¡Una Historia de Amor, No tan Real!

Niña

En medio del jardín, Dios hizo y me hizo,
miraba rosas hermosas, sanas y cuidadas,
con un rojo decente pero repetidas veces,
y detrás de todas ellas, te encontré a ti.

Una rosa más esbelta, tal vez más pequeña,
pero mucho más espléndida y con gran belleza.
Aunque silenciosa, llenando mi coraje,
intentabas hablar conmigo,
aunque sentía que ni con las más grandes tijeras podría cortarte.

Tarde me di cuenta de que me mirabas con grandes ansias,
y me entregué hacia tu gracia.
Me diste lo que ninguna rosa me hubiera dado,
ninguna gata me hubiera encantado tanto
como ver tu sonrisa, tus ojos temblorosos, tu flequillo corto pero hermoso.

Tu pena al ser vista, tus labios que daban brisa.
Pero yo sabía qué mierda iba a ser,
un gato viejo encerrado en tu sonrisa,
diciéndote te amo noche y día,
pensando en recibir un ensayo que diga te amo,
aunque no sea cierto, y si fue cierto, que no se note.

Porque no por algo el 13 de mayo se festeja tu nombre.
Ni mis uñas afiladas pudieron tocarte,
ni mis ganas de que sientas pudieron amarte tanto,
pero lo tanto como si fuera de mí se tratase, y ya estoy viejo.

Mejor que me dejes solo, mejor déjame seguir con mi vida,
aunque de idas y venidas se trate la misma
y nunca una venida pude concretar,
pero es parte de mi arte.

Mirarte por tu belleza fugaz,
sintiendo que las raíces se rompían,
salía de tu cima, viendo cómo la luz te quería
más de lo que yo pude querer.