Capítulo 2

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Hoy es un día normal, demasiado normal para mi gusto.
Suena la odiosa alarma, aquella que interrumpe los sueños mas hermosos que he tenido en estos últimos meses. Aquellos sueños donde tú estás presente.
Al levantarme de mi mullida cama voy directo al baño a lavar mi cara, cuando terminó voy en busca de algo de ropa.
...
Cuarenta minutos después ya estoy camino a la universidad, el lugar donde siempre estás tú.
Al llegar saludo a mis únicas amigas, Fernanda y Alejandra. Ocupó el mismo lugar de siempre, aquel donde siempre te puedo ver, pero tu como siempre no me notas.
Cuando el profesor entra, me llama, pidiendo que pase lista por el.

—Daniel Sams.

Es lo único que necesito decir para que un sonrojo demasiado notable atrape mis mejillas, y así, todos comienzan a burlarse de mi, incluyendote a ti.

Cuando terminó, regreso a mi lugar demasiado avergonzada, con algunas miradas divertidas aún sobre mi.

...

Al llegar la hora de receso (la más ansiada para mi), me dispongo a platicar un rato con mis amigas.

—Oye Lía, ¿Te sientes mejor con respecto a lo que pasó hace un rato? —Karla aun tiene un deje de preocupación en el rostro.

—Agh, déjala con eso, no vez que fue divertido ver cómo se puso rojita al decir su nombre, si el tarado no se dió cuenta antes, ahora es más que seguro que ya sabe lo coladita que estás por el —Ale aún tiene ese deje burlón en su sonrisa.

...

Al llegar la hora de la salida, corro como loca a esa vieja estación de tren, donde acabas de subir al vagón que te lleva a tu destino, vas destilando alegría y amor a todos los que te rodean, pero a mi no me miras siquiera.

Cuatro vagones después llega el que me lleva a mi destino, mi casa, el lugar en el que mi roomie espera ansiosa mi llegada para ver si he obtenido resultados al hablarte.

—Hola, Claire.

—Hola Lía, ¿Como te fue hoy con Daniel?

—Ya sabes, lo mismo de siempre, no se para que me empeño en obtener un poco de su atención si jamás la tendré.

Después de un incómodo silencio Claire decide hablar de nuevo.

—Tengo una idea, ¿que te parece si vamos al centro comercial? Quizá un cambio de imagen es lo que necesitas para atraer su atención, cambiamos esos feos lentes de pasta por unas lentillas de color negro, podemos reemplazar tu aburrido cabello zanahoria por uno negro. Ah, y tú ropa de abuela o de gimnasio por algo más lindo, como algunas faldas, vestidos, pantalones ajustados de mezclilla azul y cuero negros.

—Esta bien, veamos si funciona, pero tu te harás cargo de los gastos que este "cambio de imagen” genere, ¿de acuerdo?

—Si, si, si. Lo que tú digas, ahora vamos rápido que el día no es eterno.

...

Al fin habíamos llegado al centro comercial, debo decir que quede impactada al ver tal cantidad de personas comprando ropa o accesorios.
Claire quizo comenzar mi cambio de imagen con el cabello, así que nos dirigió a una peluquería.

—Buenas tardes. Bienvenidas a Momoland, el salón de belleza donde sus sueños se vuelven realidad.

Tras la presentación tan más infantil tuve que reprimir mis ganas de reír, creo que fue lo más ridículo que he oído en mi vida.

—Buenas tardes, veníamos para dar un cambio de imagen a la señorita que está a mi lado. Necesita un corte y color de cabello que resalte su belleza.

Y así fue como Claire comenzó a explicar lo que quería que hicieran con mi persona. Aunque me perdí en su explicación al detallar mi demacrada apariencia, el cabello maltratado, mis ropas olgadas de un solo tono y las ojeras marcadas en mi rostro debido a las horas de estudio y ejercicio que tuve a lo largo de esta semana.
Regresé a la realidad cuando estaban cortando mi cabello, este quedó por debajo de mis hombros. La siguiente fase fue tintar mi cabello, este término con un color negro ebano, que contrastaba perfecto con mi color de piel tan pálido como la nieve; la tercera y última fase fue darle unos rulos en la punta. Maquillaron y detallaron mi rostro, al mirarme al espejo no me reconocía, esa no era yo, no era yo por el simple hecho de la forma en la que estaba mi apariencia.

...

Al llegar a casa todo siguió normal, como si no hubiese cambiado nada, aunque dentro de mi cambio algo al mirarme al espejo, me di cuenta de lo ridículo que fue hacer eso con tal de atraer a una persona que no me quizo tal cuál era. Me dispuse a tomar una ducha para después caer profundamente en brazos de Morfeo.

WAITING FOR LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora