La otra.

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Pasaron unos cuantos meses mientras me acostumbraba a mi nueva vida con Alberto.

Pero en este mes paso algo extraordinario, el abuelo de la hija de Alberto, cedió en darle a la niña con tal de que no hubiera juicios.
Obviamente el acepto.

Una semana después llegó Kate.
Ella tenía 8 años y yo tenía 10 así que éramos casi de la misma edad.

Al principio yo tuve celos de ella ya que llamaba a mi madre mama.
Pero luego me termine acostumbrando, ya que era una niña que realmente lo paso muy mal con su abuelo y se le notaba en la cara que estaba encantada con nosotros.

Como mi padre y yo vimos que Alberto había recuperado a Kate y estaba trabajando de camarero, no pensábamos que iba a volver a meterse en las drogas unos meses después.

Todo iba bien, ninguno sospechábamos de nada.

A Kate la metieron en mi colegio y se pasaba la mayoría de veces conmigo en los recreos, 

Cuando llegábamos a casa, a veces discutíamos, pero yo creo que es nos ha pasado a todos la mayoría de veces a los que tenemos hermanos.

Llega la navidad, empezamos a abrir los regalo y ahí, es cuando empece a sentir bastantes celos de Kate y mi madre. Yo había pedido una Nancy para peinar y maquillar pero sin embargo... se la trajeron a ella. Yo a esa edad ya sabía que Santa Claus no existía por eso me molesto mucho más.

Cuando empezó a usarla, la pedí que si me la dejaba a lo que ella me contesto que no, que era solo suyo. Al tanto, me fui a decírselo a Alberto para que hablara con ella sobre el tema de compartir. 

Nada más entrar a su habitación, le vi metiendo unas bolsas en la maleta de viaje, al principio, no sabia lo que era y tampoco me importaba mucho en ese momento.

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⏰ Última actualización: May 24, 2019 ⏰

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Mi vida sin punto finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora