Capitulo I

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Lo más probable es que pesque un resfriado y es lo que menos me importa en estos momento, veo pasar a las personas apresuradas en busca de un refugio con sus paraguas en manos, yo solo mantengo mi vista en el par de jóvenes el cual uno de ellos hace que mi corazón este acelerado y el nudo en mi garganta hace las cosas peor ¿Porqué no solo tragar y seguir?.

Solo unos minutos desde que me baje del taxi en frente de la cafetería, solo unos minutos para ver aquella escena y quedar inmóvil con mis ojos picosos, un poco nublados por las lágrimas contenidas, mi labio inferior tiembla y dudo que sea por las gotas frías.

«¿Porqué esta besando a otra chica?».

«¿Acaso no soy lo suficiente para él?».

«¿Porqué duele tanto tener el corazón roto?» cada unas de esa preguntas y más se repetían en mi cabeza.

Siguen cariñosos en aquella cafetería, se ven felices y soy incapaz de ir a interrumpir, seria una completa idiota al ir y reclamarle. Un estornudo hace que me duela la cabeza, lágrimas silenciosas han caído por mis mejillas disfrazándose con la lluvia que cae a cántaros. Atrás de mi se encuentra un banco por lo tanto me siento y bajo la vista del vidrio de la cafetería que esta al frente, ellos no se percataran de mí.

Mientras que juego con mis dedos, sumidas en mis pensamientos siento que las gotas ya no me empapan más de lo que ya estoy, no levantó la vista para ver de quien se trata, debo estar roja por llorar ¿Pero que le importaría a un extraño verme con la nariz roja e igual que las mejillas?.

Levanto mi cara encontrando me con el cuerpo al lado del banco, veo el paraguas grande, el sujeto carga puesto un suéter amarillo y la capucha de esta evita que vea su rostro.

—A veces la lluvia es un buen disfraz —su voz gruesa pero suave a la vez hace que se me ponga la piel como gallina, no respondo, porque de mi boca no se formula nada cuando la entre abro,— Sostén un momento—me tiende el paraguas, el cual aceptó sin ninguna queja, me percató de que saca de su bolsillo su celular para marcar algo en el y se lo lleva al oído.

—Buenas noches, ¿Tiene un taxi disponible? —mi cejas se unen por la confusión ante esas palabras y también al no ver su rostro,—Avenida Humbelt, calle 4 —un estornudo de mi parte hace que el chico calle por unos segundos— Esta bien, gracias.

El chico corta la llamada y vuelve a colocar su celular en el bolsillo, estoy confundida con sentimientos quebrantados y un poco sorprendida por el detalle de este chico al no dejar que me siga mojando.

Las gotas caen con fuerzas contra el paraguas y el suelo, como si el cielo reprendiera a todo ser que pisa el suelo, solo se escucha las gotas y el zumbido del frío viento, tiemblo un poco por el frío contacto del agua y mi poca ropa no es de gran ayuda, el vestido azul cielo esta totalmente empapado, la lluvia no tuvo compasión conmigo y aquel chico tampoco la tuvo con mi pobre corazón.

—El taxi llegara dentro de poco —informa, volteo a verlo notando como se quita su suéter amarillo dejando al descubierta la franela negra que su suéter cubría, se despeina su cabello castaño meneando la cabeza de un lado a otro «como cual perro haría después de un baño» pensé. Detallo el perfil de su rostro, nariz perfilada y mejillas rosadas con pecas en ellas, cejas gruesas y pestañas largas curvadas hacia arriba, la intriga de saber el color de sus ojos se esfuma cuando se gira hacia mi—Toma, lo necesitas más que yo —murmura tendiéndome el suéter.

Lo observe por unos segundos, sin saber que hacer, él levanta una ceja ante mi desconfianza, con el dorso de mi mano limpio mis mejillas y me pongo el suéter.

YellowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora