(La vida estética inmediata como gradatio de la tristeza).
Cuando se cierne sobre mi pecho, el peso de la melancolía, me vienen visiones que queman como el sol mismo, que trae consigo un frío terrible que atraviesa mi corazón, experimento un pavor y una mayor conciencia, de la soledad...; ese frío, debilita mis carnes y deja adolorido mi corazón, con un resentimiento tal que, su símil sólo se halla en las "llagas" que evoca la traición; per consequentis trae consigo el dolor del hastío y la misma desesperación: un deseo bestial por premiar las bajas pasiones, soslayando la frugalidad, y trayendo consigo un vergonzoso indecoro, una frivolidad espantosa, propia de un alma que se halla aciaga en el lid de su hedonismo.
Usualmente acostumbro escuchar al vulgo, aquejar un "pesar" que se entremezcla con un apetito por las delicias carnales, algo paradójico para sus precarios juicios, empero muy lógico por su razón de ser, a saber:Los deseos impúdicos, son la relación de placer más cercana que el sujeto encuentra con su propio ser, es aquella la más fácil de obtener, he ahí la defensa dogmática y poco sutil de algunos, con el acto de la masturbación; negar o vilipendiar al vulgo por la tristeza y poca salud que generan éstas praxis, es despojarlo del único placebo que tiene gusto de usar ad libitum. La problemática con esto no es el acto per se, sino lo que estriba de éste, cuando el sujeto de vida estética inmediata, ha rendido tributo a su ausencia de ética consigo mismo, es siempre una degradación inherente producto del pesar y la angustia que se cierne sobre el mismo, si usted contempla con cautela a sus semejantes verá que muchos incurren en un lapsus general, la búsqueda de un placebo lozano que mitigue o incluso menos, sólo cubra la angustia del "tedio", verbi gratia:
los "memes", la pornografia; el "anime", los videojuegos; los chismes, &c., tanto es así que, si usted se fija, estos vicios se han considerados como "cultura" entre los vulgos, llevando a la idolatría, la concepción de principios, o hasta el refinamiento de uno de estos medios; pero el principio es inmutable cuando se logra desvelar que son cuestiones efímeras, vacuas, que han sido enaltecidas sólo para negar el despropósito y el vacío que hay después de ello.
Pero como se citaría más tarde:«ante los ojos de Dios, todos somos pecadores».
Por más que se busque escapar de estos placebos, hay momentos en que acaecer ante ellos es algo inevitable, dada nuestra naturaleza emocional; hoy lucho contra estos paradigmas y busco no postrar mi ética ante estas vías rápidas, en aras de evitar el vicio y posteriormente el martirio; pero la existencia propia pesa, y estoy condenado a ser libre.
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ℳeditaciones.
Ficção AdolescenteUn conjunto de confesiones y apuntes sobre las vicisitudes de un jovem.