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Una vez en 1979, dos hombres llegaron a la oficina del alguacil de una localidad de Estados Unidos muy alarmados declarando haber sido secuestrados por extraterrestres que tenían extremidades parecidas a las pinzas de langosta en lugar de manos.

Poco después, les dejaron a solas esperando un rato en la sala con un dispositivo de grabación oculto para exponer la posible mentira; continuaron hablando, esta vez entre ellos, del angustiante suceso.

Datos perturbadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora