UN PRIMER ÚLTIMO RELATO...
Escribo esta última carta con intención de tener un registro que espero alguien lea con prontitud, pues será lo último que quede de mí, en la mente, de quién lo lea...
Hoy, he desechado los pensamientos que ya no tienen lugar en mi mente, y que solo me estorban en este momento en el que no espero nada más que la hora en que termine, pues la confusión, que enorme influencia causa en este momento en mi cabeza, toma control de todas mis acciones y pensamientos.
Mi vida, y lo que solía ser, ya nadie podrá reconocerla ni verla del mismo modo, pues estoy encerrado, entre sueños destruidos y una única llave que yace muy lejos de aquí y probablemente ni siquiera exista ya, y cada vez, habitan menos dentro de mí la razón y la voluntad que me llevan cada vez más al final del ciclo de mi existencia.
Concluye, una penúltima etapa, donde me encuentro sentado aquí, con vista fija a mi objetivo. Puedo pensar las cosas con más calma y claridad, sin intención alguna de cambiar de parecer, logro sentir más de lo que puedo ver, pues cegado por esta monótona oscuridad que consumió mi sombra y busca consumirme a mí. Percibo la soledad, como mi única compañía, además del viento que en mi larga espera busca hacerme conversación, una espera a lo que al día de hoy la humanidad desconoce. A pesar de mi profunda confusión, veo todo de una forma más clara, con basta transparencia todo se presenta ante mí, se organiza en un orden jamás definido, uno que sólo yo entiendo. Me doy de cuenta como para ver mejor solo debo cerrar mis ojos, y para pensar mejor, no me es necesario más, que dejar de hacerlo.
Sin más preámbulos, no me queda más que terminar con este ciclo que por vez primera se vuelve físico y no mental, ya que siento un dolor que sobrepasa lo psicológico, que desbasta tanto mi cuerpo como mi mente en su totalidad, pues este acto llega a hartar mi ser, haciéndome dudar si lo que haré en realidad sucederá, si lo que ya hice, en realidad sucedió...
PSD: Aburrido en clase.
