Mis labios se reflejaban cortados en el cristal e inconscientemente pasé mi lengua sobre el inferior.
Aún no estaba acostumbrada al frío de este lugar, pero quería enfocar mi carrera de biología en la fauna que vive con bajas temperaturas; linces, osos, alces, lobos... Y este pueblo me ofrecería los mejores datos, asique encontré una pequeña casa en alquiler a 1 hora de la universidad, lo más cercano estaba ocupado por alumnos de cursos superiores.
El tren y el sonido de sus vías chirriantes me llevarían a estudiar todas las mañanas, dado a que por la gran cantidad de nieve no se habían habilitado carreteras, pero me gustaba el tren, el paisaje desde mi asiento me llenaba de felicidad, algo que realmente necesitaba a las 7 de la mañana.
Cuando por fin bajé, un enorme edificio se alzaba frente a mí. - La universidad parece más bien un castillo medieval- pensé.
El interior era incluso más grande de lo que parecía por fuera, con grandes columnas y salones comunes llenos de estanterías repletas de libros, y eso me estresaba, tengo una pésima orientación. Por suerte el tren me dejaba en la escuela media hora antes de que empezasen las clases, eso me sirvió para mirar minuciosamente el mapa del castillo, digo universidad, y encontrar mi aula.
Era temprano y estaba completamente vacía, el vaho en los cristales me recordó a cómo me gustaba de pequeña dibujar con el dedo sobre él.
La pizarra era de un verde inteso y parecía inmensa, llenaba casi al completo una pared.Me resultó extraño que los pupitres estuvieran hechos con madera sin pulir, supuse que el olor a abeto me iba a acompañar durante todo el curso.
Elegí un asiento y empecé a leer un nuevo ejemplar de mi saga favorita para matar el tiempo.
No llevaba mucho leído, un par de páginas quizá cuando noté un frío más insoportable de lo normal recorrer mi cuerpo. Levanté la vista de el libro e inspeccioné de nuevo el aula. Me sorprendió un chico sentado en el último asiento de la última fila, al lado de la ventana.-qué raro- me dije a mí misma. -¿Cuándo ha entrado? No lo he escuchado.-
Interrumpiendo mis pensamientos una molesta alarma resonó en la estancia y en ese instante todo se llenó de murmullos. Gente de todo tipo, ilusionada por empezar, llenó la clase en poco tiempo. No se por qué me alegré mucho de ver tantas personas de mi edad.
Pocos minutos después un hombre bajito y regordete, con una calva central rodeada de pelo, se colocó frente a la mesa del profesor, se presentó como el señor Mr.Anónimo y todos nos reímos.
El profesor decidió romper el hielo haciendo que cada uno de nosotros se presentase al resto de los compañeros.-Diana Weal. -mencionó mi nombre y me levanté de mi asiento. Todos a mi alrededor me miraron sobresaltados y uno de ellos dijo.-tienes el pelo...-.
-Blanco.- Contesté y de repente mi mirada fugaz se encontró con la del chico sentado al final, parecía curioso, o es lo que pensé antes de que volviese a agachar su cabeza y su flequillo negro me impidiese ver su expresión.
-Un defecto de nacimiento, nací sin pigmentación en el pelo.
-Que guapada loco- dijo otro afortunadamente. Continué.
- Hola a todos, soy Dana, futura bióloga. Vengo desde Connecticut, Estados Unidos, asique espero que me ayudéis un poco a conocer todo esto y con suerte aprenderé a no perderme. -
Aparecieron algunas sonrisas empáticas en las caras de los demás lo que me hizo sonreír también y volví a mi sitio.
Nada más me senté el profesor prosiguió.
-Hayden quieres...?- y el chico misterioso se levantó captando la atención de todos. Supuse dos cosas; o el profesor ya lo conocía, o no era el primer año de ese chico allí.-Soy Hayden Edevan, y soy a partir de ahora vuestro líder.
Sus ojos pasearon por toda la estancia y se detuvieron un momento en mí antes de volver a sentarse, lo que me puso realmente incómoda, su mirada era más profunda de lo que cabía imaginar y sus ojos azules, prácticamente transparentes como un iceberg. Me miró pero parecía totalmente indiferente, no podía leer ningún pensamiento en su rostro, era como si estuviese mirando a la nada con sus profundos ojos y me hizo sentir pequeñísima. Su discurso me dejó desconcertada, ¿a qué se refería con líder? Nadie se rió, el ambiente pasó de ser divertido a hostil hasta que fue el turno del siguiente.Las presentaciones ocuparon toda la hora y el timbre volvió a sonar.
Me dirigí al mapa en el salón principal, mi siguiente clase era...
-¡Antropología, aha, aquí estás!
Una chica alta de cabello negro rizado señaló algo muy enérgica. Me acerqué a ella y un olor a fresa muy agradable me inundó.-¿Has encontrado el aula de Antropología? ¿Podemos ir juntas?
-¡Si claro! Te conozco de antes, eres la peliblanca, yo soy Daniela. Pero llámame Dani. -me dijo al oído-.
-Encantada Dani, soy Dana.- Las dos nos echamos a reír al darnos cuenta de la similitud de nuestros nombres y nos acompañamos a clase mientras seguíamos conociéndonos.
Las primeras horas pasaron rápido y ya me dirigía con Dani hacía el comedor cuando noté un repentino golpe en mi hombro.
-¡Perdón! ¡Perdona! -No entendía tanto revuelo, solo había sido un empujoncito y yo seguía estando en pie, pero el chico castaño de ojos verdes parecía preocupado y nervioso, asique le dejé claro que estaba bien, que no pasaba nada y sin apartar sus ojos de mí, acabó marchándose mientras secaba sus manos sudorosas contra su ropa. Dani me dirigió una mirada de incomprensión acorde con la mía mientras me encogía de hombros.
-quizá- pensé.- se trata solo de un chico antisocial.- me resultó la respuesta más lógica y el chico tenía un aspecto lindo asique me pareció tierno en algún sentido.-¿Lo has visto alguna vez?- pregunté.
-No que yo recuerde.
Mi estómago rugió entonces y olvidamos el encuentro para ir a almorzar.Mientras comíamos Dani me habló de cómo se había criado en Ottawa, y que tras enfermarse su abuelo, se había mudado con sus padres al pueblo para cuidar de él ya que el anciano se encontraba muy débil para viajar. Me sorprendió la facilidad de la que ya era mi amiga para tener una vibra positiva y enérgica hasta cuando contaba algo triste.
-¡Fiesta! -nos interrumpió una muchacha rubia con pecas en el rostro. -Fiesta por el comienzo del curso esta noche en el lago, ¿vendréis?- Antes de que pudiera ni siquiera pensarlo, Dani recogió el cartel que la chica extendía hacia nosotras.
-Cuenta con nosotras.- Dijo y me guiñó el ojo. -Será divertido.
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Las Garras Del Alfa
WerewolfDiana Weal, Dana, empieza su primer año de universidad en uno de los más fríos y remotos pueblos de Canadá. El curso se dispone a transcurrir con normalidad, hasta que la indomable chica descubre un mundo oculto, y en él, un alfa.