Historia de un anarquista enamorado

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Abro los ojos: Soy Paul Black, de 12 años, es el primer día de secundaria. Me pongo las cadenas, me pongo la remera de mi banda favorita, mi pantalón corto de jean y mis botas tipo borcegos militares.

Estoy ansioso por llegar porque así empieza mi vida nueva, olvidando a mis "amigos" de la escuela primaria. Acá nadie me conoce, nadie sabe quién soy, es hora de inventarme.

Llego a la puerta y, mientras espero a entrar, escucho mi música favorita: punk.

07:30, llegó la hora, sale la Directora del colegio y nos pide a los de 1° año que pasemos al salón de actos para la bienvenida. Al entrar, visualizo a una chica muy bella, su sonrisa es una muestra de lo más lindo que existe en la tierra; sus ojos marrones como el chocolate, demuestran la dulzura que posee en su alma. No sé su nombre, pero espero poder conocerla. Lo bueno es que entra cerca de mío y puedo sentir su exquisito perfume, que me llena de alegría. Ella también parece empezar 1° año, así que tengo la chance de conocerla, eso me da felicidad, algo que nunca había sentido hasta ahora.

Al llegar al salón de actos, nos dan la bienvenida y nos informan acerca del funcionamiento de la escuela, sus distintas actividades, sus distintos laboratorios, etc.

Luego empiezan a llamar por cursos a los alumnos; primero los chicos luego las chicas, son llevados a sus aulas nuevas.

Al llegar al curso 1° 4°, me llaman, me levanto decidido y avanzo hasta el frente, de reojo la veo a esta hermosa chica y veo que me mira, se pone colorada y baja la vista. A los pocos segundos, la llaman a ella y ya sé su nombre: Luna Snow.

Llegamos al aula y nos dicen que tenemos que sentarnos un chico y una chica en un banco doble. Todos parecen conocer a alguien menos Luna y yo, así que terminamos sentándonos juntos. Decido saludarla.

- Hola, me llamo Paul, ¿Y vos?

- Holaaa, soy Luna, mucho gusto.

- Igualmente, ojalá nos llevemos bien.

- Lo mismo digo, ¿Qué materias te gustan más?

- Biología, historia, e inglés. ¿Y vos?

- Biología.

- Ah, tenemos algo en común.

- Siiiii.

Después de esa charla, y que Luna me muestre una sonrisa que hizo que mi corazón latiera rapidísimo, el preceptor nos pregunta quién conoce la escuela, y levanto la mano (Hice mis últimos dos años del primario allí). Al ver que soy el único que la conoce, me pide si les puedo enseñar la escuela en los recreos, a lo que contesto que sólo se las enseñare a los que me pidan.

Viene el primer profesor que nos da la bienvenida, y nos indica el material a utilizar. A lo largo del día, el resto de los profesores nos dice lo mismo: horarios, programa y material de clase.

Al llegar el recreo, Luna me pide si le puedo mostrar la escuela, acepto y la llevo al patio que tiene el bar dónde podemos comprar comida y después vamos a la librería y la biblioteca.

Al terminar el recreo volvemos y pasa algo mágico: Luna me da la mano.

Así pasa el primer día, y al salir, Luna me pide si puedo acompañarla a la casa, pero primero tiene que decirme algo.

- Paul, ¿Puedo preguntarte algo?

- Sí.

- Me acompañarías a mi casa, porque quiero decirte algo, pero prométeme que no te vas a enojar.

- Lo prometo.

Llegamos al parque y nos sentamos bajo un ceibo.

- Me gustas, Paul. Ya sé nos conocimos hoy a la mañana, pero desde que te vi me pareces lindo.

Historia de un anarquista enamoradoWhere stories live. Discover now