Hay una profunda calma en derredor,
tan solo fachada de un ruin attrezzo
que mantengo visible aunque no avezo,
la cara oculta, mi angustiado humor.
Linda un sosiego a este esquivo escritor,
y mi ahumada saliva por el pescuezo
desciende ahogando un mudo rezo,
vetusto apremio zaino, velado temor.
Templanza vana que encubre mi exterior
cual sombrío enramado de seco brezo,
mientras otro trabajo auxiliar empiezo
que acalla este sueño de ser vate pintor.