t r e i n t a

764 72 8
                                    

Continuación del capítulo veintinueve.

Oscuro, completamente oscuro, no lograba divisar nada.

La luz estaba siendo obstruida por alguna clase de tela posada en sus ojos, estaba amarrado y completamente expuesto.

Maldecía haber salido esa noche, estaba seguro de que algo iba a pasar, tenía ese mal presentimiento, ese dolor en su pecho que crecía conforme la noche pasaba.

Lo ignoró completamente, y ahora estaba amarrado, sólo con un bóxer y completamente expuesto al estúpido que lo secuestró.

Jungkook.

Fue el primer nombre que se le vino a la cabeza. El de su acosador.

Dolor en sus muñecas y cabeza, posiblemente por el golpe de anoche, estaban comenzando a ser presente ante cualquier otra cosa sucedida en donde estaba ahora.

El sonido de unos pasos y la madera del piso crujir le llamó la atención.

— ¿Quién eres?

JiMin preguntó demandante cuando sintió un cuerpo posarse enfrente suyo.

— El hijo de puta que te partirá en dos.

Una cálida respiración se fue acercando a su cara hasta el punto de mezclar respiración con la suya.

Mal nacido.

— Dime de una jodida vez quién eres.

— Adivina.— soltó Jeon con un deje de sarcasmo e ironía.

Éste último empezaba a acariciar el torso desnudo del mayor, dejándolo sentir leves escalofríos por su espina dorsal.

— ¿YoonGi?

— No.

Las caricias iban descendiendo al punto de llegar a sus muslos. JiMin se removió incómodo.

— ¿NamJoon?

— ¡Já! No, tampoco.

Las manos frías de Jeon se posaron en el paquete de JiMin, éste dió una leve respingo ante el contacto.

— ¿TaeHyung?

Jeon apretó el pene del mayor en señal de molestia, JiMin gimió por el dolor mezclado con placer que experimentó en aquel momento.

— Ese maldito niño, no.

— ¿J-jungKook?

— ¡Din, din, din, din!

Se separó del mayor dejando que se calmase un momento, pero esa calma no duró mucho.

— ¡Eres un jodido enfermo!

Gritó JiMin removiéndose en la silla esperando poder escapar así de su inevitable futuro.

— Tú me volviste un enfermo, bebé.

El mayor estaba listo para reprochar pero fue callado por los labios de JungKook.

En un principio se negó completamente al beso, mordiendo el labio inferior de su contrario, pero a medida que JungKook no se retiraba terminó cediendo.

JungKook sujetó los cabellos grises de JiMin profundizando el beso y sin permiso metió su lengua en la cavidad bucal del menor saboreándolo a su antojo.

Ésto estaba mal, JungKook lo había secuestrado, lo había besado a la fuerza y le había tocado sus partes íntimas. Eran razones suficientes para odiarlo durante el resto de su vida, pero el maldito sabor de sus labios contra los suyos lo estaba matando.

Stalker. ✎ KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora