Muchas veces intentamos poner una venda en nuestros ojos, no queremos aceptar lo evidente.
Era perfecta, nunca lo pude negar. Hermosa, todos podían ver eso, creo que me deslumbró desde el momento en que la vi por primera vez. En cuanto cruzamos miradas me sonrió y algo pasó conmigo, creo que ni siquiera pude reaccionar para sonreírle de vuelta, aunque debo admitir que la busqué con la mirada el resto de la noche.
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Llevábamos prometiéndonos que cuando ya pudiera manejar sería la encargada de llevar a la tropa de estúpidos que tengo como amigos hasta "cabaret", la disco más cool de nuestra ciudad, el único lugar en el que podías ser una persona completamente diferente, aunque fuera por una noche; o por lo menos vendían esa publicidad, ¿quién no querría ir a ese lugar?, aunque obvio, nada es tan fácil y esa disco quedaba a unos cuantos kilómetros del centro, seguro que como parte del anonimato de sus clientes.
Era viernes, perfecto para que mis amigos pudieran controlar la resaca que tendrían el resto del fin de semana, llevaba meses sin tomar, así que era la chófer perfecta.
El lugar era digno de todas las historias que habíamos escuchado, por un momento sentías que podías hacer lo que quisieras y nadie te estaría juzgando con la mirada, en realidad nadie te estaba prestando atención.
En algún punto de la noche fui a comprar a la barra y la vi, un ángel estaba pidiéndole algo al barman justo a mi lado, debí quedarme un montón de rato mirándola porque se volteó y me sonrió, para cuando salí de mi ensoñación ya no estaba, la busqué, pero el lugar estaba repleto, así que me quedé con la idea de que solo era un hermoso sueño.
Aunque mi sueño se hizo real la segunda vez que estuve en la disco, esta vez fui solo con mi mejor amiga, estábamos bailando y mientras ella buscaba provocar al DJ, alguien se me acercó por la espalda, al darme vuelta quedé de frente con ella, volvió a mostrar esa sonrisa con la que había soñado por días y comenzó a bailar cada vez más cerca de mí.
Me dejé llevar por primera vez, todo era demasiado bueno como para estropearlo pensando de más. Me dijo su nombre, Angela, era imposible no evocar a The Lumineers y sentir que tenia frente a mí a Cleopatra.
Fue una noche larga, de conversaciones profundas y miradas cargadas de dobles intenciones, cuando nos besamos sentí que tocaba el cielo, todo lo que quería, lo que alguna vez quise ser estaban personificados en esa persona frente a mí.
Lo que vino después fue tan rápido que a veces siento que no recuerdo la historia completa, ninguna quería algo formal, por lo menos no al principio. Nunca la presenté como algo más que mi amiga, nunca vi molestia cuando eso pasaba, de todas formas, ella hacía lo mismo conmigo.
Muchos lo supieron por descuido, besos fugases cuando no había nadie cerca, miradas cargadas de deseo cuando creíamos que nadie estaba pendiente.
Nunca me voy a arrepentir de que fuera la primera; aún escucho las risas incomodas debajo de las sabanas, rozar su piel, besar sus hombros, o solo observarla dormir era un regalo.
Ahora lo pienso y entiendo que no fuera suficiente, tenerla a ratos no era suficiente, quería más, queríamos más pero no fui lo suficientemente valiente para pedirlo, y luego para entregarlo.
Verla a punto de llorar, que me hablara con la voz rota, recordar la determinación en su mirada mientras abría la puerta para irse y no volver más.
Lloré, nunca me había sentido así, con el corazón roto y es que sabía que era mi culpa que la historia se acabó antes de comenzar.
Pero tenía demasiado miedo, no tanto por lo que el resto diría, era tiempo de enfrentar las cosas y decirle al mundo que se pudriera si no me aceptaba tal y como soy. Era ella, demasiado perfecta para ser real; y también estaba el resto del mundo, pero no de esa forma, eran las expectativas, por momentos creía que tenía el peso del mundo en mis hombros, tenía que ser tantas cosas, tantas versiones de mí misma al mismo tiempo; y no era yo, no soy ninguna de ellas.
Esa mujer dueña de casa, madre y esposa; esa no quiero ser yo, esa jamás seré yo. Porque amo a una mujer, siempre lo supe, pero no dije nada, nunca le dije nada.
Y aquí estoy, tratando de jurar que esta vez voy a cuidarla, segura de que nos merecemos una segunda parte, porque haré de todo para volver a enamorar a la mujer de mi vida.
Querida Angela:
No recuerdo exactamente cómo te conocí, solo sé que fue verte y sentir que todo lo demás era secundario.
Mientras más sabía de ti, más sentía que mi lugar era contigo, que todo estaría bien, que podía hacer lo que fuera, solo porque tú creías en mí.
Porque el amor era incondicional; pero soy un desastre y ni siquiera fui capaz de apostar por ti, lo único que necesitabas que hiciera.
Tenía miedo, lo admito, porque eres demasiado real para poder manejarlo, estar contigo y ser esa persona que todos esperan que sea. Solo soy real cuando estoy contigo, y prometo que haré de todo por volver a enamorarte.
Por favor no te alejes más, el mundo es demasiado gris como para no tenerte.
Eres la mujer más maravillosa que jamás pisó este mundo. Nos merecemos una segunda parte, porque como lo dice esa cantante que tanto te gusta, si lo intentas te prometo que esta vez vas a quedarte.
Atte Lucía