Antes del viaje a Egipto.

32 2 1
                                    

Mi día va increíble, desperté con la poca luz que entraba de las cortinas, elegí mi mejor conjunto de ropa para sorprender al chico que me ha estado volviendo loca por todo el semestre. Su nombre es Will, lo conocí a inicios de este año; no he logrado tener una gran plática con él.
Desayuné mi comida favorita: chilaquiles verdes. Considero que la comida Mexicana es la mejor, la extraño desde que me mudé a Estados Unidos, aquí venden pura hamburguesa y tortilla frita con carne a lo que le hacen llamar "taco". Yo le llamo "El taco pirata" una gran y pobre imitación.
Betty me ayudó a escoger la ropa, dice que la blusa de color rojo queda bien con mi pantalón de mezclilla negro y converse color vino, así que yo no me negué, ya que ella estudia diseño fuera de la escuela y es por ello que sabe combinar los colores mejor que yo.
Llego a la escuela justamente cinco minutos antes de que suene el timbre y nos deje sordos como de costumbre. Me siento en mi lugar que está a la mitad del salón, perfectamente situado donde puedo platicar con Betty a gusto sin que la profesora (La cuál me odia, por diferentes razones, desde que inició el semestre) nos vea o sospeche, e igual puedo usar mi celular sin problema de que me lo quiten.
—¡Zafiro!—Grita Betty emocionada y me abraza con fuerzas, después voltea hacia atrás y susurra—.Will está en los lockers y tengo el perfume perfecto para que lo enamores en seguida, tiene hormonas.
Frunzo el ceño disgustada de lo último que dijo: "hormonas", se supone que con eso las mujeres atraemos a los hombres, no me gusta la idea. Mi amiga suele ser demasiado extraña, algunas veces.
—No quiero eso en mi piel—Río nerviosa—.A parte ahorita no pienso...
Mi vista se desvía al pasillo y veo a Will, el chico más guapo de la escuela. Tiene ojos azules, cabello rubio, piel perfecta... todo es perfecto en él. Su camisa blanca algo ajustada deja ver sus músculos bien desarrollados y un poco su abdomen, cualquiera se derrite ante él. Alguien como yo no tiene la oportunidad de salir con Will, hay mujeres mejor vestidas que yo y más lindas.
El perfume de Betty, en solo un rocío, me entra a la boca, después me humedece la piel del cuello y la ropa.
—¡Betty!
—Calla y ve—Me empuja hacia el pasillo y yo me desvío al baño.
—Oh Zafiro—Me detiene el que menos quiero ver en este momento vergonzoso. Me sonrojo al ver sus ojos azules—.Quería preguntarte si...
—¿Si?—Contesto atontada viendo sus labios finos y lindos.
—¿Me pasas la tarea de biología antes de que venga el profesor?
Volteo a ver a mi amiga que se encuentra detrás con los pulgares en alto echando ánimos.
—Claro...—Sonrío apenada. Por un momento pensé que el perfume servía, veo que no.
—Oh oye—Se resalta y sus ojos muestran un brillo—.¿irás al viaje?
—¿Cuál viaje?—Al de tu corazón bebé, creo que sí... Basta pensamientos obsenos.
—El de Egipto—Sonríe dejándome ver sus dientes perfectos.
—¡Oh claro! Sin falta—Necesito una bolsa para vomitar.
Le doy unas palmadas en el hombro como vil boba y corro con mi amiga que está agarrando sus cachetes desesperada.
—Lo sé, nunca lograré decirle lo que siento.
—¡Estabas a poco de poder dejarlo besando tus pies!
—Imposible—Agarro el cuaderno y lo pongo en la mesa de Will que está junto a mi.
Pensé que hoy iba a ser el gran día en el que le dijera que me gusta, pero la vergüenza me carcome por completo.
Mis tíos me reciben en la casa con un gran abrazo y mi maleta ya hecha, me la pasé empacando toda la noche con música a todo volumen. Ellos siempre han estado ahí para mí apoyándome en cada momento, incluso en mis dudas existenciales y sufrimientos amorosos, los cuales hacen enojar a mi tío hasta las entrañas, es algo sobre protector.
—Todo listo querida—Mi tía me planta un beso en la mejilla y me abraza junto a mi tío, de nuevo.
—¿Para ir al aeropuerto? Pero si todavía faltan horas para que el vuelo salga.
—Estás en lo correcto, pero no completamente—Responde mi tío con sus ojos llenos de emoción—.Vamos a ir a un restaurante para celebrar.
En verdad este es mi restaurante favorito. Sus paredes están tapizadas de imágenes de Rock y discos enormes, de los de viejos tiempos. La música está moderada y emocionante.
—¿Cómo se llama esta canción?—Pregunto cuando ya estamos sentados en los sillones rojos con la mesa de color negro.
—Chil...
—Yo le digo—Le interrumpe mi tía.
—Yo estaba por decirle.
<<Aquí vamos de nuevo>>
—Zafiro está de acuerdo a que yo le diga ¿Verdad?
—Miren.—Pongo mis manos sobre la mesa dando leves golpecitos con mis dedos—.Yo solo quiero saber el nombre.
—Y yo estaba por decírtelo hasta que tú tía interrumpió.
—Bueno si tanto...
Dejo de poner atención a la discusión al ver mi celular y buscar la aplicación de Shazam que detecta la canción con solo grabarla y así te da el nombre.
—¿Child o' mine?—Les interrumpo—.¿Sweet Child o' mine de Guns N' Roses?
—Yo te iba a decir eso—Contestan los dos al unísono.
Mis tíos se abrazan divertidos; puede parecer que discuten mucho pero lo hacen para molestarse el uno al otro. También son muy bromistas, tanto que un día mi tía despertó a mi tío de la forma más espantosa. Pues ella se había puesto una manta blanca con sus amigas y fingieron ser un clan no religioso. Mi tío terminó gritando del susto.
Después de comer las enormes hamburguesas con papas, entramos al coche y nos hacemos treinta minutos al aeropuerto.
Mi tío es gran fan del rock de sus tiempos así que pone la música a todo volumen casi estallando la bocina, canta con todas las ganas y fuerzas de sus cuerdas vocales, emocionado por cada coro.
Bajo la maleta del auto y cierro la cajuela con fuerza.
—¿Selló?—Pregunta mi tío divertido.
—No se volverá a abrir, tío—Contesto con gracia.
A veces me aterroriza el subir a un avión que volará por los aires a miles de pies en distancia al suelo. Podría fallar algo y entraríamos en caída libre.
Abrazo a mis tíos como si no los fuera a volver a ver, me dirijo al pasillo y desaparezco de sus vistas. Paso por varias zonas donde revisan las maletas, donde se tardan años. Me desespera tener que formarme y pasar por los arcos que detectan los metales.
Busco a mis amigos pero no encuentro a ninguno, han de haber llegado antes y están en la sala de espera. Al fin dentro, después de recorrer todo el lugar con mi vista, corro a la máquina de comida que está junto a unas sillas y saco dos bolsas de papas picantes, mis favoritas.
—¡Zafiro!—Me deberían de dar una moneda por cada vez que escucho a Betty gritar mi nombre, me haría millonaria—Estuvimos esperándote y no llegabas.
—Necesitaba despedirme de mis tíos.
Veo a Will sentado junto a su grupo de amigos de fútbol americano riendo y platicando entre ellos. Definitivamente soy fan de su sonrisa.
Me metí al grupo de porristas desde el primer semestre para poder apoyarlo en cuanto lo conocí y así acercarme a él, fue mi único propósito y hasta ahora no he podido platicar bien y poder hacerle conversación.
—Pasajeros del Vuelo 4018, el avión va a despegar en quince minutos, favor de abordar.
Betty chilla de emoción y me jala de la mano dirigiéndonos a la entrada del avión.
Will se sienta detrás de nosotras junto a su mejor amigo Chris.
—¿Ya viste quien está atrás?—Susurra ansiosa con sus manos en la boca.
—Claro que sí, idiota.—Me sonrojo al pensar en Will.
—De hecho he estado pensando.—Hace una sonrisita llena de maldad—¿Y si le cambias el lugar a Chris? y así estás junto a tu amado y yo junto al lindo de ojos cafés.
—Estás loca.
El avión despega y yo me aferro al asiento a garras mientras veo el pasillo para distraerme y no mirar por la ventana, que por suerte ahí se sentó Betty, ella estaba tan emocionada por ver las nubes.
—Al parecer Luxor está algo lejos—Comenta Will poniendo una revista de avión frente a mi cara.
—Estaremos horas encerrados en este pelícano con motores—Bromea Betty y le arrebata la revista-.Vamos a divertirnos un rato.
Mi amiga arranca pedazos de papel y los hace churro, en seguido lo pone en la boca de Chris quien está en su tercer sueño.
—Pásame un plumón, Zafiro.—Extiende su mano.
—¿Que te hace pensar que tengo uno?
—Eres la cumplida y se que tomarías nota para el ensayo de historia.
Le doy el plumón que pidió e inmediato le dibuja algo en la cara. Creo es un peligro estar con ella cuando se trata de un viaje de horas repletas de aburrimiento.
Después de unos minutos eternos decido dormirme, el dramamine ha hecho efecto para mi suerte, si no lo hubiera traído estuviera vomitando la hamburguesa por todo el camino.
Sueño cosas extrañas como de costumbre, por ejemplo: Betty bailando con Chris y después con el profesor de educación física, en seguida Gotzilla llega y le propone matrimonio, ella acepta y todos son felices, como si fuera una vida normal.
Despierto por unas pequeñas turbulencias e intento adivinar donde estoy, ¿No les ha pasado que duermen en otro lugar que no es su casa y despiertan sin saber dónde están por unos segundos? Pues a mi me pasa, pero después de unos segundos recuerdo que estamos en el avión en camino a Egipto.
Volteo a mi izquierda y me encuentro con Will recargado en la ventanilla viendo el exterior.
—Qué dem...—Me tapo la boca antes de decirlo y arrepentirme en un futuro, no es que no quiera estar a su lado pero ¿Cómo llegué hasta aquí? ¿Soy sonámbula de nuevo? La última vez amanecí en el jardín a una cuadra de la casa y ahora...
—Zafiro.—Me voltea a ver y sonríe—Te cargué hasta aquí para protegerte de ella.—señala a Betty que está luchando (con el plumón en mano) para zafarse de Chris quien la retiene alejándola de mi.
Mis mejillas arden fuego y opto por ir al baño para tranquilizarme. El chico que amo me cargó para protegerme de mi mejor amiga, me cargó, por culpa de mi mejor amiga.
Regrese fulminando a mi mejor amiga con la mirada. Me las va a pagar en cualquier momento, tarde o temprano, solo hay que ser pacientes.
Me siento de nuevo a lado de Betty y Chris vuelve a su lugar junto a Will.
—¿Al menos un Gracias?—Murmura mi amiga con algo de emoción. Yo la miro molesta.
Pasan horas y solo escucho mis propios mordiscos que doy al comer mis papas con chile. Es de noche, un vuelo nocturno, lo que lo hace más pesado; todos están dormidos y no hay con quien platicar. Este viaje se ha hecho una pesadilla, encerrados en un avión y recostados en una silla súper incomoda con las piernas entumecidas por el poco espacio qué hay entre cada asiento.

El GenioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora