-Ven, sígueme- una dulce voz femenina susurró.
"Había un sendero de piedras que llevaban hasta lo profundo de un bosque y después a un claro lleno de maleza color dorado, donde el bello pelo color negro carbón de aquella mujer resaltaba y brillaba. Se podía ver su sonrisa tan vívida como aquel día en el que miraba a la otra mujer con una gran dulzura y declaraba su amor eterno sin palabras. Recordaba ese día como uno de los más felices de su existencia, donde su mundo no tenía color ni sentido antes de ella".
Despertó sudada y bastante agitada, había sido sólo un sueño. Comenzó a calmar su respiración inhalando y exhalando lentamente, tratando de poner su mente en blanco. Se preguntaba porque le daba tantas vueltas a los recuerdos felices que tenía con Samantha, podía casi sentir entre sus dedos las hebras de su pelo negro carbón. Decidió volver a dormirse, se levantó hacia el baño a buscar en una de las repisas de allí el frasco con las pastillas para dormir. Parecía que no estaba ese frasco, ya había revisado las etiquetas de los frascos que tenía allí –que no eran muchos- hasta dar con aquel frasco. Abrió el frasco y sólo quedaban dos, las únicas que necesitaba para dormir. Tomó nota mental de comprar en el supermercado un frasco más de pastillas. Cerró la puerta del baño y se dirigió a su cama. Se metió en la cama y tratando de mantener la mente en blanco, se durmió.
"Sonaba música lenta a lo lejos, mientras ella y Samantha estaban recostadas sobre una manta viendo a las estrellas. Se levantó y le extiendo la mano para ver si quería bailar a lo que la pelinegra accedió. De noche, su pelo negro largo la envolvía como si fuera parte de la noche estrellada. Lentamente comenzaron a bailar, tratando de seguir el ritmo de la música que sonaba a lo lejos, que sólo parecía un eco. Sus caras se acercando cada vez más y sintió el momento en donde sus bocas se juntaron en un tierno beso lento. Por dentro quería derretirse por tanta ternura y dulzura en un solo beso, era tan apasionado, pero sin ser brusco e intenso. Se separaron por falta de aire y se quedaron abrazadas mientras juntaban sus frentes. Sentía su respiración acelerada por tanta cercanía, escuchó como Samantha comenzó a tararear una canción que..."
Despertó por el horrible sonido del despertador que indicaba la hora de levantarse para ir a trabajar, lo más doloroso de eso es recordar que antes Samantha la esperaba afuera 5 minutos antes de su descanso. Ahora sólo lo hacía por la necesidad de dinero para comer y poder vivir, otra vez su vida era monótona, pero con el recuerdo latente de lo que se siente haber sido feliz alguna vez. Se metió al baño y se miró al espejo. Parecía un zombi, ahora eran notorias sus ojeras, su pello parecía muy maltratado y descuidado, tenía la piel opaca sin brillo, sus piernas necesitaban depilarse urgentemente. Ella no tenía ganas como para arreglarse, pero la presentación era muy importante en una cafetería, Bob le llamaría la atención por llegar con una imagen miserable, después de haberle dado una semana libre.
Empezó por tomar una ducha, al meterse sintió como el agua caliente recorría su piel y de alguna manera la limpiaba desde lo más profundo. Se tomó su tiempo para lavarse el pelo y lavarse el cuerpo. Apagó el agua, agarró su toalla y buscó la crema depiladora en sus repisas. Mientras buscaba la crema escuchó un chapoteo en la regadera. Se acercó, abrió la cortina y vio a Samantha allí. Estaba sentada esperándola con su sonrisa cálida de siempre. Retrocedió, pero se resbaló por el agua que había en el piso y sé cayó hacia atrás. Asustada volvió a abrir la cortina y vio que allí adentro no había nada, pensó que sus pesadillas se materializaban de alguna forma. Decidió no darle muchas vueltas y continuar con lo que hacía.
Rebuscó en una bolsa el maquillaje que hace mucho que no usaba desde.... No valía la pena recordarlo, se maldijo mentalmente porque su mente había querido viajar hasta ese recuerdo. Sacó la base y el corrector, el lápiz para las cejas, delineador, rímel y un lápiz labial que decía "scpicy caramel". Se puso frente al espejo y comenzó aplicándose una gruesa capa de corrector en las ojeras pronunciadas que tenía. Realmente no sabía maquillarse, Samantha la maquillaba a ella. Lo único que recordaba es que le ponía una base ligera y algo de rubor, así que hizo un vil intento de hacer lo mismo. Admitió que se veía mucho mejor, las ojeras ya no se notaban tanto, se veía mucho mejor que cuando se levantó. Fue a su clóset, sacó una blusa de manga corta negra y se puso una sudadera verde encima. Combinaba con sus jeans negros y sus botas Dr. Martens negras. Se sintió satisfecha, fue por su bolsa que estaba en la cocina, recogió sus llaves y salió hacía la cafetería.
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Recuerdos
Short StoryElla terminó una relación. Recuerdos que la atormentan, recuerdo de lo bello fue su romance con Samantha. Perseguida por el fantasma de lo que fue Samantha en su relación. Bajo todo el tormento que sufre por los recuerdos... ¿Enloquecerá? Historia b...