U N O

9 2 0
                                    

Kia

Observó la playa sentada desde la orilla, la marea rosando mis pies descalzos y el sol ocultándose tras el gran mar.

Solía venir aquí, con mamá y con Kate.

Cuando mamá estaba viva y Kate aún no odiaba el mar.

Veníamos todos los días, de vez en cuando algunos amigos nos acompañaban, amigos que se fueron luego de que mamá murió.

Así que verdaderamente no eran amigos porque todos se alejaron.

Solo quedamos Kate, mis mejores amigos y yo.

Leah y Erich.

Un australiano y una argentina.

En América del Norte.

Erich me gusta.

Y Leah... lo odia.

Pero no es un odio en el sentido de querer asesinarlo por razones como que le hizo la vida imposible o algo así, sino porque a su parecer (y al mio tambien) él es un estúpido ciego.

Pero sin embargo, su odio y el maltrato de mi mejor amiga castaña hacia el rubio de ojos verdes me hace sonreír en días como estos.

Días en los que me pregunto porque mamá decidió dejarnos, porque de un día a otro decidió que no era feliz y decidió quitarse la vida.

Porque eso fue lo que hizo.

Estábamos bien, no había ningún problema, incluso sin papá Kate y yo eramos las mejores hijas que ella podría haber deseado, o al menos eso nos decía.

Eramos la luz de sus ojos, pero quiero saber cuál fue el momento en que nos apagamos.

Yo la vi, entrando al mar, desaparecer entre las olas feroces, yo me lance al agua y la busque, aún con una tormenta tan fuerte como la había en ese momento, yo la busque.

Pero no la encontré.

Su cuerpo nunca aparecio, y por poco el mio tampoco.

Kate jamás ha vuelto a poner un pie en el mar o siquiera en la arena de la playa, y eso que vivimos en una zona costera.

Yo no he dejado de ponerlo, todos los días vengo aquí, al mismo punto, el mismo lugar desde donde la vi entrar al mar para no volver.

Me gusta imaginar que mirara hacia atrás, que escuchara mis gritos de súplica, que me verá y se devolvera, que nada pasará y estos dos años serán solo una pesadilla.

Pero nunca pasa.

Y se que nunca pasara.

***

---Hola Agni--- saludo al camarero detrás de la barra del café

---Hola Kiara, ¿Te sientes bien linda americana? --- su acento indio sonaba gracioso con el español, más sin embargo sabia que en verdad quería saber como estaba

---Estoy bien Agnimukha --- intente darle un amago de sonrisa, sin embargo me salio más como una mueca

---Se que en estos días tu hermana y tu no se sienten muy bien --- declaró --- el jefe le quería dar la semana libre a Kate, ella se negó

---Kate es así Agni, prefiere enfrentar su dolor con distracción --- suspiro y tomó asiento en uno de los bancos frente a la barra --- ¿Hay smooth de fresa?

---Para ti siempre hay preciosa --- escucho la voz de otra persona por encima de la del indu lo que me hace rodar los ojos

---Logan, por favor, deja de querer llamar mi atención que solo la alejas --- le digo mientras aparece en mi foco de visión

Pelirrojo, con una barba de quizás tres semanas que lo hace ver algo mayor de lo que es, un t-shirt negro que da la impresión de reventar en cualquier momento por lo tonificado de sus triceps, bíceps y todo lo que termine en iceps.

Logan Pucey ha estado enamorado de mi desde que llegó aquí a la zona.

Dejando su atareada vida neoyorquina para venir a ayudar a su tío en su cafetería en Fisherinn, una zona costera cercana a la playa Californiana "El Pescador".

No era muy conocida, las personas que venían a la playa mayormente no conocían la existencia de tal zona.

---¡Oh, preciosa! Quiero saber en que momento aceptaras una simple cita conmigo --- dijo poniendo el Smoothy frente a mi

---Cuando el mar se seque --- tome la bebida  y salí del local encontrándome con mi mejor amiga en una de las mesas exteriors, tenía unos lentes de sol y tomaba lo que parecía un té frío

---¿Té frío para la resaca? --- cuestione sentándome en la silla frente a ella

---Té frío con Alka-Setzer para la resaca --- corrigió y yo solo pude reír --- ¿Sin señales de rubiales aún?

---Aún no --- ciertamente el día de hoy era lunes, y no sabia nada de mi mejor amigo desde el sábado --- No estuvo presente anoche en casa de Saraid, ya me lo hubiera hechado en cara

---Hablando del rey de Roma --- dio otra sórdida a su té frío y volteo la cabeza hacia otro lado

---¿Hablaban de mi? --- cuestionó el ojiverde llegando a nuestro lado, beso mi coronilla y se sentó en la silla a un lado mío

---¿Qué comes que adivinas? Porque deberías comerlo más a diario a ver si adivinas como quitart... --- di una patada bajo la mesa dando con un pie que no estoy segura de quien era

---¡Hey!¿Porqué me pegas? --- se quejo Erich al lado

---Lo siento, creí sentir un cangrejo caminandome en los pies --- puse una sonrisa y de paso fulmine a Leah con la mirada, la castaña solo se encogió de hombros, siguió bebiendo su té frío y dejo de prestarnos atención

Las Sirenas De La Perla.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora