Almas gemelas he hablado de ellas. Alma gemela, esa mitad que te complementa...que deja huella sin pisar, que te enseña sin arruinar.
Y es que esa alma es diferente a las demás, no es pasajera es de las que se quedan sin preguntar.
Esa alma gemela se escabulle y se vuelve habitante de todas tus paredes, se adhiere a cada una de ellas. Se adhiere a la puerta, a la mesa y a la foto que guardas con delicadeza.
Se vuelve tu fiel compañera.
Comienzas a darte cuenta que esa alma gemela tiene la sonrisa más hermosa que hubieras visto, y no porque siempre ha estado. Sino porque las lágrimas la han formado.
Los ojos de esa alma se vuelven laberintos que podrías recorrer toda la vida, te podrías a perder una y otra vez en ellos pero lo harías sin chistar ni un momento.
Y así le encuentras sentido a cada elemento que había estado presente en tu día a día, pero nunca habías descrifado el tan bello significado que tenía.
Creo firmamente que encontrar a esa alma no solo es encontrar belleza en la luz sino también en las esquinas. En los lugares donde hay polvo, en los lugares en donde nadie se atreve a ver.
Es fácil saber si encontraste a esa otra mitad, a ese otro ser que te puede llegar a complementar, creo que cuando te quedas sin aliento viendo esas esquinas llenas de pasado y una que otra herida y al final solo percibes arte, belleza y un corazón latiendo lleno de curitas ... Es cuando encontraste a esa parte que te hacia falta, a esa alma tan bonita.