El Limosnero.

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Una vez, un limosnero que estaba tendido a un lado de la calle vio a lo lejos venir al rey con su corona y capa. "Le voy a pedir algo, que seguro me dará bastante", pensó. Así, cuando el rey pasó cerca, le dijo:

-Su majestad, ¿me podría por favor regalar una monedas? -esperando que le dierá mucho.

Pero el rey mirandolo, reviró.

- ¿Por qué no me das algo tú? ¿Acaso no soy tu rey?.

El mendigo, sin saber qué responder, expresó:

- Pero su majestad... ¡Yo no tengo nada!

El rey con firmeza ordenó:

- Algo debes de tener... ¡Busca!

Entre su asombro y enojo, el hombre buscó entre sus cosas y pudo hallar una naranja, un bollo de pan y unos cuantos granos de arroz. Pensó que el pan y la naranja eran mucho para darle, por lo que molesto tomó cinco de los granos y se los entregó al rey.

Complacido, éste dijo:

- ¿Ves cómo sí tenías?

En seguida, premio su acción con cinco monedas de oro, una por cada grano de arroz. El mendigo dijo entonces:

- Su majestad... creo que acá tengo otras cosas.

Pero el rey no hizo caso y terminó diciendo:

- Solamente por lo que me has dado de corazón te puedo yo dar.

"A veces, Dios nos pide que le demos algo para demostrarle que él es lo más importante que hay en nuestra vida."

Besos 😘

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⏰ Última actualización: May 19, 2019 ⏰

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