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Link Vrains.

Soulburner miraba con cariño el paisaje cibernético que conseguía crear aquel sitio web, donde millones de duelistas se juntaban para tener duelos, amistosos o no, el joven de fuego solo miraba pasar los D-Board a toda velocidad, el viento que estos creaba sacudía sus cabellos como si el viento de una tarde de otoño estuviera ahí presente en ese ambiente recubierto de datos azules y violetas, colores vibrantes que ponía su corazón alegre como un niño se pone en navidad luego de abrir su regalo y encontrar ahí lo que le pidió a ese ser mágico.
Soulburner se sentía igual, parece que por mucho tiempo había pedido un regalo así de hermoso, pero ¿Que haría ahí, parado, un duelista tan explosivo e imperativo como era aquel? ¿Que lo frenaba? Exactamente miraba el paisaje, si, pero lo que en realidad sus ojos miraba, era como dos personas que admiraba tenían un duelo, aquellos dragones parecían querer golpear sus cabezas, sus garras, destruirse entre si, las voces de dos grandes duelistas retumbaban  en la lejanía, hasta que al final, el dragón "armado", dio el golpe final, con ello el final del duelo, dicho usuario de aquel dragón negro y rojo, el usuario de aquella hermosa criatura jamas creada, había sonreído con la victoria entre sus manos, pero sin el deseo que antes tenia, capturar los monigotes que observaban el duelo desde los DiskDuel, el caballero de blanco se acerco victorioso, sonriente, con el corazón alegre de haberle ganado al único oponente que por años no pudo hacer. Se acerco lo suficiente hasta el duelista de ojos de fuego, aquel que movía su mano saludando a sus dos amigos próximos a él, sin preguntas, sin avisos, sin bajarse de la D-Board, el caballero de casco tomo al joven del la soltura, obligándolo a subirse al vehículo volador, con esto se aseguraría de tomar entre sus brazos, como si él fuera un caballero y el otro una princesa, para mirar al oponente de dicho duelo.

— El ganador se queda con todo. — Proclamo con aires de grandeza, besando la frente expuesta del duelista entre sus brazos, aprovechando los surcos naranjas que caían a los costados del rostro.

— Pero no te quedaras con los ignis. — Bufo el oponente.

— Tranquilo. Eso dejo de interesarme. — Apoyo la frente de su casco en la frente ajena.

— ¡Buen duelo chicos! — Exclamó el observador.

— Siempre me gusta dar grandes espectáculos cuando esta mirando, mi bella flor, fruto prohibido el cual he decidido morder y hací ganarme la expulsión del paraíso, después de todo ¿Que clase de paraíso no te deja probar una dulce y deliciosa fruta? Envidia siento de otros ojos que ven al poseedor de tanta belleza, pero mi envidia cesa cuando recuerdo que aunque te miren con los ojos yo tengo la fortuna de mirarte con las manos. —

Soulburner al escuchar tales palabras, le quito el casco que tan bien adornaba el rostro del contrario, con labios temblorosos se acerco y le dio un pequeño beso, que el caballero no tardo nada en responder, acomodo al menor lo mejor que pudo para convertir aquel inocente beso en uno mas profundo, disfrutando no solo de los labios ajenos, ni tampoco de la cavidad húmeda donde ahora profanaba con su lengua, no, también disfrutaba de aquel aroma, aquellos sentimientos que florecían como pimpollos en la primavera.

La escena había incomodado al duelista perdedor, por lo que decidio dejarlos solos. — Ahí se ven. —

Los enamorados no llegaron a escuchar lo dicho por aquel, pero al separar el beso, se miraron con ojos cariñosos con una tierna sonrisa en los labios, se miraron con el mismo amor mezclado de vergüenza como si nuevamente se remontaran a ese tiempo donde en aquel parque, en aquella rueda de la fortuna, el albino mas alto le dicto su carta de amo, como si de votos matrimoniales se tratara, al mas joven.

La mano cubierta por aquel guante blanco, se perdió entre los cabellos azules del avatar ajeno, nuevamente impulsando la cabeza hacia arriba, besándolo con la misma pasión que un desafortunado militar beso por ultima vez a su prometida.

Sin notarlo sus discos se apagaron, desconectando a ambos de aquel juego cibernético. Takeru con las mejillas rojas salio de aquel portal en la mini van de su amigo.

Kusanagi y Yusaku lo miraban entre risas, bueno el primer nombrado, Yusaku solo parecía sereno, con aquel rostro serio, típico del azulado.

Sorpresa para los tres fue cuando del otro lado de la van, alguien golpeo la puerta, el dueño del vehículo se puso de pie y abrió la puerta.

— ¿Puede salir Takeru a jugar? — Bromeo aquel albino, que esperaba a su pareja afuera de la van, sosteniendo un ramillete de rosas blancas y rojas.

Por lo dicho, Kusanagi río y volteo a ver al menor. — Te buscan. —

Takeru paso por al lado del purpureo*.

— Lo traes a las 22. — Sonrió el mas alto.

— A las 23. — Reprocho el albino mas alto, tomando la mano de su amado, entregándole las flores.

— 22:30hrs, ni mas ni menos. —

Ryoken asintió. — Mira, son del color de tu cabello. Pero no son hermosas como tu. — Su mano paso cariñoso al mentón del menor y lo levanto para implantar un tierno beso.

Takeru respondió el cariño recibido. — No tengo nada que iguale tu belleza. —

— En realidad si. —

— ¿A si? —

— Tu, bueno no me igualas... Me superas. — Le guiño el ojo.

Takeru se aferro a la mano del albino y comenzaron a caminar cerca del lugar, hablaron, rieron, continuaron con el beso, al final Ryoken vio la hora en su reloj de bolsillo, tomo la mano de Takeru y lo levanto del asiento.

— Mi preciosa flor envuelta en llamas, lamentablemente debo devolverte con Kusanagi, él fue estricto con la hora y no quiero fallarle. — Beso el dorso de la mano ajena.

— Si lo se, gracias por el día tan divertido. — Las mejillas del joven duelista se tornaron carmín ante el beso en su mano.

22:30p.m Ryoken golpeaba la puerta trasera de la van.

Kusanagi sintió sorpresa al ver a la joven pareja.

— 22:30 ni mas ni menos. — Comento con gracia Ryoken.

— Chicos solo bromeaba. —

— Me gusta cumplir mi promesa. — Miro a Takeru, nuevamente beso su mano. — Vendré nuevamente mañana a verte a menos que quieras escaparte esta noche conmigo. —

Takeru miro a Kusanagi. — ¿Me puedo escapar? —

La pregunta hizo reír al mayor. — Si, si puedes. —

Por la aprobación de este, ambos comenzaron a caminar en dirección a la casa del adinerado Kogami.

──

Aclaraciones:
🌸 Purpureo: Algo que es purpura. En este caso me refiero al cabello purpura de Kusanagi.

Pᥙrᥱ ᥲᥒd ιᥒᥒoᥴᥱᥒt ᥣovᥱ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora