ToXic ~ ‹✨ YoonMin ✨›

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[Pov Jimin🐣]

Continuamos basándonos, nuestras lenguas se entrelazaron y nuestras manos buscaron la piel del otro para recordarnos que no se trataba de un sueño más. El ritmo era lento, como si quisiéramos grabar por siempre en nuestras memorias corporales como era sentir al otro.

El sonido de mis latidos acelerados retumbó en mis oídos, eran tan fuertes que incluso podría jurar que Yoongi los escuchaba. Me encontraba tan emocionado y tímido a la vez, mi lado inseguro me pedía a gritos cubrir mi cuerpo cuando mis pantalones de dormir fueron retirados con delicadeza, y aunque lo intenté, las manos de Yoongi tomaron gentilmente las mías entrelazándolas y llevándolas a sus labios para besarlas dulcemente. Delineó mis nudillos con sus labios, mordió con dulzura las yemas de mis dedos.

La atmósfera era tan cálida, tan acogedora que fui incapaz de percatarme en qué momento nuestras prendas habían desaparecido por completo.

Las lágrimas quedaron encharcadas y poco a poco iban secándose conforme recibía los cariños de Yoongi sobre mi rostro. En ningún momento dejó de besarme, en ningún momento rompió el contacto que habíamos establecido por medio de miradas.

Sus labios bajaron en un recorrido grácil hacia mi garganta. Marco una y otra vez mi cuello, succionó, mordió y beso con tanta dedicación y cuidado que pareciera que su vida dependía de eso. Sus manos viajaron por todo mi cuerpo ocasionando cosquillas en algunas zonas mientras que yo sólo podía corresponder sus lindos gestos con besos en donde me fuese cercano hacerlo. Besé sus pestañas, su entrecejo, besé sus mejillas y sus ojos, besé con tanta emoción sus labios antes de repartir pequeños picos sobre su nariz. Besé sus manos, sus dedos, sus nudillos y sus muñecas, besé su cabello, su cuello, besé su pecho y cuando le tuve lo suficientemente alejado de mi para que mis labios pudiesen alcanzarle, me dediqué a repartir caricias a su cabello y detrás de sus orejas.

Cuando mis piernas fueron separadas se dirigieron a los hombros de mi novio. Su nariz se hundió en el poco vello púbico que apenas comenzaba a salir de la última depilación que había hecho. Masajeó mi intimidad con mucho cuidado mientras repartía besos en mi vientre para después llevar sus labios a la parte interna de mis muslos, dónde llenó de mimos las aún pequeñas costras que quedaban como evidencia de mi última crisis, mientras que su mano desocupada delineó sigilosamente el tatuaje en mi cuerpo que llevaba sus iniciales.

Para cuando mi miembro estuvo lo suficientemente estimulado, sus dedos quitaron de mi glande lo que a continuación usaría como lubricante.

Sus labios subieron hasta mi rostro siendo colocados sobre mi frente, me recitaron palabras cálidas y me apodaron hasta dueño de su corazón. Mis brazos le rodearon, atrayéndolo hacía mi; susurré a su oído cuanto le amaba, cuanto le necesitaba para existir, cuanto quería pasar el resto de mis días a su lado.

De un momento a otro uno de sus dedos -previamente lubricado por mi líquido pre seminal- masajeó mi entrada hasta lograr relajar todos mis músculos por completo. Le introdujo con gentileza, sin ningún apuro. Entró de poco a poco, retirándole durante apenas milésimas de segundos en las que aprovechaba para volver a lubricarse con su presemen o con el mío.

Su mano disponible comenzó a reitar los mechones de cabello que apenas y caían por mi frente debido a lo cortos que se encontraban. En ningún momento dejó de besarme, en ningún momento detuvo sus lindos llamados que buscaban distraer la incomodidad de ser dilatado después de tanto tiempo sin un poco de acción.

Al primer dedo le siguió un segundo y después un tercero, el dolor había desaparecido casi por completo. Los jadeos ahogados por parte de ambos comenzaron a llenar la habitación y de vez en cuando un cariñoso "Shh, intenta no hacer tanto ruido, corazón" salía de sus labios siendo acompañado por más caricias a mi rostro.