Parte 3

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«La inocencia de aquel niño era dulcemente encantadora.
Era fácil quererlo, amarlo y desear protegerlo, siguiéndolo a todas partes. 
Es tan inocente que no sabe lo que es correcto y no aún,
ve el mundo con unos ojos diferentes, pobre alma que amenaza ser corrompida.
No sabes aún por donde debes pisar, déjame cubrir tus ojos y guiar tus pisadas lejos de éste lugar.
»



Una semana después.

El sonido de un bostezo junto a un par de brazos vendados estirándose fue lo que acompañó el ligero sonido que creo el choque del cristal con el hielo de aquella bebida alcohólica que fue depositada cuidadosamente sobre la mesa.

— Cielos, esta vida es más agotadora de lo que parece... —Suspiró rendido el muchacho de nombre Osamu, tirando los brazos a sus costados sobre el respaldo del sofá, sentándose inapropiadamente con las piernas en posición de loto.

El joven de ojos color avellana observó como el albino ni siquiera se inmutó, manteniendo ese semblante serio y poco comunicativo, algo que hizo que el joven de vendajes se inclinara hacia el frente, encorvando la espalda, intentando ver desde su posición que veía el albino, no veía nada más que el hielo esférico en aquel vaso, no había indicios de una plática...

— Cielos, cielos querido, ¿acaso eres mudo? —Habló de nuevo, pero ni siquiera logró que los ojos carmines del albino le miraran un poco, así que exhaló ladeando la cabeza. — Te voy a contar algo que me sucedió hace un par de días, ¿vale?

Hizo una ligera pausa, creyendo que el albino al menos se encogería de hombros pero en vez de eso apenas y parpadeo, preguntara quien le preguntara, Dazai nunca sabría por qué continuaba pidiéndole al Dragón Blanco reunirse de vez en cuando... Quizá por qué no conocía algún otro hombre en ese tipo de negocios, o porque el antiguo jefe de su mafia evitaba a toda costa al Dragón Blanco.

— Ya que insistes... —Se tomó pues, la libertad de narrarle lo que había mencionado segundos atrás. — Hace unos días, estaba dando una vuelta mientras jugaba un videojuego nuevo que había comprado en mi consola portátil, el problema no fue que me mataron incluso tres veces, pero que sencillo sería que en la vida pudiera lograr el cometido tan anhelado de la muerte, pero volvamos al tema, el punto es que, para resumirte, me encontré con unas putas, ya sabes, eran coquetas, y no desaproveché la oportunidad.

Al haber escuchado la palabra tan vulgar con la que se refirió el castaño a las sexoservidoras, el albino al menos apartó mínimamente la vista de su bebida, recargando su espalda suavemente en el sillón, como dándole a entender al castaño que tenía su atención y continuara, sin querer, pues era la primera vez que le "interesaba" escuchar alguna conversación del castaño.

— Me dijeron sus servicios, precios, tiempos y esas cosas, la verdad iba a rechazar, pero entre ellas hubo una que me llamó demasiado la atención. Era una novata puedo decírtelo con franqueza, la mamada que me propinó fue un asco, en mi vida nunca me la habían mamado tan mal, pero tenía una mirada encantadora. —El hecho de hacer mención de aquella felación hizo que el albino separara los labios por primera vez esa noche, para hablar.

— ¿Le pediste ese servicio o ella se ofreció...? —No supo por qué, pero había recordado su incidente con aquel muchacho, sintiendo algo extraño en el estómago al ver que el castaño parecía intentar recordar.

— Pues... Sabes que me gusta el trato rudo, que fuera novata no iba a hacer que yo me tentara el corazón, después de todo es su trabajo, se les está pagando, uno puede hacer lo que quiera con ellas, pagas para poder usar su cuerpo como te plazca durante el periodo que digan, ¿no? —Como siempre, Dazai era un muchacho antipático en ese aspecto, nunca se preocupaba por el bien de los demás, y en parte estaba bien por ser el mundo en el que estaban, pero hubo cierta incomodidad en el albino.

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⏰ Last updated: May 07, 2019 ⏰

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