríe genuinamente por primera vez en el día, una sonrisa amplia, limpia y que ilumina todo su rostro.

—Hola cariño...