Noche Inolvidable

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La manera en la que sus brazos rodean mi cuerpo atrayendome más al suyo como si de alguna manera temiera que de un momento al otro todo pudiera desvancerme como el polvo.

Todo en el resultaba adictivo.

Recuerdo cada segundo de aquella noche, cada uno de los momentos en los que el y yo dejamos de lado la vergüenza si se le puede llamar así y decidimos dar un paso más en aquella historia que empezábamos a escribir juntos

Recuerdo terminado de cenar en nuestra ya cuarta cita y caminar por los alrededores de Londres antes de tomar el rumbo de vuelta al hotel en el que por coincidencias del destino, quizás, habíamos terminado alojados puerta con puerta

Dos países diferentes y cuatro citas inolvidables, momentos que parecían una conspiración de la vida para conseguir que nos encontráramos una y otra vez

Recuerdo haberme perdido aquella noche en aquellos ojos tan verdes como las esmeraldas mientras sus manos acariciaban mis mejillas con tanta delicadeza antes de tomar mis labios como si fueran el alimento del que se le había privado por mucho tiempo.

Lo vi en su mirada, era el momento perfecto, el momento indicado para pasar a otro nivel y dejar a nuestros cuerpos expresarse de una manera más íntima, más carnal.

Nunca había sido el tipo de chica que estuviera dispuesta a entregarse a otra persona tanto emocional como físicamente después de unas cuantas citas porque para mi, hacer el amor con alguien significaba entregarle un poco de tu alma y otro poco más del corazón

Suena extremadamente cursi, lo se, pero siempre habia fantaseado con historias de amor como en los libros y la utopía del amor verdadero me impedía sucumbir a los deseos más primitivos alojados en nuestro interior

Pero había algo en Erick que era diferente a todos los chicos que había conocido, quizás era su voz o podría ser su mirada incluso la forma en la que me tocaba, como si con el más mínimo roce fuera a romperme en mil pedacitos incapaces de volver a unirse

Cada caricia por más inocente que fuera enviaba una descarga eléctrica por todo mi sistema nervioso y me volvía totalmente vulnerable a el, a sus manos, a sus labios, a sus besos; pero nada podía compararse a aquella noche en la que una habitación de hotel en medio de una de las ciudades más hermosas fue testigo de una pasión y deseo que estallaron en el momento en que su cuerpo hizo contacto con el mío, una noche en la que sus labios tomaron posesión de los míos como si con aquella forma de besar quisiera dejar en claro al mundo entero que le pertenecía

Tuve miedo, imposible negarlo pero estar con el era tan natural, tan mágico que haber pasado aquella noche entre sus brazos se sintia como si fuera un momento específicamente reservado para el.

Sus manos recorrían todo mi cuerpo mientras permaneciamos besandonos contra la pared, a la que nada más entrar en la habitación me había dirigido, el sabor de sus besos era tan embrigante, tan delicioso que no era capaz de dejar de probarlos. Cada centímetro de mi cuerpo se estremecia con cada caricia, cada beso, cada suave mordisco que me regalaba mientras me dirigía a la cama sin apenas tropezar con nada, sentí mis piernas chocar con el borde de la misma mientras lentamente mi espalda se acercaba mas y mas a las suaves sábanas que cubrían aquella camada tan suave como espaciosa, notaba se respiración agitada, sus ojos me miraron nuevamente tan intensos tan expresivos mientras mis manos recorrían lentamente su nuca y mis dedos se enredaban en su pelo, sonrió como sólo el podía y con un suave beso rozó la punta de su nariz suavemente un par de veces y volvió a besarme con dulzura pero apasionadamente

Erick irridiaba calor, un calor demasiado abrasador mientras exploraba a sus anchas mi anatomía. Es algo difícil recordar en qué momento exacto nuestra ropa desapareció pero las sensaciones al sentir aquel fuego producido por el contacto de su cuerpo desnudo con el mío eran demasiado cautivadoras, intensas, placenteras que nada más resultó relevante recordar

Disfruté explorando cada centímetro de el con mis manos, mis labios, mi lengua y abriendo paso a un mundo nuevo de sensaciones mientras notaba como su cuerpo respondía a cada roce, mi confianza aumentaba a medida que sentía sus manos hacer presión contra las mias cuando entrelazaba sus dedos con los mios o cuando notaba caricas en mi pelo y ligeros tirones mientras su respiracion se volvia mas irregular, mas pesada con cada centimetro que mis labios rozaban, el calor aumentaba cada vez que escuchaba algun ligero sonido salir por sus labios que me mostraba que disfrutaba de cada una de mis caricias en cada centímetro de su cuerpo.

El calor era tan intenso en ese momento que resultaba sofocante pero placentero. Fue entonces cuando me tumbó sobre el suave colchon y se colocó sobre mi una vez más, sus labios rozaron mi mejilla mientras mis manos temblaban ligeramente en anticipación a lo que llevaba toda la noche deseando y a lo que temia de igual manera.

En aquel preciso momento recuerdo haber conectado con su profunda mirada cristalina cuando sus ojos atraparon los míos expresando un sin fin de emociones que con palabras no podían haber sido dichas, con su mirada parecía pedirme algún tipo de permiso para hacer algo que ambos deseábamos con demasiadas ganas.
Mientras nos mirábamos sentí su mano cálida recorrer mi pierna suavemente erizandome la piel a su paso, su dedos palpaban lentamente mi caderas, mi cintura, mis pechos y empezaron un delirante camino en dirección a mis labios, tiro ligeramente de mi barbilla y me besó suavemente mientras sentía como se adentraba en mi interior con una suavidad delirante, sentía como cada centímetro de su miembro me llenaba causando un ligero dolor que lejos de ser molesto resultaba placentero. Una vez dentro me miró una vez más con esa mirada tan penetrante y empezó un ligefo moviendo de caderas que iba aumentando la intensidad con cada embestida, mis manos recorrían su espalda lentamente mientras mis uñas se aferraban a su piel mientras el ritmo aumentaba, entre besos, jadeos y caricias mi respiración se volvia cada vez más pesada, más difícil de controlar, mis piernas temblaban a su alrededor y mi interior se sentía al borde del éxtasis extremo.

Mi corazón latía cada vez con más fuerza, mis labios lo devoraban con más pasión y mis manos se aferraban a su espalda con más fuerza mientras me sentía al borde de una abismo hacia el que el me estaba dirigiendo, sus embestidas eran cada vez más intentas, más aceleradas y fue entonces cuando lo abracé tan fuerte como fui capaz y me deje ir junto con el mientras su cabeza descansaba en el hueco de mi cuello. Nos besamos entonces con más libertad, con más fiereza porque aquello sólo significaba que yo era suya y el mío en esa bella noche londinense que aún aguardaba más. Cada beso, dejaba una ferviente necesidad de más, una ardiente necesidad de tomar aquello que se nos habia ofrecido una y otra vez hasta que nuedtro cuerpos no fueran capaces de aguantar otro asalto. Largas horas de placer mutuo en aquella cama, interminables minutos, segundos que se antojaban eternos mientras recorriamos una y otra vez los lugares previamente tomados, deleitandonos con el sabor del otro y consumiendonos por el placer de estar juntos de aquella manera tan única, personal y nuestra por sobre todas las cosas

En algun punto de aquella noche recuerdo sus ojos verdes mirándome a través de sus largas pestañas mientras se sentaba y tomaba de mi mano haciendo que me sentara junto a el para despues colocarme a horcajadas sobre su regazo, rozó su labios con los míos y me abrazó mientras nuestras respiraciones colapsaban llenando el lugar de una placentera sensación de paz, sentí sus manos aprisionar mis mejillas mientras me besaba nuevamente y fue en ese momento en que sus labios pronunciaron dos palabras que hasta el dia de hoy aún siguen grabadas en mi mente como si hubieran sido tatuadas con fuego

"Te amo"

Esas palabras fueron las primeras palabras que sentí deverdad marcar mi alma y mi corazón y son las que me recuerdan que a pesar de no tenerlo conmigo, el es y siempre será la persona a la que le entregué todo de mi, la persona que me regaló aquella noche inolvidable

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