UN DIA DE SORPRESAS

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Eran las seis de la mañana y no podía dormir así que decidí levantarme. La noche anterior no había dormido muy bien que digamos ya que al cerrar mis ojos recordaba todo lo ocurrido el día anterior. Yo era de aquellas personas que podía dormir en medio de una fiesta y al siguiente día despertaba como si nada, pero esta vez no había sido así.

Fui hasta el baño y empecé a llenar la bañera, un buen baño era todo lo que necesitaba; luego de llenarse mas arriba de la mitad me desvestí y me introduje en el agua; estaba justo como a mí me gustaba: ni tan caliente ni tan fría. Mientras me lavaba el cabello pensaba en aquel hombre con el que había chocado, no era como los que había conocido; él era diferente pero no sabía el por qué.

Después de media hora de un baño relajante salí de la bañera y me envolví en una toalla y con otra me recogí el cabello, me lave la boca y salí del baño. Luego de buscar en el ropero me decidí por una falda tubo de color café y una camisa de mangas con botones en la frentera color blanca, y del cajón de interiores saque una braga blanca con un sujetador a juego; al terminar de vestirme me seque el cabello con el secador y acto seguido me lo cepille, y para terminar me puse unos zapatos de tacón alto color café y me maquille con un poco de base, rubor, delineador y brillo ya que mientras más natural mucho mejor.

Al terminar de arreglarme ya eran las 7:10 por lo que hoy si tendría tiempo de desayunar. Al salir de mi habitación me dirigí hasta la cocina donde ya se encontraba Andrea.

- Buenos días Andre, dije cariñosamente.

- ¡No me lo puedo creer!, Ariana Anelis ya esta lista y apenas son las siete y algo, dijo Andrea asombrada. Yo reí por su comentario.

- Lo tomare como un cumplido, dije burlona y mientras Andrea asimilaba la situación empecé a prepararme una tostada de queso y jamón y mi indispensable café.

- Y ¿a qué se debe el milagro?, pregunto Andrea.

- A que no pude dormir bien, respondí cambiando mi gesto.

- ¿Por lo de ayer?, pregunto sin rodeos.

- Pues sí, no dejaba de pensar en el Sr. Smith.

- Te refieres a tu guapo jefe con el cual te quedaste encerrada en el ascensor y que te abrazo y para el cual ahora eres su secretaria y que te quiere matar de placer y no de…

- ¡Yaaaaa!, dije riendo. - Ese mismo.

- Pues ya tengo ganas de conocer al hombre que ha logrado que mi amiga no pueda dormir, dijo Andrea riendo.

- Eso no será posible, dije negando con la cabeza.

- ¿Por qué?, pregunto haciendo puchero.

- Porque no y ahora me voy porque no quiero que me despidan.

- Pero si apenas son las siete y media.

- Lo sé pero con todo lo que me paso ayer olvide llamar al mecánico para que le cambie una llanta ponchada a osito que encontré ayer en la mañana por lo que tendré que viajar de nuevo en buseta.

- Pues eso no será problema ya que gracias a tu mejor amiga eso ya está resuelto.

- ¡¿En serio?!, pregunte sorprendida.

- Y todavía lo dudas, dijo poniendo cara de resentida. Me abalance hacia ella y le di un gran abrazo.

- ¡Gracias!, eres la mejor amiga del mundo.

- Para esa estamos ¿no?.

- No sé como pagártelo, dije separándome de ella.

- Pues con una caja de chocolates estaría bien, dijo con una gran sonrisa.

Mi primer y unico amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora