Capítulo único.

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Nota: One shot resubido

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SeokJin se miró en el espejo a cuerpo completo de su habitación. Peinó su cabello azabache y arregló el cuello de la remera que ese día había elegido con mucho cuidado. Cuando estuvo satisfecho con la apariencia reflejada, dio la vuelta y caminó hasta el mueble, pasando al lado de una cama grande cuidadosamente arreglada. Bueno, allí todo estaba cuidadosamente arreglado, de la misma forma que en el centro de la habitación no había nada.

Así es como se debía mantener las cosas en toda la casa, ordenadas. No. No un TOC, o tal vez sí, SeokJin no estaba seguro, pero lo cierto es que todo era, según él, por el bien de su pareja, JungKook, quien al ser no vidente, sentía aquella responsabilidad de hacerle la vida más fácil. Por supuesto que JungKook muchas veces le había dicho que no era necesario, que no ver no lo hacía un completo tonto como para llevarse por delante las cosas, y que recordara que desde que era un niño sabía manejarse solo con sus otros 4 sentidos, pero SeokJin no es que no lo escuchara. No. Es sólo que quería hacer todo por él.

Suspirando, SeokJin tomó un perfume, regalo de JungKook, y se tiró un poco en el cuello. Tenía que estar presentable, pero también tenía que oler bien, sea cual sea el resultado.

¿Qué resultado?

Después de muchos años, después de pasar casi 26 años de 28 que JungKook tenía sin ver, tal vez, SeokJin rogaba fuera así, eso terminara, y que al fin pudiera ver, verlo a él también.

Sí, un médico les había dado esperanzas de que JungKook pudiera volver a ver colores que olvidó una vez vio.

Antes de salir de la habitación, y debido a los nervios, SeokJin hizo tronar los huesos de sus muñecas y cuello. Era un tic nervioso, uno que JungKook a tan sólo una semana de conocerlo le dijo que tenía. Pero no podía evitarlo, lo estaba, como también estaba muerto de miedo. Sin embargo, quien más muerto de miedo debería de estar era el mismo JungKook, por eso SeokJin quería hacer un excelente trabajo estando bien. Sólo esperaba poder hacerlo.

Respirando hondo una vez más, SeokJin salió de la habitación y se dirigió a su auto y de ahí por fin fue al hospital donde su pareja estaba internada desde el día anterior, y ahora, a un par de horas de la operación que podía darle de regreso su vista.

***

Al abrir la puerta de la habitación 202, SeokJin vio una sonrisa en los labios de JungKook, quien estaba sentado sobre la cama, con la espalda en el respaldar, y supo que éste sabía que era él, comprobándolo con las palabras que de inmediato escuchó.

—Jin... —La voz de JungKook a oídos de SeokJin era la más hermosa de todas. No muy alta, pero tampoco baja, sino armoniosa, y a menudo como una suave melodía. Pero esta vez, tenía un timbre de nervios, algo muy normal. —Estaba esperándote.

SeokJin notó como las manos de su pareja apretaban fuerte las sabanas bajo su cuerpo. Por Dios, en verdad estaba nervioso, y se recordó que él tenía prohibido estarlo, porque hoy, aunque sea por unos minutos, iba a intentar ser su fuerza.

Caminando hasta JungKook, SeokJin sonrió y se sentó en una silla, buscando las manos del chico y obligándolo a que soltara la inocente sabana debajo.

—Así es, soy yo. —Dijo, afortunadamente en un tono lleno de confianza —Siempre sabes que soy yo —JungKook soltó una risita y asintió.

—Tus pasos son pesados y muy torpes.

SeokJin puso los ojos en blanco.

—Intenté caminar diferente hoy.

Pero JungKook sacudió la cabeza, riendo más fuerte. SeokJin estaba logrando su objetivo, relajarlo.

Mi infinito [JinKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora