Pᥙrᥱ ᥲᥒd ιᥒᥒoᥴᥱᥒt ᥣovᥱ.

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En la mañana.

Takeru se había despertado en aquella innecesariamente enorme cama que Ryoken tenia desde hace tanto, un lugar que proclamaron como suyo la noche anterior. Claramente Takeru callo rendido luego del constante intercambio de besos, mordidas, sonrojos, suspiros, gemidos.
Ryoken aprovecho el descansar de su amado y decidió continuar con su trabajo, quizá fue una mala idea, ingresar a la Vrains tan cansado como estaba de aquellos juegos. Ryoken salio luego de verificar que todo estaba bien en LinkVrains, nuevamente fue a la cama.

Ahí es donde remonta a un Takeru somnoliento, quien pestañeaba un par de veces tratando de despertar sus sentidos, el brazo desnudo de su amado parecía un cinturón de seguridad en su cintura, Takeru se le quedo mirando un rato, estaba mas desorbitado de lo habitual, parece que la noche si le sentó bien.

Aunque el sueño de Takeru fue completamente apagado por un ruido, como si alguien sacudiera su pie sobre una madera, como si una madre enojada le hiciera frente a su hijo problemático. El albino de surcos rojos volteo hacia donde provenía el ruido. Sus ojos se abrieron como platos al notar dos pequeñuelos idénticos a los avatares de Ryoken, ambos parecía curiosos de ver al albino de ojos lilas, al igual que este correspondía la curiosidad de aquellos diminutos Avatares.

— ¿Ry... Ryoken? — Movió el brazo de su amado sin despegar la mirada de aquello.

El nombrado se removió con pereza de la cama, no quería despertar, estaba disfrutando de tener al menor con él, la cama grande, la comodidad de una casa solo para él y su niño.

— Ryoken... Tienes que ver esto. — Comento nuevamente, esta vez llevando sus dos manos al hombro del nombrado.

Al final hizo caso a lo que le decía el otro y se sentó en la cama, estirándose. — ¿Que sucede caramelito? — Seguía con sus ojos cerrados, rodeo el cuerpo desnudo del albino y beso sus labios.

Ante ese acto los pequeños avatares se mostraron molestos.

— Están molestos. — Susurro.

— ¿Quienes? — Pregunto Ryoken recorriendo la piel del cuello con besos.

— Revolver. —

Ryoken se detuvo, miro a Takeru a los ojos, veía que este estaba mirando hacia otro lado, llevo su mirada hacia donde estaba viendo su amado. — ... — Se quedo pálido al ver a los pequeños con casco. — Son... — Se mostró asqueado.

— ¡Son chibis! — Takeru se llevo las manos a sus mejillas y sonrió con bastante ternura.

Al ver la sonrisa de Takeru, el Revolver colorado agarro su pequeña capita y cubrió su cabeza, parecía avergonzado del reciente actuar que tomo el albino.

— No me causa ternura. — Comento con molestia Ryoken.

Takeru ignoro todo lo que Ryoken decía, se inclino un poco hacia delante y uso su dedo índice para acariciar al Revolver albino, ya que el colorado seguía cubierto con su capa. El pequeño solo se abrazo al dedo de Takeru, rodeando este con sus pequeñas manitos y sus piecitos, el albino moría de ternura, mientras que a Ryoken no le causaba, esas cosas tocaban a su amado. Se mordió los labios, sabia que si decía algo Takeru saltaría a defender a los recién llegados.
Mejor se puso de pie, se coloco el bóxer y fue por agua. — Increíble, es mi mansión, mi habitación, mi cama, MI amado y tengo a esos enanos entre sus dedos. — Iba murmurando por toda la casa.

Takeru se quedo en la cama, acerco su dedo a su rostro para poder ver de cerca al Revolver en su dedo.

El colorado dejo de taparse la cara con la capa, por lo que vio el actuar de su compañero con el albino. Infló sus mejillas enojado y comenzó a patalear para llamar la atención.