El sujeto me sonrió, estirando sus delgados labios rosados y alzó la mano para saludarme.
-Hola-musitó, bañando al español con un matiz inimitable de italiano.
Sujeté su mano, respondiendo el saludo y le devolví la sonrisa a sabiendas de que la mía parecería turbia.
Como no hablé para nada, Gaspar, volvió a la plática con Shawn.
-Neanche parla spagnolo?-le preguntó, confundido.
Shawn soltó una carcajada que al instante supo contraer.
-Penso che odia questi luoghi, man no te la prendere personale-le dijo él, con amabilidad-. Beh, è meglio andare-el pesar en el rostro de Shawn apareció de repente.
Al menos podía estudiar sus expresiones sino entendía nada de lo que hablaban.
-Ma se siete appena arrivati!-parloteó el sujeto tras la barra.
-Sì, ma fretta-una mueca se dibujó en el rostro de Shawn.
-Okay, okay. Saluto Sharon.
-Chiaro-Shawn sonrió, fugaz.
-Hasta pronto, ______. Me dio mucho gusto conocerte-me dijo con su acento italiano, distorsionando un poco el español.
-Adiós, Gaspar-musité, tímida.
-Arriverdeci-dijo, Shawn, despidiéndose con el movimiento de mano también.
-Arriverdeci, Harrey-dijo él.
Shawn me tomó de la cintura y el tacto cálido de su mano sobre mi cuerpo, llegaba incluso a través de la ropa. La piel se me erizó, como si una lombriz de electricidad me recorriera el cuerpo.
Me sacó de aquel lugar y pude respirar el aire fresco una vez que estaba afuera. Aquel respiro me hizo pensar en Sharon. Me sobresalté.
-¿Qué hora es?-le pregunté a Shawn.
Sacó su celular y miró la pantalla del mismo.
-Las ocho con cuatro-contestó, como si nada.
-¡Sharon ya está en casa!
-Conduciré rápido-dijo.
¿Esa era su respuesta? ¿Acaso me sentía más culpable yo que él? ¿Él se sentiría culpable al menos? Las preguntas revolotearon en mi cabeza con voz propia, mientras me esforzaba a mandarlas todas al rincón de mi mente. Callándolas.
Subí a la Hybrid de Shawn cuando este me abrió la puerta. El tiempo se me acababa; había pasado un buen rato con él, sin embargo para mí pareció sólo la prolongación de lo que dura un suspiro y ahora iba a ponerle final al día, a mi tarde con él.
Condujo hasta el departamento de Sharon, y en el camino casi no hablamos debido a que mi cabeza se encontraba hundida en pensamientos, buscando alguna manera de explicar la situación. Situación que a Shawn parecía no preocuparle.
Cuando llegamos y él estacionó frente al edificio, me congelé en el asiento por que aun no tenía el pretexto ideal para decirle a Sharon. Hoy era una de esas noches en las que la cabeza no me daba para más, más que para sostener el cabello.
El rugido del motor se detuvo y el silencio se produjo la instante.
-Listo, subamos rápido-dijo, Shawn, satisfecho del tiempo que había tardado en llegar. ¿Veinte minutos se le hacía poco?