Until I Make You Mine - Part I

955 77 38
                                    

Tom Holland, 23 años

Era noche de espectáculo. Estaba nervioso, no exactamente por el público sino porque se me había comunicado que debía impresionar a nada más ni nada menos que al gran Robert Downey Jr. No podía creer que alguien tan importante como él, tuviese tiempo que perder en un teatro. Mi jefe me despediría sin pensarlo si aquello no salía bien.

Suspiré tratando de calmar mis nervios. Quedaban menos de cincuenta minutos para el show, lo que me daba una hora para prepararme. Ya había retocado mi maquillaje tres veces, me había probado mis mejores trajes y había cambiado de idea siete veces. Si aquello no salía bien... Jugué con mis manos, incapaz de mantenerlas quietas, hasta que decidí que ya era suficiente. Si quería despejarme, lo mejor sería salir a tomar aire fresco.

Me coloqué un abrigo y caminé por los pasillos del edificio hasta llegar a la puerta trasera. Área de servicio. Salí decidido, sintiendo como un escalofrío recorría mi espalda debido a la baja temperatura de la noche. Exhalé una nube de vapor, parado en el callejón, viendo los coches pasar.

—¿Qué hace un chico tan lindo como tú aquí fuera, tan solo?

Giré sobre mí mismo, asustado al oír una voz a mi espalda. Las palabras se me atragantaron, formando un balbuceo incomprensible.

Era él.

Robert Downey Jr.

Robert...

Mis mejillas se tiñeron de un rojo intenso al ver como reía, claramente divertido.

—Tranquilo, respira.

Inhalé y exhalé varias veces, armándome de valor. Tenía que causarle una buena impresión. —M-Me estaba preparando para el espectáculo pero a veces me pongo algo nervioso y necesito salir a tomar aire fresco.— Expliqué, rogando porque mi traje y maquillaje se vieran bien.

—Pues claro, normal. Te irá bien, no te preocupes.

—¿Disculpe?

—No necesito verte en el escenario para saber que todo el mundo te adora.

Mis mejillas volvieron a teñirse de carmín ante su comentario. No estaba preparado para ese tipo de actitud. Normalmente los hombres que se interesaban por mí eran groseros y asquerosos, en cambio Robert era todo lo que yo había imaginado como el hombre perfecto. Claro que también había estado con varias mujeres, más por ellas que por mí pues mi interés era, por muy narcisista que suene, difícil de captar.

—No voy a quitarte los ojos de encima.— Añadió con una sonrisa, caminando hacia el otro extremo del callejón y dejándome solo.

No me había dado cuenta en ese momento pero me había estado mordiendo los labios con tanta fuerza que estaba seguro de que tendrían marcas. Nada que algo de crema no pudiese arreglar, de todas formas.

***

Estaba tan nervioso. Notaba su mirada posada sobre mi cuerpo mientras realizaba los movimientos que tanto había ensayado. Por alguna razón sentía como si no existiera nadie más, solo él. Sentía como si me estuviese devorando, aún sin tocarme. Y lo más extraño era que deseaba que lo hiciera. Deseaba que me tocase hasta reducirme a un lío de gemidos y jadeos incomprensibles.

Basta.

Estaba desviándome de lo que realmente importa. Giré sobre mí mismo una última vez y levanté ambos brazos, sonriendo al oír los aplausos del público. Saludé como ya era costumbre y desaparecí tras la cortina, sonrojado y acalorado. Necesitaba quitarme el traje y darme una ducha cuanto antes.

Until I Make You Mine | TombertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora