BROKEN ||Bloody Painter y Tú||

XX

Pov _____:
Después de regresar de la ciudad, ambos nos dimos una ducha; primero yo y al final Helen, no quiso entrar antes.

Tal vez no debía estar en su cuarto de dibujo, pero era muy tentador si la puerta estaba medio abierta y se apreciaban un par de dibujos desde afuera.

Habían de Puppeteer usando a personas de marionetas.

Habían de las pesadillas de Jason. Lo supe porque en algunos él aparecía.

Habían de un chico de lentes. Algunos dibujos estaban tachados con la misma pintura roja; otros dibujos hacían referencia a que aquel chico ya estuviera muerto.

Los últimos dibujos que encontré estaban algo escondidos o detrás de otros dibujos, al final supe la razón.

Helen había estado dibujándome. Los dibujos que había hecho de mí estaban más detallados que los anteriores de Puppeteer, Jason y el otro chico.

Había hecho uno cuando me ayudó con mi herida.

Cuando me acompañó con mi madre.

Cuando asesinamos juntos.

Cuando le entregué el frasco con mi sangre.

El último era más reciente; cuando enfrenté a Jason para evitar que le dañara.

—Tú no debes estar aquí —me sobresalté al escucharlo—. _____ Myers, sal de esta habitación, por favor.

—Helen —lo miré—. Disculpa... solo tenía curiosidad —hice una pausa y sonreí—. Me gustan tus dibujos.

—No puedes estar aquí —entró a la habitación y caminó rápidamente hacia mí—. No debiste ver esos dibujos, debí dar esa regla an... —lo interrumpí—.

—¿Por qué me has dibujado? —fruncí el ceño y Helen permaneció en silencio—. Ni siquiera te lo he pedido.

—Vete ahora.

—Helen Otis, por favor.

—_____ Myers —suspiró—.

Me sorprendí al verlo arrodillarse en el suelo, ponerse cabizbajo y comenzar a sollozar. Algo estaba mal y no sabía si era por mi culpa.

Dejé los dibujos con cuidado y rápidamente me acerqué para abrazarlo. Correspondió sin dudarlo y comenzó a llorar.

Acaricié su cabello aún sin entender nada de lo que estaba pasando. Helen me abrazó más fuerte y estuvimos así durante un buen rato.

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—Tom causó todo... y por mi culpa murió —habló Helen dejando el vaso con agua que le había preparado en la mesita de la pequeña sala—.

—Las cosas suceden por algo —me encogí de hombros y tomé su mano para tranquilizarlo—. No es tu culpa.

—¿Por qué debía pasar? —frunció el ceño mientras me miraba—. ¿Debía ser un creepypasta? ¿Debía ser el mejor amigo del titiritero? ¿Debía conocerte? —hizo una pausa y miró hacia otro lado—. Disculpa.

—No te disculpes —suspiré—. Desconozco la razón de todo lo que te pasó.

—Me siento como un niño pequeño al querer saber el porqué de todo —bebió un poco de agua—. Ni siquiera sé por qué me siento tan extraño.