PARTE 1: LIBERACIÓN

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Querido Dios: ¡hombre me has hecho!
salud me has regalado,
cobijo, amor y techo;
mereces infinitamente ser amado,
adorado y servido fielmente, siempre a tu lado.

¿Quién soy para cuestionaros?
voluntad perfecta has declarado,
respetuoso debo ser al aceptaros
muy dentro de mi vida, ¡necesito ser transformado!
estoy en el abismo, estoy cansado.

Graves y muchas faltas te han contristado,
pero solo deseas ser amado;
pediros perdón es necesario para no resultar acabado,
hundido en el cieno por tiempo sin término atrapado,
¡misericordia, amado salvador!, deseo cielo anhelado.

Circunstancias difíciles del ayer,
experiencias maravillosas de la vida,
brotando semillas apetecibles; frutos del ser,
agua de vida hay que beber
para descubrir la verdad que todos deben ver.

Virtudes y dones perseguir,
la mejor decisión para crecer;
ser valiente y resistir
las afrentas del enemigo al nacer,
vivir y morir hasta el último anochecer.

Oración asceta en solitaria habitación,
lágrimas de arrepentimiento sin excepción;
alma contemplando a su creador con atención,
en aras de evitar la espiritual inanición
que conduce a la total perdición.

Madurar y crecer en la fe,
convidar al mundo con dulce miel
a la invitación divina del Señor: ¡Ámense!;
abridle alma, alma mía, abridle
la puerta a la Santísima Trinidad, regocijo recibidle.

Adorar un Dios humanado,
comer su cuerpo y sangre,
amar a Santa María, nuestra abogada,
recibir el Santo Espíritu en nuestra morada,
adquirir fortaleza, reconocer nuestra nada.

Mirad como corre tras de ti, destrucción quiere;
"pues venga" aplacad y venced como se debe, ¡no la aceptes!
vanidad infinita, vanidad desconcertante,
vanidad de vanidades, vanidades que os ofrece.

Salir con vida, huir peleando;
sufrir cada noche y cada amanecer,
perseverar en la lucha, ¡perseverad!
perseverando y luchando.

A pesar de verme sometido a un mundo de dolor,
compaginar mi ser debo con exactitud y fragor,
sacrificio de amor, amor sacro,
sacrificio: amando lo sacratísimo.

Sufre, sufre querido hijo con valor,
tesón y gallardía las afrentas de la vida;
ya viene el consuelo de mi hijo, hijo querido;
el consuelo de Jesucristo Divino.

Resistir ataques rudos del león rugiente,
devorador, vil serpiente; más
solo no puedes - ¡Cristo viene ya!,
todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

El destino siempre anhelado:
victoria final, al final del telón,
pruebas y lágrimas, lágrimas y dolor,
sentimiento puro, eterno amor.

Gozo esperado, redentor amado;
eternas bodas, bodas del cordero;
alegría infinita, infinita alegría,
sin tiempo, ni fin, sin fin, sin término.

Mi querida alma, manjar ameno;
volad por los cielos, volad risueño;
contemplad los esfuerzos, esfuerzos terrenos;
premio merecido; amadlo y queredlo.

Padre Creador, amor eterno;
Cuerpo y sangre de Cristo, mana del cielo;
Santo Espíritu, Santo Paráclito Perfecto.

Madre María, manto sereno,
pasado y recuerdos del mal hecho,
atormentando mi psique, trastorno ajeno,
esperanza infranqueable en el bien supremo,
oportunidad y serenidad en el último lecho.

La muerte no me asusta ya más,
pues he confesado mi maldad y fragilidad,
el perdón ha sido mi tranquilidad
en un mundo de mil caras.

¡Que el mundo cambie de inmediato ya!
que se acabe tanta terquedad,
obstinación y oscuridad;
¡humanidad despertad ahora mismo!

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⏰ Last updated: Mar 30 ⏰

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