Miedo a conocerme

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Una mañana cómo cualquier otra, ya me encontraba a punto de saltar la escalera del segundo piso de mi casa, mi madre se hallaba en la cocina sin tener idea alguna de lo que estaba por ocurrir, llevaba tiempo pensando en quitarme la vida, sabía que sólo era un estorbo para los demás, en todas mis relaciones tenía que fingir alguien quien no era para conservar a mis parejas además de que nunca era suficiente para ellas o ellos, siempre terminaba siendo el otro o el amante, la mayoría de las veces terminaba llorando en el piso de mi cuarto preguntándome que hacia mal, les daba todo lo que tenía y hasta más desde el inicio hasta el final, ¿Realmente no valía la pena?, ¿tenía algo de malo tener una relación conmigo? honestamente no tenía un cuerpo cómo los modelos, pero tampoco estaba tan obeso cómo para no caminar, si bien yo era muy inseguro de mi todo cambiaba cuando estaba con la persona a quien amaba era distinto, podía sentirme mejor porque estaba con alguien quien amaba a la persona a la cual fingía ser, sé que estaba mal por aparentar alguien quien yo no era, pero honestamente era la única forma de sentirme amado y querido.

Escuché mi teléfono sonar en mi habitación, era un tono raro, no era el tono que yo le había puesto, tardé en captar que mi mejor amiga de la preparatoria había tomado mi celular una noche anterior para jugar mi móvil, el tono me pareció peculiar, era una melodía triste pero conmovedora, no era la habitual canción sad para suicidarse, decidí esperar unos segundos antes de saltar para apreciar una última canción antes de sumirme en un sueño eterno, la soga al cuello empezaba a darme picazón. sentí una cálida lagrima rodar por mi mejía, no sabía si era una perfecta coincidencia que me hacía pensar desde cómo me sentía toda la vida hasta lo que estaba a punto de hacer, era una voz de una mujer no mayor  a unos 25 años, con unas palabras tan típicas pero a la vez tan llenas de sentimiento y calidez que logró hacerme reaccionar, intenté bajar cuidadosamente del barandal donde me encontraba pero mis pies toparon uno con el otro y caí al suelo abrupta mente, todo sucedió de un momento a otro, sentí como mi cuello se estiró y me desmayé.

Unas horas después, escuchaba muchos ruidos raros, gente hablando a mi alrededor y una luz blanca cegadora frente a mi, abrí lentamente los ojos y ahí estaba mi mamá y mi mejor amiga, llorando de felicidad por haber abierto los ojos, ambas me abrazaron y me contaron lo sucedido, valla si que tenía mucha suerte, al momento de caer, la soga no estaba tan bien amarrada así que al momento de caer, sólo me quemó el cuello y caí desde el segundo piso, mi mamá corrió al escuchar un gran ruido tan de pronto y apenas me vio fue a llamar la ambulancia,  llegaron al cabo de unos minutos y me trasladaron al hospital más cercano.

Terminé de digerir todo lo que me habían comentado, mi cuello me empezaba a  doler eso era señal de que a la anestesia que me había puesto ya estaba terminando su efecto, aún tenia el  cuello rojo e indicios de quemaduras de primer grado por todo lo antes ocurrido.

-Te dejaremos descansar un rato, los doctores quieren hablar conmigo-

dijo mi mamá, tomando a Yoona por el hombro y llevándosela consigo, al fin paz, dije para mi mismo, el cuarto era bastante silencioso a pesar el constante pitido del medidor de signos vitales que se encontraba a un lado mio, tomé unos segundos para apreciar la sala en donde me encontraba era bastante amplia para solo una persona, no era la típica sala de emergencia que uno esperaría, sino la sala estaba bien cuidada, con pintura que a primera vista dirías está recién pintada era un tono azul pastel, cortinas blancas y una grande ventana que dejaba entrar bastante luz, tomé unos segundos para incorporarme a la realidad en la que me encontraba, había intentado por tercera vez suicidarme y como siempre había fallado, ¡Genial, ni siquiera eso podía hacer bien! si la primera vez lo habían dejado pasar y sólo habían hablado conmigo y había "recapacitado" cosa que sólo había dicho para dejar de ir a esas estúpidas reuniones para hablar sobre que está mal hacerlo y cosas que la gente adulta dice para hacerte sentir mejor y para que su ego de ellos se levantara mucho más, la segunda vez  me habían recetado unas pastillas para "curar o mejorar" mi depresión y había tenido una "mejoría" ahora ya lo había jodido y en grande, esta era mi ultima oportunidad para poder hacerlo bien pero menuda cagada lo había estropeado.


Escuche varios pasos venir hacia la habitación y por desgracia mi cuerpo no me respondía, quería levantarme de la cama y correr hacia la ventana, pero no podía, sentía todo el cuerpo adormecido y eso era una reverenda joda, los pasos se hacían cada vez mas fuertes y cercanos, hasta que escuche la perilla de la puerta moverse y decidí permanecer inmóvil, para mi sorpresa era mi mejor amiga que se acercó a abrazarme con lagrimas en los ojos, sentir su cálido afecto era reconfortante, pregunte que pasaba ya que apenas me abrazo la habitación se lleno de un silencio abrumador, se limito a contestar: -Yo trate de hacer de todo para que te quedaras, pero tu mama insistió en que seria mejor ingresarte-. Sentí como mis ojos amenazaban con lagrimar así que opte por abrazarla y decirle que todo estaba bien y que estaría mejor ahí aunque sabia que eso era mentira y lo ultimo que quería era terminar en un centro de rehabilitación, estaba consciente de que si lo volvía a hacer y fallaba ahí terminaría, pero honestamente no creía en que fallaría de nuevo. 

OÍ varios acercarse a la habitación y en efecto, al cabo de unos minutos mi mama ya se encontraba en la puerta de la habitación, junto con 4 hombres mas y una silla de ruedas, sabia como acabaría esto y decidí ser fuerte y no poner resistencia, no por mi, por Yoona que sabia que ella se sentiría mucho peor que yo por todo lo que habíamos pasado juntos y por todas la horas que siempre estábamos en casa uno del otro. Cerre los ojos aceptando así lo que estaba por venir y sentí como me levantaban con mucho cuidado y me depositaban en la silla, mi madre ni siquiera se inmuto, me sacaron 2 de las personas y las otras 2 agarraban con fuerza a Yoona que forcejeaba con ellos para que la soltaran y ella fuera a mi rescate, al ver que no podría con ellos, se limito a dejar de luchar y ponerse a llorar en la habitación, no la culpo yo igual haría eso si ella estuviera en mi situación, el camino hacia afuera era eterno, veía a detalle todo el corredor como si me grabara las ultimas imágenes que vería antes de encerrarme voluntariamente a la fuerza, sentía como el mundo se caía sobre mi, sabia que de ese lugar no saldría al menos no dentro de un par de años y si es que mi madre se acordaba de su hijo, maldita ilegalidad, me faltaban unos 4 años para poder ser legal y tomar mis propias decisiones y la primera seria escapar de donde estaba suponiendo que aun seguiría vivo o ahí, vi a lo lejos la camioneta azul celeste donde me llevarían al recinto, era fácil de descifrar ya que el logo del reformatorio en grande en la parte de los costados de la camioneta.

Sentí una aguja penetrar mi piel sin compasión alguna, una mano inmediatamente tapo mi boca ahogando aquel grito que amenazaba con salir de mi boca, sentí los parpados pesados y un cansancio inmenso en cuestión de segundos, mis ojos se entrecerraban constantemente y escuchaba los ruidos muy lejanos, escuche un sonido extraño acercándose rápidamente, pero decidí ignorarlo y dejar que el cansancio me tomara preso de él.

la única razón de seguir sera el amor?Where stories live. Discover now