Roses

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Tony había muerto, esa era la realidad, la triste y dolorosa verdad en la que Stephen Strange tendría que vivir... antes de que esa enfermedad acabará con su propia vida.

Wong y Christine le habían pedido que se hiciera la cirugía para intentar salvar su vida pero el se negó, entregandose al dolor que le enfermedad le causaba. Era su culpa el haberse enamorado de Tony sabiendo que el futuro no sería gentil con él.

Limpió sus labios y miro sus manos, temblando y manchadas de sangre, se miro en el espejo. Estaba totalmente pálido y la capa lo miraba desde una esquina, podía sentir la tristeza que la capa desprendía y se lamento por aquello.

  -Ve con Wong-. Pronunció débilmente pero la prenda negó.

Acompañó a Stephen hacía su cama y se quedó a su lado.

Stephen pensó en Tony. Hubiera querido decirle lo que sentía antes, mucho antes de que Thanos extinguiera a la mitad del universo pero no había tenido el valor y ahí estaba ahora, enfermo de amor y escupiendo pétalos de rosas mientras las espinas crecían dentro de él.

  -Oh dios... Stephen-. Christine se arrodilló a su lado y sostuvo su mano con fuerza.

  -Tranquila... voy a verlo y entonces le diré lo que siento-. Sonrió débilmente, le quedaban un par de horas.

  -N-no... podemos salvarte-. Ella se negaba a dejarlo ir. Wong, quien miraba desde el marco de la puerta bajo la mirada sintiéndose triste por su amigo.

  -Déjame... déjame ir-. Acaricio suavemente la mejilla de la mujer y limpió una de sus lágrimas.

  -Stephen...-. Sollozo ella.

  -Por favor-. Pidió apartando su mano.

Ella limpió sus lágrimas, beso la frente del hechicero supremo y se retiró de la habitación con sus ojos llenos de lágrimas.

  -Cuidala-. Dijo dirigiéndose a Wong. -Por favor-.

  -Con mi vida, maestro-. Hizo una leve reverencia. Cerro la puerta y fue detrás de Christine.

Stephen volvió su vista a la capa. -Te quiero también, caprichosa-. Le sonrió.

La capa se acercó y rodeó la muñeca de su portador con una de sus bordes en un gesto cariñoso. Stephen continuó tosiendo y expulsando pétalos del rojo más intenso que hubiera visto en toda su vida. Su amor por Tony había sido gigantesco en vida y crecería aún más en muerte.

Se dejo llevar por la muerte, cerro sus ojos y después el dolor, el sufrimiento y la desesperación se hicieron a un lado.

A la medía noche Wong entró a la habitación de Stephen y encontró su cuerpo rodeado de rosas, había sangre también. Miro el rostro de Stephen, era calmo, casi feliz. Wong suspiró y retiró a la capa de la habitación, ella se encerró en la caja de cristal donde había estado antes de que Stephen llegará al santuario. Ella nunca volvió a ser la misma, solo se quedaba ahí, flotando y a veces se paseaba por el santuario, buscando a alguien, a Stephen.

Christine lloró durante semanas la perdida de Stephen, jamás lo superó, algo se rompió dentro de ella.

Wong no dejo las artes místicas, pero igual se veía desconsolado.

Lo que no sabían era que Stephen había encontrado a Tony, lo había encontrado y se había confesado a él.

  - ¿Qué haces aquí?-. Dijo cuando lo vió.

  -Vine por ti?-. Se acercó rápidamente a Tony.

  -No entiendo...-. Los labios de Stephen tocaron los suyos y correspondió al beso sin esperar más.

  -Te amo, te amo Tony-. Susurro Stephen dejando varios besos más sobre sus dulces labios.

Tony dejo escapar un par de lágrimas.

  - Te amo también-. Ocultó su rostro en el pecho de Stephen y segundos después pareció reaccionar. -Pero tu... ¿moriste?-.

  -Cuando tu te fuiste enfermé-. Acarició rl cabello castaño con suavidad. -No puedo vivir sin ti, cuando te sacrificaste...-.

  - ¿En el juego final?-. Preguntó Tony. -Tenía que hacerlo-.

  -Lo sé, pero ahora estaremos juntos por siempre-.

  -Por siempre-. Aseguró y beso nuevamente al más alto, sintiendo sus emociones al máximo esplendor.

One shot para el evento #IronStrangeen1000palabrasomenos.

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