18

6.2K 1.1K 207
                                    


—Por favor, por favor, por favoooor acompañame. — Taehyung le rogaba a Jimin, esto, para él, era importante. Le había costado convencerlo el año pasado también, pero está vez, el rubio parecía decidido.

—Taehyung, tengo que terminar este proyecto. A demás, ya te dije, es demasiado tonto lo que haces.

—Mira, si pudiera, lo haría solo, pero me puedo perder y eso me asusta.

— Ya llevas un año en Seúl, Taehyung. Deberías conocer la ciudad como la palma de tu mano.

—Jimiiiin, por favor, es por Tannie.

—Así no me vas a convencer. Sabes que quiero mucho a Yeontan, pero celebrar una fiesta de cumpleaños para él, ya me parece demasiado.

—Voy a llorar, Jimin, voy a llorar mucho si no puedo festejar su cumpleaños. Sólo se cumple tres una sola vez. Es la semana que viene y tengo que tener todo preparado.

—No.

—Por favor — suplicó casi en un berrinche.

—No-ho.

—Jimin, Jimin, Jimin —empezó a saltar — ¡Por favor, por favor, por favor!

—¡Bueno ya! Ve a cambiarte. —se levantó — Vamos por las cosas para su fiesta.

—¡Yey! — Taehyung saltó de alegría. Había ganado. Mas sabía que el año que viene, le costaría aún más.









—¡Oh! ¡También galletas! — Yongsun iba llenando el carrito con los productos de las góndolas al pasar.

Jungkook lo empujaba, casi recostado en él y con un sueño mortal. Pegó un bostezo. —¿Por qué vinimos tan temprano? Tu cumpleaños es dentro de una semana.

—¡Tengo que organizar todo antes! No se cumple nueve años dos veces.

Nueve años. No es nada especial.

Yongsun frenó de repente. —¡Jungkookie! Eso es grosero. Es especial para mí. Todos mis amigos vendrán.

"Todos esos amigos se perderán con los años."

—Callate. —infló sus mejillas, molesta. Siguió su camino sin esperar a Jungkook. —¿Por qué paras? Vamonos.

Jungkook, que se había quedado estático mirando a esa persona, parpadeó un par de veces y siguió su camino.










Entre pasillo y pasillo, Jimin y Taehyung buscaban aperitivos para la fiesta del can.
Taehyung fue por los lácteos y Jimin pasó por las galletas. A los perros les gustan mucho esas masas, ¿no?

Eligió un par y se iba a marchar, doblando por el siguiente pasillo, cuando escuchó que gritaron ese nombre tras de él. Se volteó y lo vio. Su respiración paró y su cuerpo tembló. Ahí estaba Jungkook y pudo captar lo que éste dijo con sus manos.
La niña que venía con él, siguió de largo, pero Jungkook se lo quedó viendo. Se estaban viendo, estaban mirándose. Jungkook, a quien Taehyung había estado buscando por las calles de la ciudad, estaba ahí mismo. Él mismo podría ir por Taehyung en ese instante, incluso podría gritar su nombre o darle aviso a Jungkook de que el pelirrojo vivía junto a él en la ciudad. Pero no lo hizo, sólo levantó la mano, intentando saludar al castaño, mas Jungkook siguió de largo. No le dio importancia, lo dejó ahí.

Lo vio doblar el pasillo y sólo salió del trance cuando Taehyung le habló.
—¡Jimin! Te estaba buscando. ¿Por qué tardaste tanto? Siento que tengo todo lo que necesito. ¿Vamos?

Jimin lo miró y no contestó. Podría decirle que vio a Jungkook, podría decirle que está pisando el mismo edificio que ellos, que ya no necesita buscarlo más, bastaría con esperarlo en la caja o en la salida para volver a verlo, bastaría con ir hasta allá y verlo, sólo verlo para que Taehyung tuviera un buen día. Pero, aunque quisiera negarlo o no sentirlo, él todavía tenía celos, y sabía que en cuanto ellos dos se encontraran, ni Taehyung se quedaría callado y quieto, ni Jungkook lo ignoraría. Ambos estarían felices de verse. Y muy en su interior, no estaba listo para ver a la persona que quería, feliz por alguien más.
—Creo que deberíamos comprar algo de carne también. —sonrió forzado—Ya sabes, y hacer unas brochetas o algo así.

—¡Genial! ¡Eso estaría super! Vamos. —dejó los productos de Jimin en el carro y tomó su mano para ir a la parte de las carnes.

Jungkook pagó sus compras y se fue.









[💕]

Taehyung se encontraba limpiando las mesas de la cafetería, su jefe le había pedido cerrar el local.
La campanilla de la puerta sonó y una niña corrió hacia él dando pequeños saltos.

—Señor, señor, disculpe. — le habló una vez lo tuvo en frente.

—¿Señor? Creo que voy a morir de un ataque al corazón. —se inclinó a su altura —¿Qué pasa, cariño? Estamos cerrando ya.

—Por favor, necesito usar el baño. — eso explicaba el extraño vaivén que realizaba y la manera en que movía sus pies.

—Oh, está bien —se enderezó y sacó unas llaves de su bolsillo. —Detrás de la barra hay una puerta, abrela con esta llave y busca el baño ahí.

La niña asintió y salió corriendo hacia allá.

El pelirrojo terminó de limpiar en lo que la pequeña castaña salió del baño. Sólo tenía que esperarla e irse.

—Señor, muchas gracias. —le devolvió la llave.

—Dime Taehyung, por favor, a penas tengo 19 y ya me estás dando nietos. — La niña se lo quedó mirando un largo rato y Taehyung pensó que tal vez lo había mal interpretado. —¡N-No lo pienses así! ¡No soy un pervertido!

—¿Taehyung?

—S-Sí.

—Yo sé de un Taehyung —dijo sonriendo.

—¿Ah sí?

Afirmó, estirando su brazo —¡Soy Yongsun!

Taehyung sonrió y dio un apretón a su mano. —Un gusto pequeña

—Ya me voy. Mi papá está esperando afuera — hizo una reverencia y corrió hacia el auto que la esperaba fuera.
Kim se acercó al ventanal para verla irse, pero casi se desmaya al reconocer al hombre que conducía. Se tropezó con la mesa en su intento de apresurarse corriendo a la salida, mas al salir, el auto ya se había marchado.

—No, no, no... Jungkookie...

Su pecho se oprimió. Tenía una gran pista ahí y la dejó ir.

¿Escuchas el latir de mi corazón? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora