Parte única.

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¡Hola! Este OS pertenece a una tanda erótica que hemos hecho algunas escritoras del fandom: #EstimulOS

Nos hemos basado en diferentes imágenes, yo me inspiré en la que veis arriba sobre el cine y creo que no hace alta decirlo pero hay sexo muy explícito.

A parte de eso, nada más que decir salvo que espero que lo disfrutéis mucho.

Gracias siempre por leerme, comentar y votar. Gracias por todo el apoyo.
Nos leemos muy pronto. 💖

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Era oficial, estaba teniendo uno de los peores días en mucho tiempo. El estrés acumulado, tanto por el nivel de trabajo que había en la oficina como por las incesantes llamadas perdidas de su hermana, le estaba comenzando a agobiar. Y joder, él era un chico responsable y organizado,  siempre tenía el estrés controlado, nunca se había dejado derrotar de aquella manera por un par de horas largas en el trabajo. Pero aquel día se le estaba haciendo especialmente duro, todo le parecía cuesta arriba y no veía el momento de llegar a casa y refugiarse en los brazos de su novio. Aquello era lo único que le mantenía en pie mientras recibía numerosas llamadas en su despacho o mientras salía de una reunión para entrar en otra. Las ganas de volver a casa, volver a él. Porque sabía que le estaría esperando, preparado para recibirle con un abrazo de los suyos y un beso suave que le haría olvidar la mierda de día que estaba teniendo.

Y a pesar de todo, él solo podía pensar en estamparle contra la pared en cuanto llegase y follarle con toda la frustración que estaba acumulando, deshacerse del estrés a base de embestidas y azotes en el culo de su novio. Necesitaba una larga sesión de sexo para olvidar las decenas de informes que tenía que entregar la semana siguiente o la cantidad de llamadas que tenía que devolver. Necesitaba a Raoul como se necesita el aire para respirar, necesitaba aliviar la tensión en sus hombros con un buen polvo y necesitaba regalarse a sí mismo el mejor orgasmo hasta el momento.

Así que se obligó a aguantar hasta las 7 de la tarde que terminaba su turno, dándose prisa en salir escopetado de la oficina en cuanto pudo librarse y mandándole un mensaje rápido a su chico para avisarle de que iba de camino. Y tras haber corrido con el coche más de lo permitido, llegó finalmente a su edificio y aparcó en el primer sitio libre que pilló, para después subir de dos en dos las escaleras hasta su piso. Quizás estaba exagerando, quizás debía aprender a contenerse o aprender a aliviar el estrés de otra manera. Pero le tenía tantas ganas a su rubio, que no había hueco en su mente para otra cosa que no fuese sentir la suavidad de sus labios contra los propios. ¿Es posible echar de menos algo que has tenido ese mismo día, apenas unas horas antes? Desde que había conocido a Raoul, la respuesta siempre era sí. Porque incluso desde el primer día que se vieron, ya sabía que al llegar a su casa echaría de menos el brillo de su mirada. Desde el primer día que le besó, le tocó, le sintió... supo que Raoul se convertiría en su adicción, que jamás tendría suficiente de él. Y así había sido después de casi 4 años juntos, seguía encontrando cada día algo nuevo que le volvía loco del rubio, seguía descubriendo lo tremendamente enganchado que estaba al tacto de su piel o al aroma de su cuerpo.

Así que cuando finalmente abrió la puerta de su piso y fue recibido por el olor de su hogar, en el que ya estaba incluido el de su catalán favorito, solo pudo sonreír. Cerró la puerta tras él y se apresuró en quitarse la chaqueta, colgándola en el perchero de la entrada para después dirigirse al salón de dónde procedía el tenue ruido de la televisión. Raoul le esperaba ahí, tumbado en el sofá con el pecho al descubierto y un fino chándal de color negro cubriendo la parte inferior de su cuerpo. Su mirada estaba puesta en la pantalla, pero se desvió hasta posarse en él en cuanto le escuchó acercarse. Le dedicó una sonrisa, amplia y feliz, como si realmente le hubiese echado tanto de menos como él. Así que Agoney, se la devolvió con el mismo entusiasmo y se quitó los zapatos mientras se aproximaba al sofá y paraba a los pies de este. El rubio alzó las cejas y levantó los brazos hacia él, haciendo un gesto con las manos para invitarle a acercarse más. Y eso hizo, suspirando cuando se dejó caer sobre el cuerpo de su novio y se tumbó encima suyo, escondiendo la cabeza en su cuello. Las manos del catalán viajaron a su espalda y su nuca, abrazándole y acariciando con cariño mientras dejaba un beso en su frente.

lights off | oneshot ragoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora