Deseo.

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Más allá de lo que quieres y de lo que sueñas, existe un sentimiento desaforado e inconsciente que te impulsa a sacar tus instintos más primitivos en la búsqueda de una satisfacción que a la final resulta ser insatisfactoria e irracionalmente te impulsa a seguir en la búsqueda.

Ese sentimiento, se le llama deseo, incontrolable, inquebrantable, pasional y bruto, es un dopante sensorial que te invita y te incita a dar un paso, a trotar o hasta correr hacia un abismo, un mar de sensación e incluso de decepción. Si bien es cierto que la adrenalina fluye por tus venas y tu corazón golpea fuertemente tu pecho, no hay nada más decepcionante que dejarse seducir por el deseo, dejar que te consuma y no ser tu por algunas horas.

Claro que estoy consiente de que no existe solo un tipo de deseo, aunque más de un cochinito aquí ha de imaginarse muchas cosas, el deseo no es solo pasional, también existe el deseo materia, emocional y sensorial. Tipos que se complementan en determinadas ocasiones así como en otras se vuelven opuestos.

Es por esta razón que el deseo pasa a primer plano y lo consideramos una necesidad práctica para nuestras relaciones diarias, como si necesitáramos esa droga, esa adrenalina, ese impulso salvaje para tomar la determinación y coraje de ver al mundo.

Podría pasarme 3 años y medio hablando del deseo y lo que este involucra, de como los sentidos se ven afectados y de que manera nuestro cerebro interpreta los estímulos extrasensoriales, pero eso no seria interesante ¿O sí? Por esto decido hablar de mi experiencia con este pequeño demonio llamado deseo, de como me deje llevar y con arrepentimiento volví con el rabo entre las patas.

Corría por allá en el 2014 una persona cuyo nombre no quiero enfatizar; pequeña e inocente criatura de apenas unos 14 años, inexperta sobre el mundo, sus misterios y de la manera en la que este funcionaba, eso en gran parte debido a la burbuja social que se generaba al rededor de esta criatura. Sin conocimiento alguno decidió aventurarse a sentir más allá de los amigos y ver la gente desde otras perspectivas, encontrándose así con grandes dudas ¿es acaso la orientación un despliegue de sensaciones en este mundo lleno de incomprendidos y discriminados?.

Comprendiendo sus hormonas y dejándose llevar por el destino, al cumplir los 15 años dio pie a la libre experimentación, dejándose consumir por el deseo irracional y natural de tener acompañante, pareja o como quieran decirle, quedándose en 2 meses de falso amor que marcarían el inicio de toda su vida y que ayudarían más adelante a saber quien era y que quería, sin embargo, eso no lo hace más llevadero, ser quien eres y que abusen de eso, aunque genere experiencia y resuelva dudas, no se agradece que el mundo sea tan hostil y despiadado con una criatura inocente e inexperta.

Ese fue mi primer encuentro con las parejas, el primer y último encuentro, lo agradezco por que en cierto modo siento que me dio alas a un nuevo mundo, sin embargo, como el tema es el deseo, siento que pude haber frenado si no hubiese tenido esos deseos constantes de compañía y que liderados por hormonas, me hizo darlo todo, por alguien que no me dio absolutamente nada.

La segunda ocasión, fue más sexual, sin embargo, atada a lo sensorial, pero en esta no me voy a fijar mucho, solo les diré que en este caso, el deseo jugó un papel más importante, porque este era un deseo como lo describí al inicio, incontrolable, salvaje y volátil, no dudaré nunca en que la experiencia más allá de este encuentro me ha llevado a rectificar mi vida y la manera en la que la llevo, sin embargo, dejarse llevar por el deseo nunca me ha dejado una sensación completa de satisfacción, supongo que eso ya es más mío, más personal de este ser que de suerte nunca ha sabido y que la vida le ha dado más palos que premios.

En conclusión y sin desviarme, espero que te haya servido este escrito, que así como todo en mi vida, es un deseo que tengo de compartir, de explorar y de saber que tan influyentes son mis palabras y actos para la vida de un lector, que también espero que te sirvan para comprender mi cerebro y mis teorías, que te sirvan para la vida y aprendas a no cagarla, que ese talento ya es mío.

- Dominik Mess

La puerta a mi infinito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora