Desde que nació era...
Una cosa, una máquina que seguía instrucciones y soportaba la brutalidad de su Madre.
Su amada Madre... Quien diría que, a pesar de todas las torturas, el maltrato físico y emocional la amaba y admiraba. Era obvio, necesitaba algo que amar. Era solo un niño que buscaba solo sentir algo de aprobación.
Todos necesitamos sentir que hacemos algo bien, amar y ser amados.
Creció de una manera inhumana.
Los Al'Ghul no aman, no sienten compasión y no son débiles.
Los Al'Ghul son orgullosos, son imparables y soberbios.
Tenia que usar esa mascara.
Y vaya que la traía bien puesta, casi creyó que eso era él.
Pero le presentaron un mundo totalmente distinto.
Una alternativa
Y se sintió bien, el cambio no era tan malo a pesar de que se empeñaba por demostrar lo contrario.
Eso no duro mucho.
No tardo en arruinarlo
Por un tiempo creyó que estaba rodeado de malas decisiones y errores, pero luego se dio cuenta que él era el error.
Alejo a todos. Tal vez porque sabía que perdían su tiempo.
No tenia por que obligarlos a soportarlo.
Perdió mucho y ya no quería intentar salir a flote
Richard ni siquiera lo reconocía, era otra persona. "Ric Grayson".
Lloro la noche que lo visito al hospital un día después del disparo y Dick ni siquiera sabía su nombre.
Dick era su hermano...
Si, su hermano, ya podía decirlo sin que le pareciera ridículo. Por que en el momento en que lo perdió se dio cuenta de cuanto lo necesitaba y de cuanto extrañaba sentir que tenia una familia en él.
El equipo que intento formar se hundía poco a poco. ¿Por qué? Por su culpa.
Por que su orgullo a veces podía cegarlo.
Esos nuevos Teen Titans no se sentían como los anteriores.
Se alejo de Bruce.
Nunca fue buena su relación, pero los últimos acontecimientos quebranto lo poco que unía a Padre e Hijo.
Su padre le dejo muy en claro lo decepcionado que estaba. Y con eso pudo sentirse igual a Jason.
Sentía que perdía su razón de ser.
No podía pretender que no le importaba...
Desde pequeño dependía de la aceptación, de sentirse el mejor.
La mascara de soberbia y orgullo se estaba cayendo.
Se sentía como lo que en realidad siempre fue: un niño.
Caer y no intentar volar.
Rendirse.
Porque sabe que no puede hacer nada para llenar ese vacío que se ha formado poco a poco desde que las cosas comenzaron a complicarse. Y la oscuridad que siente que lo rodea ya es parte de su día a día, y sabe que salir de ahí será más difícil que tomar la otra alternativa.
Lo pensaba
Lo soñaba
Esa última opción no salía de su mente.
¿Era un cobarde?
Ya ni siquiera le importaba, solo quería que esa sensación de no pertenecer a algún lado se terminara.
Esto era una salida.
Una rápida
Algo débil
No quería pedir ayuda, ya presentía lo que le dirían
Todo va a salir bien
Solo tienes que ser fuerte
Hay muchas personas que te aman....
No necesitaba saber eso, necesitaba sentirlo.
Y sabia que eso no ocurriría por que cada vez que miraba a su alrededor no había nadie que de verdad estuviera ahí para ayudarlo.
Estaba decidido.
Le dio una última caricia a Titus.
Se puso el traje de Robin y llevo consigo su espada. La espada que le dio su Madre.
Todo ya estaba arreglado.
Tenia que dejarlo todo en orden, no por él. Sino por las personas que lo conocían y se preguntarían porque lo hizo.
No quería dejarlas confundidas, no quería que se culparan.
Todo esto era decisión suya.
Le dejo el puesto de líder a Emiko.
Le regreso el anillo a Djinn.
Dejo un intercomunicador con un mensaje de voz en el buzón de los Kent, para Jon. Hace un mes que no sabia nada de él, estaba en el espacio. Pero cuando regresara seguro que lo escucharía.
Envió una carta a Raven. Fue importante para él cuando fueron compañeros, ella trato de comprenderlo y lo ayudo en lo que pudo.
Escribió una nota para su Padre.
"No es tu culpa"- escribió en perfecta caligrafía y la dejo doblada a un lado de la computadora de la cueva.
No tenia nada que dejarle a Richard. Ric ya tenia una nueva vida ajena a él, no quería confundirlo.
Tampoco tenia algo que dejarle a Jason. Pero seguro el forajido no se sentiría mal, tal vez lo entendería o no...
Tomo la dirección a su destino.
El desierto
Esa cueva llena de asesinos de la Liga, la cueva que llevaba a Nanda Parbat.
Si ponía un pie ahí, todos se lanzarían contra él para asesinarlo. Ordenes de Talía.
Eso era lo que quería.
El combate era un arte, era una danza en lugar de una batalla.
Amaba usar la espada.
Que mejor manera de irse que haciendo lo que le enseñaron desde que aprendió a caminar.
No quería lanzarse de la cima de un edificio, no quería cortarse, no quería que su última acción fuera así...
Quería al menos irse en paz.
No lo entienden. No lo entenderán.
La muerte de un guerrero.
Lucho, contraataco hasta donde su cuerpo se lo permitió.
Eran miles y lo rodeaban.
Venció a la mitad
Sonrió con lagrimas recorriendo sus mejillas, al menos seguía siendo bueno peleando.
Grito, apuñalo y lloro mientras combatía.
Esta era su despedida.
Retuvo una exclamación cuando una espada atravesó su pecho.
Cayo de rodillas
Sintió como la vida se escapaba de su cuerpo y una sensación de paz lo invadió.
Inclino la cabeza hacia atrás y miro las estrellas.
Estrellas que le recordaron a las luces de la ciudad de su Padre por las noches.
Cientos de pequeños puntos de luz sobre una gran oscuridad.
Era hermoso.
Y con esa única imagen en su mente cerro los ojos.
Para siempre.