Y en medio de ese atardecer
ella me invitó a un café
y hallé consuelo en el mar de sus ojos.Apoyo en sus frágiles brazos;
incondicionalidad en mis días nublados.¡Preguntenme que fue de ella!
Qué a pesar de lo desastrosa que puedo llegar a ser,
ella, ella si se quedó
hicimos un sello en el alma.Qué cada vez que el ocaso se nuble
brindaremos con una taza de café
y pactamos con nuestras huellas.Y al finalizar la noche, ella sabe que miraremos
las estrellas mientras el caos
vuelve a sonreír.