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A pesar de que sus sentimientos hacia el capitán estaban claros, no entendía el por qué se sentía, de cierta manera, confundido.

Aproximadamente, había pasado un mes desde que esas acciones sucedieron.
No entendió muy bien lo que el sargento quiso decirle aquella vez.
"¿Por qué razón lo tocaba así?¿Acaso significa algo?¿Debería hablar con alguien de esto?" Y así, pregunta tras pregunta merodeaban en la mente del inocente joven.

Y para cuando se dió cuenta, aquellas sensaciones que sentía al ser tomado por el capitán, no eran del todo desagradables.
Sí, al principio se habrá asustado ya que para él era algo que nunca había experimentado, pero después de días, ya empezó a "extrañar"-si es que se le puede decir así-esas sensaciones en su virgen e inocente cuerpo.

"Recuerdo que el Heichõ me tocó aquí, se sintió tan extraño pero tan bien a la vez".

El adolescente se encontraba en su habitación sentado en la cama.
Tanto su mirada como sus pensamientos eran evadidos por la curiosidad.

Acercó su mano muy lenta y dudosamente a esa zona pero se detuvo al instante.

-Tsk...¿Qué demonios estoy haciendo?...-dijo en voz baja.

"Tal vez deba hablar con el Capitán Levi sobre esto..."

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.

El azabache se encontraba en su oficina observando unos papeles. Portaba una pequeña y humeante taza de café en una de sus manos de una manera particular, para luego acercarla a sus finos labios.
De pronto escuchó unos ruidos que provenían del otro lado de la puerta.

-Adelante.-La puerta se abrió y de esta se asomó un joven de ojos esmeralda. Se podía notar algo apenado.

-Err... Heichõ, soy yo...

-¿Qué quieres?

-Quería hablar un par de cosas con usted.

El mayor suspiró y luego accedió a la petición del otro invitándolo a pasar sin dejar de mirar sus papeles.

Eren entró en la sala cerrando la puerta detrás suyo.
Un silencio incómodo inundó la habitación y este estaba comenzando a ponerse más nervioso.

-¿Cuándo comenzarás a hablar? No tengo todo el día.

-Eh...bueno, quería hablarle sobre...sobre nosotros.

El más bajo le lanzó una mirada extraña que sin duda lo asustó un poco.

-¡S-sobre usted y yo!

-Bien.-Volvió a dirigir sus ojos a los papeles recargándose en el respaldo de la silla y cruzando las piernas.-Apresúrate que te he dicho que no tengo todo el día. No me gusta que den vueltas a la hora de hablar.

-Lo siento Heichõ, si usted está ocupado puedo volver en otro momento.

-Tch.-El azabache dejó sus papeles sobre la mesa y llevó su mirada al castaño.-Has venido a decirme algo y ahora me lo dices. No me hagas perder el tiempo, mocoso.

-Está bien. B-bueno yo...quería saber ¿Por...por qué lo hace...?-El mayor lo miró sin entender.

-¿Hacer qué cosa?

-Tomarme de ese modo cuando nadie nos ve. Es decir, ¿Acaso significa algo? Porque si es así me gustaría saberlo. Y ¿Qué es lo que en verdad siente cuando lo hace?¿No hay nada más aparte de eso?-El más bajo se quedó mirándolo en silencio por unos segundos.

-Tch. Son muchas preguntas mocoso.-Mientras hablaba, se levantaba de la silla y se dirigía lentamente hacia el chico.- Tu lenguaje corporal es muy fácil de leer, aunque tengo que admitir que a veces no sé qué es lo que pasa por tu mente y por lo tanto, no sé qué es lo que quieres. Quizá estés más cómodo con palabras...-Se detuvo en frente del menor.-O tal vez prefieras actos.-Eren sentía que los colores se le subían al rostro-¿Sabes?-Acercó su rostro al oído del menor para susurrar.-Sobre eso último, realmente no me molestaría darte una demostración.

El castaño no sabía ni qué decir ni qué hacer, pues el otro se había acercado demasiado a su rostro y, para cuándo se dió cuenta, le estaba tomando de la barbilla muy suavemente y cada vez se iba acercando más. De repente alguien golpeó la puerta desde el otro lado de esta interrumpiendo aquella situación.

El azabache se separó del castaño con un chasquido y dió permiso para abrir la puerta.

-Disculpe Heichõ.-Una mujer de baja estatura, ojos color miel y un hermoso cabello corto color marrón anaranjado, se asomó por la puerta con una agradable sonrisa.-Hay una reunión importante ahora mismo, por favor no falte.-Pequeños segundos después, pudo notar a Eren en la habitación.-Ah, aquí estás Eren. Mikasa te estaba buscando. Parecía un poco desesperada.-Rió amablemente y sin más, se retiró de la habitación.

-No creas que he terminado contigo mocoso.-Dicho esto se retiró de su oficina.

"El capitán...¿Me iba a besar?"

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Los dedos del azabache golpeaban impacientemente una y otra vez sobre la mesa de madera.
Quería irse cuanto antes de esa reunión, pues lo suyo ya estaba hecho.

Tenía ganas de seguir en donde había quedado con el mocoso, su paciencia no daba más.

Tiempo después, la reunión ya había acabado y el capitán regresaba a su oficina.

Al llegar, vió a la mujer de antes, Petra Ral, en frente de la puerta. Ésta era parte de su escuadrón.
Le había ofrecido una taza de café amablemente, a lo que el mayor la aceptó, agradeció y entró en su oficina cerrando la puerta detrás de sí. No sin antes despedirse de la chica.

Dejó la taza en su escritorio y se sentó en la silla suspirando y tirando su cabeza hacia atrás.
No podía dejar de pensar en aquél chico, mucho menos en los sentimientos que tenía por este.
Poco a poco, fue cayendo en un profundo sueño con un relajante sonido de lluvia de fondo.

Minutos después, la puerta se abrió lentamente dejando ver al joven castaño de hermosos ojos portando una bandeja con una taza de café y algunas tostadas en esta.
Al entrar por completo en el lugar, notó que el capitán estaba dormido sobre su escritorio. Se acercó y vió otra taza de café aún sin terminar y pareciera que estuviera algo fría. Sonrió levemente, dejó la bandeja en el escritorio y buscó una manta para cubrir al capitán con esta.
Abrió la puerta cuidadosamente y antes de salir, le dedicó una mirada tierna al azabache y pudo notar que aún conservaba ese ceño fruncido tan propio de él. Sonrió una vez más y cerró la puerta despacio para no despertarlo.

Al escuchar el ruido de la puerta cerrarse, el capitán abrió los ojos y miró hacia la puerta, luego dirigió la vista a la bandeja con café y tostadas y se dispuso a disfrutarlos.

Por su parte, Eren bajó a su húmedo y algo oscuro sótano. Se recostó en su cama cubriéndose con las mantas y se dispuso a dormir como todos, no sin antes pensar en su amado capitán.

By:ValentinaFigueroa558💕

Dime lo que Sientes [Riren] (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora