Capítulo 18

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Él, con la respiración un tanto agitada, se acercó a besar mis labios mientras nuestros cuerpos se sincronizaban entre gemidos de placer y se hacían uno.

(...)

—_____, despierta princesa, ya podemos irnos.
Abrí uno de mis ojos y me removí en el asiento suspirando un poco.
—¿estamos en el cielo?—pregunté volviendo a cerrar los ojos y estirando mis brazos.
— no nena, estamos en la comisaría.

Y fue ahí cuando recordé y me levanté de la forma más rápida que pude. Chris soltó una carcajada al ver mi reacción, pero la calló al hacerse presencia la figura de un flaco policía.

—vamos jóvenes, ya pagaron su fianza—dijo con una voz notablemente gruesa.

Tomé mi chaqueta dándome cuenta que tenía esposas sobre mis muñecas, y vi de reojo a Chris que me daba el paso para poder salie. El policía cerró la celda tras nosotros y nos soltó las esposas pudiendo por fin tener una mejor movilidad.
Y mientras caminábamos por el pasillo mis mejillas se volvían más rojas al recordar todo.

Digamos que después de que hayamos tenido sexo con Chris en la playa...la cosa nos quedó gustando, y cuando se suponía que nos íbamos volvimos a tener relaciones pero ahora contra un árbol como unos verdaderos animales. Lo malo es que a pesar de ser de noche, una abuela que pasaba por ahí haciendo su trote, como todos los días a esa hora, nos vio en pleno acto y llamó a la policía.

La policía llegó, nos pidió que nos vistiéramos y tuviéramos este tipo de actos en un lugar privado.

Hasta ahí todo bien porque al menos podíamos irnos, pero en cuanto levantamos nuestras cosas la botella de vodka se cayó de las manos de Chris y el delito fue un tanto más grave porque estabamos bebiendo en vía pública y a parte, después de tomarnos el test de alcoholemia, se dieron cuenta que el conductor no estaba manejando en buenas condiciones.

No te vayas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora