❤ Disclaimer : Los personajes utilizados no me pertenecen, sino a Jetix y a Vooz Character System ❤
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🍥One-Shot Garucca🍥.
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Siempre se había tratado de alguién muy reservado. Conocido por su respeto a la privacidad individual cuando se trataba de pasar tiempo a solas con su perseguidora...
Claro, siempre y cuando no estuvieran haciendo el ridículo en medio de la calle, Pucca podía disfrutar de él todo lo que quisiera y tomarse todas las libertades sin necesidad de hostigarlo con el juego matutino de todas las mañanas a la que toda Sooga acostumbraba. Él no se veía obligado a fingir incomódidad o disgusto ante las miradas atentas y analíticas de los aldeanos o conocidos, ni tampoco a correr desenfrenado por los techos de las casas durante toda la tarde para montar su numerito.¡Es que nadie tenía por qué saber si realmente tenía algo con su acosadora personal! Aquello era un asunto sumamente íntimo que sólo Pucca y él tenían derecho a saber, pero esta última parecía no entender en qué consistía el tema de la confidencialidad. O las consecuencias que conllevaban demostrar su amor al público chismoso que se jactaba sobre lo "divertido" que debía ser.
Obviamente que con el tiempo se habían convertido en la principal atracción pública tanto para los turistas, como de los maleantes que amenazaban al pueblo cada semana. Sin mencionar que se los había catalogado casi, como la marca icónica de la sensación en internet. -Demasiada atención ambulante a la cual núnca se acostumbraría.-
Así que desde hacía tiempo se había visto en la posición de pactar encuentros a mitad de la noche o dentro de los fines de semana, cuando la aldea entera se encontraba demasiado ocupada con la demanda como para ponerles un ojo encima. Pucca dejaba la ventana de su habitación abierta cada que podía, para evitar la mirada sospechosa de sus tíos sobre su núca y que Garu debiera confesarles que salían desde hacía unos años en casi completo secreto.
(Aunque, personalmente, a ella no le molestaría en lo absoluto.)No transcurrió mucho tiempo cuando Garu finalmente se encontró en el pequeño hueco de su ventana, esperando que los tres toques suaves sobre el cristál le dieran a entender que buscaba el permiso para internarse en sus aposentos. Pucca, en cambio, tenía otro tipo de planes de los cuales siempre salía ganadora : darle pequeños infartos a su querido ninja. ¡Aquello era uno de sus juegos favoritos!
Así que sin perder la oportunidad del momento, tomo desprevenido del brazo al paralizado muchacho y lo tironeó con su fuerza sobrehumana dentro de la habitación.
¡Pum!
Y ahí estaba él. Desparramado en el suelo, como un pequeño gato callejero al que hubieran atrapado robando un pescado :
El mentón alzado hacia arriba, con los ojos abiertos de par en par, el corazón acelerandose a más de tres mil pulsaciones por segundo y algunos cabellos desordenados que ya se encontraban fuera de sus pequeñas coletas... ¡Juraba que casi moría!La damisela frente a él soltaba risitas muy poco disimuladas. Totalmente campante mientras le ofrecía la mano para ayudarlo a ponerse de pie -a pesar de que ella había sido la causante de su estado desde un principio.-Y aquel pequeño acto del que su acosadora siempre se enorgullecía era lo que había desatado la peligrosa adicción del ninja por sus tretas matutinas dado a su naturaleza competitiva...
Si a Pucca le gustaba jugar sucio, él podía hacer lo mismo. Pero mucho peor.
Paulatinamente, extendió su mano y aceptó la ayuda que su perseguidora le ofrecía. No sin antes sonreírle ladinamente y...
¡Bam!
La tenía donde la quería. Su mirada chocolate totalmente paralizada sobre sus orbes negros, el delicado cuerpo de Pucca sobre el suyo y las mejillas coloradas ante la sorpresa de que su adorado caballero la tenía acorralada de una manera tan antinatural, tan poco él, tan... apasionada.
Y el ninja no mostraba siquiera signos del pavor o vacilación consumiendolo por dentro, sólo tenía esa endemoniada sonrisa vengativa.
La mano que la sostenía de la cintura con una seguridad desconocida que lo poseía y la otra colocada sobre su mejilla, con la presuntuosa insinuación de que pensaba disminuir la distancia que los seperaba de sus labios.¡¿Qué le estaba pasando a su tímido Garu?!
¡¿Quién era este guapetón impostor y por qué se sentía tan asustada de repente?!
Garu se sintió orgulloso de causar tal reacción en la siempre acelerada muchachita. ¡Ahora sabría lo que se sentía ser víctima de sus asaltos en público! ¡Ser torturado con tanto apapacho sin aviso!
Se acercó de a poco, saboreando su plan de venganza al ver que Pucca se sumergía en la confusión del momento y se veía atrapada por el pudor. ¡Já! ¿Quién era la cobarde ahora?Soltó una risita nada disimulada cuando la chica de los odangos abrió sus ojos chocolates y se dió cuenta de que el muchachito frente a ella realmente no planeaba besarla y sólo la había engañado en modo de agridulce venganza. ¡Que crúel!
Veía como el ceño fruncido y las mejillas sonrojadas de su adorada enamorada emergían por completo en su rostro.
Debía de admitir que la creyó adorablemente tierna.- ¡Hmmp! - Exclamó, hundiendo su vergüenza en el pecho del ninja y dandole pequeños golpecitos en señal de frustración.
Y las consecuencias de sus acciones pronto vendrían para hacerle pagar. Tal vez porque ahora si realmente podía tomarse ciertas libertades, hacer locuras que sólo estarían justificadas y adjudicadas únicamente al amor. Siempre podría excusarse bajo a estar poderosamente hechizado y ni siquiera ella podría hacerlo sentir culpable o avergonzado de sus actos. Como el hecho de que tenerla cerca lo hace sentir inmensamente feliz y que de no ser Pucca no habría nadie más en el mundo a quién amara con toda su alma.
Los súbitos movimientos de la chica lo despertaron de su letargo. Parecía que planeaba irse, pero él no se lo dejaría tan fácil. Aumentó la fuerza sobre el agarre en su cintura y aprovechó la mirada enfadada que rehuía de sus ojos con un simple toque de mejilla. (Aquello le haría olvidar que podría enviarlo a volar por los cielos de Sooga).
Podía ser que la posibilidad de jugar un poquito con ella se le había salido de las manos, ¡Pero era lo justo! ¡Ella lo había lanzado al suelo primero, y también lo había infartado!
Luego de que soltó unos pequeños bufidos finalmente se dejó ser. La sintió algo tensa pero parecía que la idea de huír se había esfumado momentaneamente...
Ahora lo miraba con cierto deje de reproche y disculpa silenciosa. Garu le sonrió como sólo sabía hacerlo para ella, antes de que su atención se depositara en sus labios sonrosados.Bueno, tal vez terminar con lo que había empezado no le vendría mal tampoco. Hasta podría decir que era la parte favorita de sus reconciliaciones.
Dió el primer paso, disminuyendo los pocos centímetros que los separaban y finalmente sintió los dulces labios de su novia contra los suyos, junto al agarre tímido sobre su camiseta.
-Pucca, ¿Estás bien?- Esucharon la voz de su tío Linguini al otro lado de la de la puerta.
La mencionada fue la primera en separarse y mirarlo con terror, antes de que Garu ahogara un quejido de queja al haberlo dejado a mitad de su reconciliación, con lo que le había costado...Claro, hacer tanto escándolo en la primera planta no les saldría barato a ninguno de los dos.
Antes de que él pudiera exclamar una palabra, Pucca comenzó a empujarlo rumbo hacía la ventana para que escapara. Sin embargo, la detuvo.
Tal vez no sería como lo había planeado, pero por primera vez le haría saber a alguién más que su corazón ya tenía dueña.
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Adicto.
FanfictionY aquel pequeño acto del que su acosadora siempre se enorgullecía era lo que había desatado la peligrosa adicción del ninja por sus tretas matutinas dado a su naturaleza competitiva... Si a Pucca le gustaba jugar sucio, él podía hacer lo mismo. Pero...