Lagrimas al ocaso

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- Natalia, llevo casi dos semanas sin verte. pensaba que tu padre te había obligado a dejarme, pensé que tendría que pedirle tu mano.- Voz temblorosa, no más que sus pupilas.
- No, no ha pasado nada Eric. Tranquilo.- Voz apagada, ojos apagados. Rasgos demasiado difíciles de entender.
- Llego a saber que tu padre nos pillaría y te prometo que no hacemos nada... Pero llevamos ya dos años de relación y no sé... ¿Tú querías hacerlo?- Hacer una pregunta con miedo a la respuesta... Un clásico.
- Sí, estaba preparada. Pero ya sabes como es la mentalidad de esta gente, de este pueblo.- Natalia sigue sin dar muestras de vida en sus ojos.
- Lo sé...
- ¿Entonces?
- ¿Qué?
- ¿Tú me quieres?
- Obvio.- Contundente, grotesco, afirmación casi arrogante.
- ¿Nunca pensaste en pedir mi mano antes? Sabias que esto podía pasar.
Después de esto, un silencio. No era un silencio normal, era el Silencio. Tan tensa era la situación que ambos empiezan a notar un frío estremecedor.
- Aún somos jóvenes, y ahí afuera hay un mundo nuevo por descubrir. No sé, yo lo veo así.- Parecia estar seguro de lo que decía. Parecia.- Además, nunca lo hablamos, quiero decir, no sé si quieres casarte,siempre ha sido un tema censurado por ambos.
- ¿Cuál crees que es la mayor prueba de amor, estar una vida juntos o que yo te entregue mi virginidad a cambio de la tuya?
- Una vida juntos, pero...
- Pero nada. Hemos cometido un error, y ahora tienes que pagar las consecuencias, como yo.- Natalia eleva poco a poco el tono de voz, resaltan pequeñas chispas en su pupila.
- ¿Crees que ha sido un error?- Se puede notar la decepción en las palabras de Eric.- Para mi fue algo maravilloso, ¿para tí un error?.
El frío no desvanece, es más, aumenta. La tensión no desvanece, es más, aumenta. El amor... El amor si desvanece... El Sol cae, dejando un paisaje de un color naranja, mezclado con el gris de las nubes en lo más alto de la colina. El silencio invade el lugar por varios minutos. Anochece.
- Natalia, ¿como se lo ha tomado tu padre?- Hacer una pregunta teniendo miedo a la respuesta, se repite el tópico.- ¿Ha sido muy fuerte la deshonra?
- Sabes que el siempre fue bruto, le caías muy bien, y la ira se mezclo con la decepción. Hacia tí, hacia mi, hacia ambos. Al principio solo habló, tranquilo. Después se alteró y se alteró.
- Joder.- Agarra la mano de Natalia. Eric ha visto desde una perspectiva muy buena, como las lágrimas apagaban las chispas que empezaban a nacer en las pupilas de Natalia.
- Entonces, se levantó. Me dio un bofetón. Y se fue al bar.
- Podría haber sido peor...- Podria no haber pasado esto, pensó.- No sé, pensaba que te iba a dar una paliza.
- Eric, nunca me dejas acabar. Mi padre volvió, me sacó de la cama cuando me encontraba durmiendo. Me tiro al suelo, y me empezó a golpear. Oía en sus gritos como su alma se vaciaba con cada golpe. Olía el ron en cada puñetazo.- Las lágrimas de la joven caen con la misma fuerza que el agua de una cascada. Caen tan rápido que parece una lágrima continua.
- Natalia... Fuguemonos, estamos a, estamos a, estamos a tiempo.- ¿Notais el miedo en sus palabras?
- No. Es una locura. Y ya es tarde.- Además literalmente, eran las nueve de la noche y Eric tenía que haber llegado a casa hace una hora.- Tendriamos que irnos.
- Natalia... Joder... Te quiero. ¿Cuando nos volveremos  a ver?
- ¿Ves esa luz?
- ¿Que luz?
- Cuando seas capaz de verla, serás capaz de verme. Te esperaré.
El frío se desvanece, Natalia también. Eric sigue sin ver la luz. Luz que también se desvanece en lo más alto de esa colina.

Un mundo nuevo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora