Las manos de Rusia de movían apresuradamente sobre la espalda del mexicano, acariciando con suavidad cada cicatriz y marca que cubrían su suave y deznuda piel blanca. De la boca de México no paraban de salir gemidos y jadeos cada que las expertas manos pasaban por sus puntos sensibles; había sido tanto tiempo desde que había tenido un contacto cariñoso que cualquier sutil toque lo hacía estremecerse cual virgen... Y no es que se estuviese quejando.
Rusia sabía jugaré bien sus cartas, memorizando cada zona erógena del más pequeño, cada pequeño punto que lo hacía retorcerse en bajo sus manos y que tanta presión debía ejercer sobre cada uno de estos; México era un libro abierto para él, un libro que no dudaría en robar para si mismo, no dejaría que alguien más lo tocase, ahora era suyo y de nadie más.-Rusia, por favor, deja de jugar conmigo-Ahg! Puta madre!-
Los suaves suspiros de México se transformaron en un grito ahogado de dolor en cuanto los dientes del euroasiático se clavaron en su hombro, dejando una gran marca sangrante sobre este. Una gran sonrisa satisfecha cubría el rostro del más alto en cuanto observó su obra más reciente, la cual al mexicano no le agradó en lo más mínimo.
-¿Te diviertes?-
Cuestionó México con una ceja alzada sarcásticamente.
-Bastante ¿Y tú?-
México rodó los ojos con ironía antes de bajar del regazo del otro y recostarse sobre la cama bajo la atenta mirada de su compañero, quien, al notar como el otro se alejó sin decir nada esta dispuesto a disculparse por su comportamiento "agresivo" pero fue interrumpido nuevamente por las palabras del mexicano.
-Ya no digas nada y trabaja-
Ante estas palabras, la sonrisa volvió a los labios de Rusia mientras se movía sobre la cama hasta posicionarse sobre el pequeño país; no estaba seguro de cómo comenzar, no quería lastimarlo más de lo que ya estaba mi mucho menos hacer algo indebido, pero México se veía tan hermoso y vulnerable bajo su cuerpo que le era difícil no arrancarle los pantalones y follarlo hasta no pudiera siquiera hablar por la mañana de todo lo que lo haría gritar.
Las manos del ruso regresaron al trabajo con rapidez, pasando sus dedos sobre los bordes sensibles de México, jugando de vez en cuando con sus pezones, retorciéndolos y jalandolos hasta que se pintaron de un lindo tono rosa que combinaba perfectamente con su expresión excitada.
-Solo mirate, eres tan hermoso...-
Rusia se separó para poder admirar su obra con orgullo mientras dejaba que México recuperara el aliento que se la había escapado entre suspiros.
-Anda, date la vuelta, hay que continuar-
Normalmente a México no le gustaba que le dieran órdenes, pero esa fue una de las pocas ocasiones en que obedeció sin rechistar, pegando su pecho a la cama y dejando en alto su trasero, el cual, aún estaba cubierto por sus pantalones de chándal, aunque no por mucho pues una vez que el ruso estuvo satisfecho con la postura de su compañero no dudó ni un segundo en tomar el borde del pantalón y tirar de este con fuerza junto con su ropa interior, dejándole una hermosa vista de sus redondas mejillas y su húmeda entrada.
-Sweet...-
Susurró el más alto con satisfacción mientras se acercaba a dejar una suave lamida sobre el agujero de músculos que instantáneamente se contrajo ante el contacto. Lo único que mejoró el momento fue el ahogado gemido que el latino intentó ocultar entre las almohadas, fallando por supuesto.
Rusia no podía sentirse más orgulloso ante tal reacción que sin previo aviso introdujo su lengua y comenzó un vaivén acelerado, asegurándose de tocar todos los bordes de la cavidad sin prestar atención alguna al llanto de placer que se escapaba de la boca de México.
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Havana [RusMex] One-Shot
FanfictionLa mitad de su corazón se quedó anclado a la cama de ese hotel de carretera. Viviendo solo del recuerdo de como sus cuerpos se unieron por primera vez, y también de como tuvieron que separarse y decir adiós, como si solo de un encuentro casual entre...