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"¡Louis Tomlinson basta!" Jay estaba realmente molesta, era la tercera vez en la semana que su hijo le pedía permiso para salir. Salía demasiado, no le gustaba porque no podía cuidarlo, no sabía con qué tipo de personas se iba a encontrar o si iban a hacerle daño.

"Mamá ¡vamos! Déjame ir, es solamente una reunión tranquila"

"Largo, pero vienes antes de la media noche"

"Está bien, adiós."

Y antes de que Jay pudiera decir algo más; tomó las llaves del mueble cerca de la puerta y se salió corriendo.

Jay tenía un presentimiento. No era la primera vez que Jay se sentía así pero temía porque nunca antes había terminado bien. Siempre acababa con Louis en sus brazos, pañuelos, helado y muchas lágrimas. Su hijo era demasiado noble.




Louis llegó al bar de siempre y justo como le había dicho en la llamada telefónica; ahí estaba Zayn.

"Hey!"

"Bro, creí que no venías."

"Tuve que luchar un poco con mi madre pero al final me dejó"

Ambos rieron, Zayn no era una muy buena influencia que digamos. Pero Jay sabía que lo protegería de todo así que lo dejaba estar con él.

"Y bien, ya estamos aquí. ¿Qué haremos? Sabes si ya vino?"

"No lo he visto pero creo que vendrá, al menos eso fue lo que Liam me dijo."

"Me asombra que recuerdes lo que hablaron, siento que nunca paran de besarse."

"Vamos, sabes que no hacemos eso."

"Pues deberían. Creo que llevan años gustándose sin decirse nada."

Y era cierto. Liam y Zayn se gustaban desde hace mucho tiempo, pero ninguno ha dicho nada. Tienen miedo claro. Y es que como podrían declararse y vivir su amor sin ser juzgados. Todos saben que la sociedad te cataloga de acuerdo a lo que piensan y no te dan la oportunidad de conocerte.

Simplemente te tachan.

Pero Louis hace mucho dejó de preocuparse por eso, tuvo demasiados problemas en el pasado, un gran corazón roto. Que le dejó muchas cosas con que luchar, pero ahí estaba Jay, siempre incondicional. Sabía que podía correr a ella en cuanto algo estuviera mal. Para consejos, para bromas, para cocinar juntos aunque él siempre ha sido un desastre. Era algo que llenaba y ayudaba a reparar cualquier corazón roto.

La noche transcurría, entre risas, tragos, baile; ambos eran un desastre pero eso no les impedía divertirse.

Louis no se había olvidado por completo del motivo principal de su salida. Y es que como olvidar esos ojos azules, esa cabellera rubia: Louis se preguntaba si lo teñía o era natural. Como sea que fuese, se veía bien. Solo había hablado con él una o dos veces pero le parecía encantador.

Luego de muchas canciones y baile desenfrenado, sonó una canción muy lenta para su gusto.

A. M. - One Direction

Y en el mismo momento en el que dejó de bailar y vio hacia la entrada pensando que debía tomar un poco de aire porque había bailado demasiado.

Lo vio...




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