reposa el talón izquierdo en el segundo travesaño de la silla, apoya su muslo derecho sobre el izquierdo. donde soporta el equilibrio de su encorvado cuerpo. nada interrumpe los momentos de meditación a la vieja cata. gira su cigarro de babor a estribor según la corriente del viento que entra por la proa. a estas horas siestera el viento alumbra los cantos del cigarro a su voluntad y al menguarlos entibia aún más la punta de su nariz y amplía el paisaje. las chupadas gastan el extremo del cigarro como las olas se comieron su hogar natal de su pueblo de Nagua. grano a grano el terreno de la casa se hizo mar. al igual el denso humo se vuelve aire ante sus ojos.
como también a segundos devoró su hogar, y sus hombres queridos; su medio padre pues tenía dos familias, los hermanos los dos, el malo y el peor y al joven marido, aunque era el hombre serio y trabajador que envidiaban sus amigas. perdona al mar pues se llevó un pendejo. "el mar dios fiero y amoroso, da pan y circo" decía.
ella vivió en sus orillas antes de creer que las olas eran peces, hasta que sus pechos eran vistos con igual curiosidad que los niños a los mangos que maduran. en esos tiempos que se median con calendario, las sombras del sol o ilusiones, esos se fueron por los aires de la vida.
sentada en silencio y cuando el viento espesaba, creaba nubes de humo de su tamaño.
según la destreza al soplar desafiaba la creación. emulaba su juego a las olas que ya no mojaban sus pieles intimas, ni las mas quemadas del sol. y que solo aleteaban en su memoria cuando sus dientes brillaban al sol, y su pesado, honesto y sincero pelo trotaba al cadencioso meneo del lomo desnudo de Rocinante, sin rienda, sin estribo, sin silla y el exclusivo destino... la diversión, con sonrisa fresca traspasaba las fronteras de lo mojado y lo seco, así como cabalga ahora su destino pero sin risas y en lo seco.
como un pez loro fue pescada de la orilla opuesta del mar, arponeada por el costado izquierdo del hambre,su carne trémula devorada por la ciudad y sus apáticos afanes, extirpada de su pueblo gemelo. sin sueños, ni metas y la irónica póliza de ser tragada por las fauces esta tierra realenga.
como las olas, sus pensamientos le traían de vuelta a su silla, y miraba como el humo calmoso pasaba frente a sus ojos, y otras olas le llevaba a las mañanas infantiles cuando su madre en el fogón colaba café, o las nubes que crecían en los fondos azules del mar, además las asaltantes gotas del mar al chocar las peñas, y también el polvo que desprendía de sus patas el caballo, todo le hacia idealizar y conjeturar cómo se hace y se deshace el mundo. "todo es hecho de humo" juraba.
fumar no era un vicio, era un juego de ajedrez, una cofradía, un coito, un camino, un oasis, la paz, un rayo de luz, un soplo de dios.
nada creado vedaría esta sicaria pasión.
por eso cuando su nieta apareció en el marco de la puerta, y le reclamó.
-¿mama cata, esta fumando de nuevo?-
-no, mi hija- dijo al escupir el suelo desnudo del patio.
-huele a humo- aseguró la joven.
-no mi hija serán los vecinos- le respondió afable.
-! acuérdate que el médico dijo que si sigues fumando te van a cortar la otra pierna ¡- le sentenció a la vieja antes de perderse en la bachata de Romeo que venía de donde ella volvería a sus faenas domésticas.
cata tosió levemente y acotejándose en la silla de guano, tomó un soplo leve de aire, vio el vendaje que cubría el muñón de la pierna y dijo para el rojo que desprendía humo del cigarro... -¡bueno...entonces que vayan amolando el machete!...
YOU ARE READING
la vieja y el mar
Short StoryUn cuento magistral, una escritura breve, mas despertara emociones que te envuelven y te hacen cómplice de la apasionada historia. al leerlo... releerlo no sera obligatorio sera un placer...