Te espero en la parte de atrás del hospital

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Comienzo a preparar la cena antes de que mi esposa llegue, ella trabaja como enfermera en el hospital central, sale muy temprano de casa y llega muy tarde, cada día nuestra misma rutina, cocino, llega cansada, sirvo nuestra cena, luego de lavar los trastes ella pone música, bailamos en la sala, pacíficamente en nuestra burbuja, en nuestra pequeña casita, es el único lugar donde podemos ser nosotras mismas, el único lugar donde nos podemos demostrar amor.

Hoy se está demorando demasiado, son las 2 A.M, algo no está bien, hoy no tiene turno de noche, igual de seguro le pidieron que se quedara reemplazando alguna compañera, o surgió algo importante, o hubo un accidente grande y debió quedarse ayudando, o podría ser ella la accidentada o puede ser que la hubiesen asaltado camino a casa o algo peor...

Creo que ya no puedo con esta incertidumbre, la saldré a buscar, hago todo con gran lentitud, aun con la esperanza de que ella entre por esa puerta quejándose de lo que sea que la retrasó. Pero nada pasa, ella no entra a pesar de toda mi prolongada espera.

Recorro paso por paso el camino que ella toma para volver a casa, nada, no me la cruzo en ningún momento. Al llegar al hospital me recibe su amiga Emma:

-¿Que tal, Jane?

- Oh, no tan bien Emma, Rose no ha llegado a casa, ¿Sabes si ella aún sigue trabajando?

- Jane... Rose salió hace más de 4 horas de aquí, salió más temprano que de costumbre, de hecho iba muy feliz porque pensó en sorprenderte.

- Mmm... volveré a casa, espero encontrarla en el camino, o ¡quizá ya haya llegado! En todo caso, muchas gracias Emma, ten una buena noche.

Creo que la escuché decir adiós, pero realmente ya no me importaban las buenas maneras, no creía realmente que hubiese llegado a casa, tengo un presentimiento extraño y muy malo.

Camino por las mismas calles de siempre un rato, pero por fin recuerdo que mi amada esposa a veces tomaba otro camino a casa, era más corto pero cruzaba por un terreno baldío muy peligroso, habían encontrado cosas muy extrañas allí, quizá cuando salió más temprano pensó que era una buena idea atravesarse por ese camino.

Sin darme cuenta me encuentro a la mitad de mi ruta, a unos cuantos pasos de mi temor más grande: el maldito terreno baldío. Sigo caminando, porque mi amor puede más que mi miedo, me recorre un escalofrió por la espalda cuando escucho las voces de varios hombres, parece que no se dirigen a mi, sino más bien a... la chica que tienen tirada en el piso frente a ellos. Ese cabello tan ondulado y brillante, esa voz tan calmante, esta vez rota por las suplicas, esos ojos, cansados plagados de lagrimas, algo en mi interior me prohibió moverme, me prohibió dejar de mirar, mi esposa, el amor de mi vida, estaba siendo abusada por tres hombres sin escrúpulos, para colmo, yo, su esposa, estaba presenciándolo todo. Las lagrimas inundaron mis ojos, el dolor dio paso a la rabia en mi interior, y el clamor de mi esposa, rogando por que la dejaran en paz, sus uñas rasgando la piel de sus agresores, todo eso, me sobrepaso, no sé de donde estoy sacando mi coraje, pero me dirijo a esas escorias, aun no me han visto, en mi camino hacia ellos encuentro un palo, está podrido y blando, pero puedo compensarlo con mi fuerza, el primero me ve y parece conocer mis intenciones, intenta detenerme pero ya es tarde, la rabia se ha apoderado de mi cuerpo, parto el palo podrido en su cabeza y cae desplomado al suelo, con eso gano la atención de los otros dos, convenientemente para mi, ellos dejaron sus "armas" en el piso, al lado de ella, simples fierros, pero eran peligrosas armas en manos de gente como ellos, a uno de ellos le di con el fierro oxidado en la cabeza y al otro, el peor de todos, a quien vi abusar del amor de mi vida, a ese le di en todas partes, no hay lugar de su cuerpo que esté sin golpear.

Mi esposa sigue llorando desde anoche, la he abrazado desde entonces, nos metimos a la ducha juntas, la alimente como a un bebé y cuide de sus heridas, no quiero dejar de abrazarla nunca, ellos se merecían cosas mucho peores, pero no había tiempo, solo huimos de el lugar.

El timbre interrumpe nuestra sesión de mimos, me levanto para abrir la puerta, es ¿El oficial?

- Buenos días oficial ¿En que podemos ayudarlo hoy?

- Buenos días señorita Jane, aunque me temo que no son tan buenos para usted, lamento informarle que queda arrestada por cargos de homicidio contra los señores Jared James y William Presley.

Llevo horas sentada en una celda fría, húmeda y sucia, mi esposa lleva las mismas horas hablando con el oficial. Me duelen físicamente las veces que Rose ha contado su versión, es la más dolorosa de todas, pero me da rabia que cada persona que le toma declaración le hace las mismas malditas preguntas:

- ¿Y porqué salió tan tarde si sabia que podía pasarle algo?

-¿Por que se fue por ese camino si sabe que es más peligroso?

- ¿Por qué se puso esa vestimenta tan corta? pareciera que intentaba que le pasara algo.

- ¿Por que no se resistió?

- ¿Por qué no gritó?

Con cada pregunta estúpida me da más rabia, con cada pregunta me pongo de peor humor.

Está pasando... el juicio acaba de fallar a favor del estúpido del palo podrido, estoy condenada a muerte, así de fácil, así de rápido, todo parece ir más lento, veo a mi esposa romper a llorar, al estúpido sonreír, a mi abogado a punto de llorar también y al grupo de enfermeras del hospital, llorando, gritando y protestando por la decisión del juez.

El mismo juez pregunta ahora:

- Tiene derecho a una última comida ¿Qué comerá por ultima vez?

- Sopa de tomates, un cigarro y a mi esposa.

Cuando veo al amor de mi vida entrar por la puerta, como siempre mi humor cambia, aunque esta vez, ella solo llora, tienes los ojos muy hinchados, su nariz está muy roja y parece que se romperá en cualquier momento, se sienta a mi lado y comienza:

- No debiste hacerlo, preferiría ser yo la condenada, por favor, a la primera oportunidad tienes que escapar, no vayas a casa, ahí te buscarán primero, ve a la parte de atrás del hospital, te esperaré.

- Amor, ¿Sabes cuánto te amo?

-RESPONDEME, ¿Lo vas a hacer verdad? ¿Vas a escapar?

- No, mi niña, no voy a pasar el resto de mi vida huyendo, eso no es vida, esa no es la vida que mereces, haz una nueva, múdate, conoce gente, enamórate, vive.

- No lo voy a hacer, si no huyes, me voy a suicidar, al menos así no voy a tener que vivir sin ti.

- Amor... por favor, solo te pido eso, vive.

- No...

Nuestro ultimo beso, no pensé despedirme nunca tan joven, esperaba irme vieja, arrugada, con los surcos de las experiencias en mi rostro, con sabiduría en mis ojos y vivencias en el corazón, tomada de la mano de ella, o durmiendo a su lado, morir sin darme cuenta, en lugar de eso moriré frente a muchas personas, frente a mi esposa, quien llora aun cuando todavía no me he ido.

"No me arrepiento de lo que hice, lo haría una y mil veces para proteger a quien amo, así que el juez hizo bien: volvería a reincidir si se presentara una situación parecida, Rose, mi amor, mi niña, mi esposa, el amor de mi vida, te amo, te espero en la parte de atrás del hospital"

Esas son mis ultimas palabras, ahora me despido de mi propio cerebro y de mi concien-

Cuentos de desamor y finales tristesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora